Los destinos de veraneo se blindan contra la ‘variante fiesta’
De Cantabria a Tenerife, el repunte de la incidencia de covid impulsado por los jóvenes obliga a las comunidades a limitar el ocio nocturno y acelerar la vacunación
La explosión de contagios de covid que ha vivido España en los últimos 10 días, con un repunte salvaje de infecciones entre la gente joven y la incidencia acumulada a 14 días por encima de los 400 casos por 100.000 habitantes en ...
La explosión de contagios de covid que ha vivido España en los últimos 10 días, con un repunte salvaje de infecciones entre la gente joven y la incidencia acumulada a 14 días por encima de los 400 casos por 100.000 habitantes en adolescentes y veinteañeros, empieza a hacer tambalear la vieja normalidad que se esperaba este verano. Las comunidades ya han empezado a tomar medidas para contener la transmisión. La desescalada, en algunas zonas, pende de un hilo: Castilla y León, por ejemplo, ha preferido echar el freno en la reapertura y Cantabria ha optado, directamente, por dar marcha atrás y decretar de nuevo el cierre del ocio nocturno en varios municipios.
El aluvión de contagios, que ha disparado la incidencia a 153 casos por 100.000 desde los 92,5 registrados la víspera de San Juan, ha precipitado que las autonomías empiecen a mover ficha. El ocio nocturno está en el punto de mira, especialmente por el macrobrote de Mallorca, donde alrededor de 2.000 estudiantes de 12 comunidades que iban de viaje de fin de curso se han infectado. En ese caso, no había implicadas discotecas al uso, porque el ocio nocturno reglado en Baleares sigue cerrado, pero el auge de contagios entre el principal nicho de mercado de los locales de copas ha precipitado que algunas discotecas catalanas hayan echado el cierre de forma voluntaria.
Otra de las medidas que han tomado las comunidades es acelerar la vacunación entre los jóvenes para frenar la expansión del virus en estos grupos. Y apurar la administración de segundas dosis de AstraZeneca en el grupo de 60 a 69 años, para que estén plenamente protegidos.
Los expertos consultados discrepan sobre las necesidades de echar atrás la desescalada, sobre todo, porque el impacto del auge de contagios en los hospitales es nulo, por ahora. Pero en lo que sí coinciden es en la necesidad de reforzar la vigilancia epidemiológica. “El rastreo vuelve a estar contra las cuerdas: si aguantan y consiguen identificar casos y contactos, tendremos más fácil el control de la situación”, apunta Toni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. En este sentido, el Gobierno asturiano, por ejemplo, ha contratado a otros 20 rastreadores, que se unen a los 45 previos y a 60 militares, para tratar de agilizar la localización de nuevos casos.
La coyuntura actual, en pleno verano y con la campaña turística encima, complica el freno de la transmisión. Así está la situación en algunas de las zonas de España con importante movilidad turística y altos índices de circulación del virus.
Cantabria: “Los locales cumplen, pero en la calle no existe ningún control”
“Fuera botellón”, en letras mayúsculas, se lee en una sábana blanca que cuelga de un balcón de la calle San Juan de Castro Urdiales (Cantabria). En esa misma travesía, Víctor Hurtado sirve copas y cervezas desde hace 22 años en el bar Tornado y observa, entre perplejo y escandalizado, el aumento de incidentes y desórdenes públicos asociados a las macrofiestas y quedadas juveniles que vienen organizándose en este municipio turístico: “Tengo 50 años y nunca había visto nada igual, en mi vida. El desmadre es total y se les ha ido de las manos”.
Las madrugadas de Castro empiezan a ser “muy peligrosas”, alertan los hosteleros. Hasta el pasado 26 de junio, los establecimientos de ocio nocturno no tenían horario de cierre en Cantabria. Muchos jóvenes aprovecharon que en Euskadi todos los locales tienen que bajar la persiana a las 2.00 para acercarse a Castro (llegan en menos de 30 minutos desde la comunidad limítrofe) y dar rienda suelta a la fiesta durante toda la noche. En vista de los incidentes y del aumento de los contagios entre la población más joven, la Consejería de Sanidad cántabra ha ordenado limitar la actividad nocturna hasta las 0.00, desde este sábado y durante dos semanas, en los municipios con mayor tasa de positivos, 16 en total, entre estos Santander y Castro Urdiales.
