La transformación de las ciudades

Cojamos la bandera de la Expo 27 para transformar lo que nos rodea y trabajar por la ciudad de los 15 minutos, los bosques urbanos, la atracción de los nómadas digitales”. El alegato de Rafael Sánchez Durán, director general de Endesa para Andalucía y Extremadura, resuena en el antiguo edificio de Tabacalera, sede del Polo de Contenidos Digitales de Málaga, y escenario de La transformación de las ciudades. Si el evento organizado por ...

Cojamos la bandera de la Expo 27 para transformar lo que nos rodea y trabajar por la ciudad de los 15 minutos, los bosques urbanos, la atracción de los nómadas digitales”. El alegato de Rafael Sánchez Durán, director general de Endesa para Andalucía y Extremadura, resuena en el antiguo edificio de Tabacalera, sede del Polo de Contenidos Digitales de Málaga, y escenario de La transformación de las ciudades. Si el evento organizado por Retina con el impulso del Santander, el patrocinio de Endesa, NTT Data como socio anual, y el Ayuntamiento de Málaga como entidad anfitriona, pretende recorrer los futuros urbanos posibles desde el punto de vista de la innovación, la tecnología, la sostenibilidad y la cultura, Sánchez Durán resume la aspiración en un nombre: Bauhaus, movimiento de 1919 del arquitecto alemán Walter Gropius retomado ahora por la Comisión Europea como Nueva Bauhaus Europea para pensar cómo deben ser los espacios en los que se desarrolla nuestra vida, arquitectónica, urbanística, medioambiental y culturalmente hablando.

Ejemplo a tener en cuenta

La ciudad andaluza es un buen lugar para hacer esta reflexión, en la que lleva inmersa más de 30 años. “Este evento no lo hacemos en Málaga sino desde Málaga y para el mundo”, matiza Jaime García Cantero, director de Retina y conductor de la jornada. “Málaga ha venido haciéndolo muy bien desde 1983, ha tenido buenos alcaldes”, concede el arquitecto y urbanista Salvador Moreno Peralta. Hasta la candidatura de la Exposición Internacional de 2027, que finalmente se ha llevado Belgrado (Serbia). “¿Hacen falta las expos? No; son escaparates”, se muestra crítico. Pero sí anima a utilizar el lema de la campaña, La era urbana: hacia la ciudad sostenible, como brújula. “No somos sostenibles; sostenibilidad no es medir CO2 al pie de los edificios, es un concepto más amplio y complejo, que va más allá de lo verde” e incluye la pobreza, la inequidad, la falta de espacios renaturalizados y de calidad. Convertido en el Pepito Grillo de este encuentro, habla de la subida de los alquileres en la capital andaluza, y lamenta que poca gente pueda ya vivir en su centro.

Aunque reconoce también que la ciudad está en ello, work in progress, dice, y que se encuentra en una posición de privilegio para convertirse en una plaza fuerte de lo glocal. El concepto, admitido por la FundéuRAE, define todo aquello “que hace referencia a factores tanto globales como locales o reúne características de ambas realidades”. En La transformación de las ciudades, alude al papel cada vez más relevante que van a jugar las urbes de tamaño medio, que no son ni las grandes metrópolis ni la España vaciada, en el futuro. Un tamaño apetecible para el grupo Santander en su estrategia de diversificación de hubs de especialización. “Su rol es el de gestionar lo global y lo local simultáneamente, con equipos multi-localizados, y alineados todos en la misma dirección”, describe Lorenzo Rapún, director general de Santander Digital Services.

Modelos descentralizados

“Solemos decir que, cuando nos juntamos en Madrid para hacer cosas, pensamos todos como madrileños”, bromea Rapún, que admite que las soluciones del grupo están muy concentradas en Madrid, o en los propios bancos, y que hay que evolucionar hacia un modelo más descentralizado “para aportar más valor y encontrar el mejor talento allá dónde esté”. Para ello cuenta con un centro en Cantabria, “por razones históricas”, dos de coordinación para Europa (en Varsovia y Lisboa), y uno más en Latinoamérica. También, desde hace 14 meses, con un segundo hub tecnológico para España localizado en Málaga. ¿Por qué? “Valoramos el acceso al talento, y al talento experimentado, el volumen de egresados en STEM o la capacidad de innovación, además de factores económicos, sociales, coste de la vida”, responde Rapún. La existencia de la escuela de programación 42 Málaga fue un punto a favor; que fuera una ciudad atractiva para trabajadores internacionales, otro.

