El juez retrasa la vista de los hermanos Menéndez para pedir su libertad a finales de enero
Lyle y Erik Menéndez, que asesinaron a sus padres en 1989 y llevan más de 30 años en prisión, han comparecido en un juzgado por primera vez en 28 años, aunque finalmente por teléfono, no presencialmente ni por videollamada
Las expectativas eran evidentes, aunque han quedado un poco diluidas: ha habido hasta una lotería para poder ver en vivo y en directo a los hermanos Menéndez. Lyle, de 56 años, y Erik, de 53, han comparecido en la corte de Van Nuys, una ciudad al noroeste de Los Ángeles, California, y perteneciente al mismo condado, este lunes 25 de noviembre a las 10.30 de la mañana hora local. Eso sí, lo han hecho no de manera presencial. Iban a entrar por videoconferencia, y no lo han logrado por problemas técnicos, así que su comparecencia se ha quedado en telefónica. Sin embargo, al no tener que participar ni responder a preguntas, solo han escuchado, ni siquiera han hablado. Esta era la primera vez en 28 años que estaban convocados y se les podía haber visto en público. La prensa local lleva semanas anunciando su visita a la corte, por lo que decenas de personas se han acumulado a las puertas del juzgado desde las cuatro de la mañana para poder ver a los asesinos más mediáticos del momento, aunque se han quedado con las ganas.
En esta vista, el juez Michael Jesic ha decidido posponer a finales de enero la audiencia que los hermanos tenían pendiente para el 11 de diciembre y en la que se podía decidir su libertad. Lyle y Erik mataron a sus padres, José y Kitty Menéndez, el 20 de agosto de 1989 en su mansión de la calle Elm de Beverly Hills, en California. Fueron detenidos en marzo de 1990 y, tras dos juicios, condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en 1996. Sin embargo, sus abogados llevan años —incluso antes de que apareciera la mediática serie de Netflix que ha vuelto a ponerles en la palestra— dándole vueltas al caso. De ahí que ahora busquen, a través de dos vías diferentes, dejarles en libertad, ya sea a partir de una petición de habeas corpus que contemple nuevas pruebas o de una nueva sentencia. El fiscal general de Los Ángeles, George Gascón, dio su visto bueno a esta segunda opción a finales de octubre, recomendándole al juez esa nueva sentencia. Sin embargo, ahora que ha perdido la reelección contra Nathan Hochman, todo ha quedado en pausa para, finalmente, retrasarse un par de meses.
Ante la vista fijada para diciembre, Hochman ya había dicho que quiere revisar el caso y conocer “a fondo los hechos más relevantes, las pruebas y la ley” para ver si realmente pide esa resentencia; intentará ir “lo más rápido” posible, asegura. Esta sesión del lunes está relacionada con el habeas corpus, con una petición que viene desde hace un año, de mayo de 2023, pero también ayudaba a determinar si esa vista prevista para la resentencia en poco más de dos semanas seguía en pie o no. Finalmente, el juez ha decidido que siga adelante, pero le ha dado más tiempo al fiscal, como este quería: se retrasa a los días 30 y 31 de enero. El abogado de los Menéndez, Mark Geragos, ha afirmado que espera que “para cuando eso acabe, más o menos, los hermanos sean liberados”.
El juez Jesic ha pedido a los hermanos, que permanecen en una prisión en San Diego, que comparezcan en una sala, eso sí, sin cámaras ni teléfonos móviles: los asistentes los han tenido que depositar en una bolsa. El público ha recibido un boleto entre las ocho y las nueve de la mañana y a las 9.30 se sortearon las 16 plazas para poder sentarse en la sala, más otras dos para seguir la jornada de pie. Además, en Van Nuys también estuvieron familiares de los hermanos que, en general, abogan porque sean liberados.
Los abogados exigen ahora que haya un cambio en su pena debido a las nuevas pruebas. Hay tres importantes. Primero, una carta escrita por uno de los hermanos a su primo, Andy Cano, donde le contaba los supuestos abusos sexuales a los que le sometía su padre, José. La misiva, datada de nueve meses antes de los asesinatos, fue publicada por el periodista Robert Rand. También hay otra carta, esta de Lyle a Erik, datada de 1990, es decir, cuando ya estaban en la cárcel esperando juicio, donde se habla de los abusos. La tercera es que, el pasado 2023, el cantante Roy Roselló, miembro de la conocida banda juvenil puertorriqueña Menudo, célebre en los noventa, dio a conocer en una serie documental que había sido violado por José Menéndez cuando solo tenía 14 años. La defensa pidió incorporar ese testimonio entre las nuevas pruebas. Si el juez las tomara en cuenta, una nueva sentencia podría permitirles salir en libertad condicional. Además, como cometieron el crimen antes de cumplir 26 años (Lyle tenía 21; Erik, 18), la pena máxima sería de 30 años, que ya han cumplido.
Los hermanos nunca negaron el asesinato de sus padres, pero sí argumentaron que habían sufrido abusos por su parte y que temían por su vida. Aunque en el primer juicio, en 1993, se escucharon sus argumentos, este fue declarado nulo; en el segundo, entre 1995 y 1996, se tuvieron menos en cuenta y fueron sentenciados por un asesinato en primer grado. Ahora, los abogados de la defensa de los Menéndez argumentan que esas nuevas pruebas son más que suficientes para demostrar los abusos y, por tanto, rebajar la pena. Además, los letrados argumentan que se han rehabilitado, que han estudiado y ayudado a otros presos: “Si fueran las hermanas Menéndez, no estarían en prisión. Hemos evolucionado. Ya es hora”. En un programa de televisión hace unas semanas, Gascón también aseguró que “dadas todas las circunstancias”, él creía que “no merecen estar en prisión hasta que mueran”.
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