Castro Urdiales tiene 32.000 personas empadronadas, pero a diario viven unas 70.000 y la población suele superar los 100.000 muchos fines de semana y en los meses de verano. Félix Quintana, secretario general de la Asociación de Policías Locales y Bomberos de Cantabria, critica que las plantillas policiales “están bajo mínimos” y en ocasiones en Castro “solo hay una patrulla con cuatro agentes en el turno de noche”.
Cantabria es la comunidad con la incidencia acumulada de contagios más alta de toda España, con 242 casos por 100.000 habitantes a 14 días. Ese índice se eleva a los 945 casos en el tramo de edad de 20 a 30 años y es de 506 casos en la franja de 10 a 19 años. Las autoridades sanitarias contemplan “con mucha preocupación” este fuerte aumento de positivos entre los jóvenes y, entre las medidas para controlar, han acordado adelantar a las tres de la madrugada el cierre de pubs y discotecas. Tomás Sánchez Lombraña, responsable del área de ocio nocturno de los hosteleros de Cantabria, afirma que “los dueños de los locales están cumpliendo a rajatabla” las medidas sanitarias, mientras “en la calle no existe ningún control”.
Una semana ‘horribilis’ en Baleares
Baleares cierra una semana horribilis tras el episodio del megabrote surgido entre estudiantes de hasta 12 comunidades autónomas contagiados en los viajes de estudios a Mallorca. El episodio ha alcanzado a alrededor de 2.000 jóvenes que han dado positivo y ha provocado la puesta en cuarentena de más de 6.000 personas. El efecto en las islas también se ha notado, ya que la incidencia de casos de coronavirus en la comunidad se ha disparado entre las personas de 16 a 29 años y alcanza los 446 contagios por cada 100.000 habitantes a 14 días. El archipiélago ha pasado de estar en la zona de riesgo bajo hace una semana a situarse en el nivel de riesgo alto y ha incrementado ligeramente el número de personas ingresadas en los hospitales.
“Los brotes surgidos de los macrobotellones en la zona del Arenal de Mallorca y de Ciutadella en Menorca han provocado un importante número de casos y es difícil saber cuáles son asociados a los brotes y cuáles a la transmisión comunitaria”, explica el portavoz del comité autonómico de Enfermedades Infecciosas, Javier Arranz, que califica la situación epidemiológica de Baleares de “crítica”. Sólo en Menorca la incidencia entre los jóvenes de 16 a 21 años es de 1.300 casos a 14 días.
El ocio nocturno en las islas sigue cerrado porque el rápido aumento de la incidencia ha obligado al Gobierno de Baleares a congelar la desescalada. La semana pasada se realizaron pruebas piloto en discotecas y festivales de Ibiza y Mallorca, pero por el momento no se ha tomado ninguna decisión sobre las condiciones a adoptar para la ansiada reapertura de la actividad. En las islas, los bares de copas y los pubs pueden estar abiertos hasta las 2.00, pero el baile en pista está prohibido y las consumiciones se tienen que tomar con los clientes sentados.
El miedo de muchos es que la buena situación de la que se gozaba hace poco más de una semana, cuando Baleares fue uno de los pocos destinos de Europa al que Reino Unido incluyó en la lista de destinos seguros, eximiendo a quienes regresen al país de hacer una cuarentena de diez días, se tire por tierra con la propagación de contagios de los últimos días. La Federación Hotelera de Mallorca constata que las reservas se han estancado en los principales mercados emisores, como el alemán. ”La ausencia de responsabilidad, tanto individual como colectiva, que ha propiciado este brote no puede suponer un riesgo para la vida de las personas y poner en jaque lo que tanto nos ha costado alcanzar”, destaca su presidenta María Frontera.