“Los lugares fuertes de la nueva economía del conocimiento son aquellos que eligen los trabajadores del conocimiento”, indica Moreno Peralta. Por las condiciones laborales, por supuesto, pero también por su calidad de vida, clima, cultura, gastronomía, seguridad, sanidad, educación. “Málaga permite conciliar la vida personal y profesional, y ofrece un ecosistema empresarial y tecnológico en el que puedes crecer y desarrollarte profesionalmente”. Alicia Izquierdo, concejala del área de Innovación del Ayuntamiento malagueño, sabe muy bien de qué habla: ella misma es una de las retornadas que ha regresado a su ciudad de origen después de más de 20 años trabajando en multinacionales por todo el planeta. “Al final, vives mucho tiempo fuera, entiendes qué se hace bien, y mal, y te traes de vuelta ese conocimiento, ese aprendizaje, que es riqueza”, detalla.

“Esta semana han contactado con el ayuntamiento dos empresas que se quieren establecer aquí: una de Berlín, otra plantea instalar su centro de I+D para Europa. Hay un efecto llamada”, asegura. Lo que conlleva una competencia interna por el talento, y “cierta rotación” en las plantillas que a Izquierdo le parece positiva, “puesto que supone una mejora para la vida del empleado”. Coincide con Moreno Peralta en que el “crecimiento rápido y acelerado” conlleva problemas como el de la subida de precios de la vivienda, y que, “acorde con el éxito”, hay que hacerle sitio a más personas, y a más empresas. En este punto, recuerda que la Estrategia 2030 de la capital contempla un salto de escala, de ciudad a metrópolis, con un desarrollo urbanístico orientado a conectar e integrar municipios. ¿Habrá mejor proyecto de sostenibilidad que coger una ciudad y revisarla de arriba abajo en temas de vivienda, urbanismo, gobernanza, espacios públicos o acceso a los servicios?, plantea Moreno Peralta, defensor de que el movimiento sea implosivo más que expansivo.

Concentraciones al alza

Las urbes solo ocupan el 3% de superficie del mundo, según datos de la ONU recogidos por García Cantero al comienzo del evento. Pero generan el 80% de contaminación, también el 80% de la riqueza. El 88% de los habitantes de España vivirán en ciudades en 2050, según España 2050 (grupo de prospectiva de Presidencia). No se puede imaginar el futuro sin estas concentraciones de viviendas, asfalto, personas, pero sí se puede atisbar el horizonte desde el presente de una de ellas. Es lo que busca Endesa con el desarrollo de eCity Málaga, que utiliza un entorno acotado como es el parque tecnológico a modo de “laboratorio urbano” (la cita es de Sánchez Durán) en el que conseguir, y demostrar al mercado que es posible, un espacio descarbonizado subido a la rueda de la economía circular.

Hay siete grupos de trabajo abordando cuestiones candentes como la movilidad —”Será eléctrica, autónoma y conectada”, sentencia el director general de Endesa para Andalucía y Extremadura—, la construcción, la economía circular, la eficiencia energética o la generación distribuida. “Con las tecnologías renovables, la producción pasa a ser local, no necesitamos combustibles fósiles traídos desde la otra punta del mundo”, apunta. Los edificios juegan con la capacidad de generar kilovatios en sus cubiertas y aparcamientos, y los consumidores se convierten en prosumidores (acrónimo de productor y consumidor) y, en última instancia, en transumidores, “porque son transactivos, comparten con los demás”. Es uno de los futuros probables y deseables que vislumbra Retina con este evento, y que podría incluir, por ponerle una nota de color, a una persona cargando su móvil en un jardín gracias a una batería biológica. ¿Parece ciencia ficción? Pues ya existe.