Los afrolatinos temen ser borrados del próximo censo de Estados Unidos
La campaña ‘Latino/Hispano no es una raza’ busca vencer la invisibilidad por el modelo de preguntas dirigido a la comunidad. El último recuento suma 1,2 millones los afrolatinos, pero el centro Pew los cifra en seis millones
Guesnerth Josué Perea recuerda perfectamente las respuestas que dio en el formulario del último censo llevado a cabo en Estados Unidos en 2020. ¿Es usted de origen hispano, latino o español? Marcó “sí” y especificó en la casilla correspondiente que es colombiano. ¿Cuál es su raza? Seleccionó “negro”. Se identificó “claramente como un afrolatino de origen colombiano”, en sus propias palabras. Pero está convencido de que el Gobierno federal no lo clasificó como tal, sino que lo contó como una persona de múltiples razas. “Lo sé porque indiqué que nací en Colombia, lo que tomaron como una raza en sí misma, y luego vieron que también puse negro, así que me contaron como multirracial. Es decir, en los datos del censo no figuro como un hombre afrolatino”, explica.
Perea, director ejecutivo del Foro Afrolatino, un centro de investigación centrado en la negritud dentro de la latinidad, señala que la Oficina del Censo lleva al menos dos décadas calculando mal la cantidad de afrolatinos que residen en Estados Unidos. Según los datos del último censo, son solo 1,2 millones. Sin embargo, el centro de estudios Pew los cifra en 6 millones de personas. Esta discrepancia se debe a cómo el Gobierno recopila datos sobre la comunidad. Hasta hace unos meses, los latinos tenían que responder dos preguntas sobre su identidad cada vez que rellenaban un cuestionario federal, como lo hizo Perea en 2020. Primero se les preguntaba si eran hispanos o latinos y luego se les pedía que eligieran una raza: blanca, negra, indígena de las Américas, asiática o “alguna otra”.
Sin embargo, el pasado mes de marzo la Oficina del Censo anunció que de ahora en adelante hispano o latino se considerará una categoría de raza y etnia, tanto en el próximo censo de 2030 como en otros cuestionarios de este tipo. Con el cambio, las dos preguntas quedan consolidadas en una: ¿cuál es su raza y/o etnia? Los encuestados podrán elegir entre siete opciones: entre ellas, hispano o latino, negro o blanco. La pregunta añade que se podrá marcar más de una casilla, aunque si solo marcan una —por ejemplo, hispano o latino— se considerará una respuesta completa.
Al anunciar el nuevo método, la Oficina del Censo explicó que el cambio refleja los resultados del censo de 2020, en el cual la mayoría de los latinos no identificaron su raza como blanca, negra o asiática y, en cambio, tendieron a elegir la opción de “alguna otra raza” o no responder a la segunda pregunta. En concreto, el 42% de los 62 millones de latinos encuestados en 2020 eligieron la categoría de “alguna otra raza”. “Durante las últimas décadas, la población de ‘alguna otra raza’ ha aumentado, en gran medida impulsada por el incremento de la población hispana que no podía declarar fácilmente su identidad hispana en la pregunta separada sobre la raza”, indicó la agencia federal. Además, la oficina se justificó señalando que varios estudios demuestran que los latinos prefieren identificarse simplemente por su etnia, no por su raza.
El nuevo estándar fue aplaudido por organizaciones que durante años han abogado por una sola categoría para latinos, considerando la pregunta en dos partes un planteamiento erróneo y confuso para latinos. Sin embargo, entidades enfocadas en afrolatinidad lo ven como un gran fallo. Para empezar, recalan que raza y etnia son dos conceptos distintos. No son categorías que puedan utilizarse indistintamente en una misma lista, como sugiere la Oficina del Censo. Nancy López, socióloga y profesora en la Universidad de Nuevo México y colaboradora del Foro Afrolatino y la Coalición de Afro Latinos, explica la diferencia: “Raza tiene que ver con el aspecto de una persona, con rasgos físicos como el color de piel y la textura del pelo. Es un estatus social. Etnia tiene que ver con la herencia cultural de nuestros países”.
El principal problema, señala López, es que la Oficina del Censo, en sus cuestionarios, nunca se ha parado a “clarificar la diferencia” entre ambos conceptos. Por tanto, los latinos encuestados, sean afro o no, han respondido la pregunta como han podido con la poca información a mano. Pero eso no quiere decir que los latinos no sean conscientes de su identidad racial, recalca la experta. “No es cierto que la gente no sepa su raza”, sentencia. Lo que sí es cierto, añade, es que la Oficina del Censo ha intentado manipular de manera sistemática a los latinos encuestados al plantearle preguntas sin ninguna explicación. López lo llama “statistical gaslighting”.
Una única pregunta
En lugar de mantener etnia y raza separadas y explicar la diferencia entre las dos preguntas, como muchos expertos llevan años recomendando, la Oficina del Censo optó por combinar ambos conceptos en una sola pregunta. Investigadoras afrolatinas como Tanya Katerí Hernández explican que el cambio acabará confundiendo más a la gente. “Cuando pones la opción de latino o hispano en la misma lista con categorías raciales, el latino pensará: ‘oh, esas otras categorías son para los estadounidenses de habla inglesa. No me aplican a mí porque mi casilla es la de latino y está aparte’”, señala Hernández, profesora en la facultad de derecho de la Universidad Fordham y autora del libro Racial Innocence: Unmasking Latino Anti-Black Bias and the Struggle for Equality.