Barcelona contiene el aliento
Sobre el papel, una línea completamente vertical describe la evolución de la pandemia en la capital catalana en apenas 15 días: 370 casos por 100.000 habitantes a 14 días el 1 de julio, más del triple que dos semanas atrás. Y los contagios en jóvenes están disparados: la incidencia se sitúa en más de un millar de casos por 100.000 entre los chavales de entre 15 y 34 años. Barcelona contiene el aliento.
En una especie de cóctel perfecto, la ciudad, densamente poblada y con una elevada movilidad turística, se ha topado a las puertas del verano con un intenso final de curso entre los jóvenes y el azote de la variante delta del virus, descubierta en la India y hasta un 60% más contagiosa, según el Centro Europeo de Control de Enfermedades. La curva epidémica impone y, ante la explosión de contagios, algunas discotecas, como Arena Classic y Safari Disco Club han optado por echar el cierre ante la imposibilidad de hacer cumplir las normas impuestas y “por temor a ser criminalizadas”. “Tenemos una preocupación máxima. La Generalitat tiene las herramientas para generar espacios de ocio seguros obligando a la gente a presentar un test de antígenos negativo. Así generas espacios seguros y, a su vez, haces un cribado masivo entre esta población”, expone Joaquim Boadas, secretario general de Fecasarm, patronal del ocio nocturno en Cataluña. El Govern recogía el guante este viernes para plantear esta medida, aunque serían los empresarios los que tendrían que hacerse cargo. Boadas sostiene que se está generando “una alarma social desproporcionada” y teme que “la criminalización de los jóvenes y los locales de ocio” los aboque de nuevo al cierre.
Tenerife: en riesgo la llegada de turistas
Tenerife (928.604 habitantes) es el principal mercado turístico de Canarias. Desde hace un mes, además, se ha convertido también el principal foco de contagios de las islas y el mayor obstáculo para que el archipiélago recupere parte de la normalidad turística en verano y, sobre todo, en su temporada alta, la de otoño-invierno. Tenerife presenta una incidencia acumulada de 234,1 casos cada 100.000 habitantes, casi el doble de la media de 126,9 de toda Canarias.
Los menores de 45 años suponen las tres cuartas partes de los nuevos casos y presentan una “movilidad y un número de contactos” superior al resto, lo que, “probablemente” está contribuyendo “a una mayor difusión de la infección”, admite Amós García Rojas, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias y presidente de la Asociación Española de Vacunología.
El empeoramiento de la situación ya ha tenido un efecto negativo: el Gobierno del Reino Unido, país del que depende el 37% de los turistas que llegan anualmente a las islas, excluyó a las Canarias de la lista de destinos turísticos seguros (en la que sí entró Baleares). Y la consejera canaria de Turismo, Industria y Comercio, Yaiza Castilla, ha advertido que está en riesgo la llegada de turistas de países como Alemania o Dinamarca.
“Quizás nos deberían haber vacunado a nosotros primero si es que somos tan peligrosos”, se queja David, de 17 años, quien pese a confesar haber asistido a alguno de los polémicos botellones celebrados en la Playa de las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife, sostiene que los más jóvenes se han convertido en una especie de cabezas de turco.
La situación ha obligado a la Consejería de Sanidad a acelerar la toma de medidas en los últimos días para revertir la situación. El domingo tiene previsto llevar a cabo una jornada de vacunación de 24 horas abierta a mayores de 40 años en la que se prevén inocular 12.000 dosis de Janssen en el pabellón Santiago Martín de la Ciudad de La Laguna. Además, este fin de semana llevará a cabo un cribado a la población entre 18 y 45 años de tres zonas de la isla en las que la incidencia es especialmente acusada.
El Gobierno elevó la alerta en la isla a nivel 3 el jueves 24 de junio, lo que conllevaba nuevas restricciones a la hostelería. El martes, sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias dejó sin efecto de forma cautelar estas medidas al considerar que estos establecimientos no “se han demostrado como las causas de la problemática de contagio ni se prevén como las soluciones”.
Con información de Juan Navarro, Silvia R. Pontevedra, Margot Molina, Isabel Valdés y María Fabra.