Es decir, muchos latinos marcarán su casilla y ninguna otra, independientemente de su raza. Lo harán porque creerán que las otras categorías raciales no los incluyen. Según Hernández, cuando un latino ve la categoría de blanco en el censo u otro cuestionario de este tipo, piensa que se refiere a “blancos norteamericanos, los descendientes de los primeros colonos de habla inglesa que llegaron a América. Similarmente, cuando ven negro, creen que solo se refiere a afroamericanos”. Por tanto, este cambio llevará al borrado de los afrolatinos en las estadísticas y a una infravaloración de la diversidad racial dentro de la comunidad latina.
“Con este cambio, el Gobierno busca que la gente no se anime a marcar varias casillas, aunque la nueva pregunta diga que pueden marcar todas las que correspondan. El marco de la pregunta en sí no lo fomenta, por lo que vamos a tener menos datos sobre cómo la raza afecta a los latinos”, argumenta Hernández. “El método del censo anterior, que mantenía la etnia hispana separada de la raza, al menos nos permitía llegar a las maneras en las que el racismo marca la diferencia dentro de la latinidad. Porque aunque todos podemos estar expuestos a la discriminación étnica, no todos estamos expuestos al mismo tipo de discriminación racial, de color de piel”, añade.
El hecho de que haya una pregunta o dos y cómo están formuladas importa porque los datos del censo, además de ser un recuento de la población del país, también reflejan la discriminación a la que se enfrentan distintos grupos y si se protegen o no los derechos civiles. “Estos datos nos ayudan a entender si hay desigualdad a la hora de votar, si hay desigualdad en el acceso a una vivienda justa, si hay o no discriminación en el empleo, si hay igualdad de oportunidades en la educación”, explica López. Además, aunque el cambio en la categorización de etnia y raza fue hecho a nivel federal, el efecto va más allá. Muchos investigadores, gobiernos locales y estatales y organizaciones sin ánimo de lucro usan las cifras del censo para distintos proyectos y campañas.
Para López, la solución ideal sería tener tres preguntas distintas: ¿es usted latino o hispano? ¿De qué país es originario? ¿Cuál es su raza? “Y especificar que por raza nos referimos a su estatus social, que tiene que ver con sus rasgos físicos, principalmente su color de piel, no con su herencia cultural”, añade la socióloga.
El problema con “alguna otra raza”
Entre el censo de 2010 y 2020, un total de 45 millones de latinos marcaron la casilla “alguna otra raza”, o escribieron una respuesta que la Oficina del Censo clasificó en esa categoría. Entre ambas encuestas, el número de latinos contabilizados como de “alguna otra raza” aumentó un 41,7%. Ese incremento preocupó a muchos investigadores, quienes consideraban que los datos estaban fallando en reflejar la identidad racial de la comunidad latina. Por tanto, el Gobierno aceptó revisar la manera en la que hasta ahora se les estaba preguntando a los latinos sobre su raza y etnia.
Se supone que la nueva pregunta aprobada en marzo debería remediar este problema y que el porcentaje de latinos identificados con “alguna otra raza” disminuya. Sin embargo, expertas como Hernández opinan que el Gobierno “tomó un atajo”. El cambio en la pregunta, añade Hernández, no hace nada para abordar por qué el 42% de los latinos eligieron esa opción para empezar. “Ahora ese 42% de encuestados puede marcar la casilla de hispano y seguir con su vida. Querían deshacerse del problema de ‘alguna otra raza’ y lo hicieron, pero lo hicieron sacrificando la finalidad de los datos raciales del censo, que es garantizar los derechos civiles de todos”, explica la abogada.
Al mismo tiempo, Hernández destaca el otro lado de esa estadística: si el 42% de los latinos encuestados indicaron “alguna otra raza”, eso quiere decir que el resto sí eligió al menos una de las razas incluidas en la lista. “Ese dato significa que hay casi un 60% de latinos que sí contestaron a la pregunta de raza. Es decir, no tuvieron ningún problema en decir que son blancos, que son negros, que son asiáticos, además de ser latinos”, señala.
“Tenemos que seguir insistiendo”
A pesar de que el cambio ya fue aprobado, las agencias federales tienen 18 meses para elaborar planes de cumplimiento y hasta cinco años para ponerlos en práctica. Por tanto, desde el Foro Afrolatino insisten en que seguirán dando la lucha. “Dada la terrible forma en la que está formulada la pregunta, la carga de educar a la población sobre la necesidad de marcar varias casillas recae sobre nosotros, los latinos”, apunta Hernández. Una de las maneras en las que concienciarán a la comunidad latina será a través de la campaña Latino/Hispano no es una raza, que cuenta con la participación de más de 45 organizaciones de todo el país.
“Al mismo tiempo, seguiremos presionando a la Oficina del Censo para que clasifique adecuadamente las respuestas de los latinos. Una cosa es animar a los afrolatinos a marcar varias casillas, la de latino y la de la raza negra, pero eso no garantiza que la Oficina del Censo los cuente como debe”, señala Hernández. Se refiere a lo que le ocurrió a Guesnerth Josué Perea cuando rellenó el último censo de 2020. Como él, miles de afrolatinos fueron erróneamente clasificados como personas multirraciales.
Perea recomienda evaluar cómo el centro de estudios Pew recopila sus datos sobre afrolatinos. En su último informe de 2022, investigadores de Pew concluyeron que, en vez de usar una pregunta de dos partes como la que empleaba la Oficina del Censo hasta hace poco, “si se pregunta directamente sobre la identidad afrolatina, se obtiene una proporción mayor de encuestados que se identifican” como tal. Es decir, ir al grano: ¿es usted afrolatino o afrolatina? Según Pew, seis millones de personas dirían que sí, el 12% de toda la población latina en el país.
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