“Si hay casos activos, habrá que seguir con las restricciones en las residencias”

El infectólogo Benito Almirante asegura que los test periódicos en los centros pueden dar falsa sensación de seguridad

Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona

El doctor Benito Almirante (Montijo, Badajoz, 64 años) lleva varios meses en primera línea de batalla contra la covid-19. Es el jefe de Enfermedades Infecciosas del hospital Vall d’Hebron Barcelona, el buque insignia de la sanidad catalana y el hospital con la UCI más grande de España durante la pandemia. Almirante coordina la atención a los infectados dentro y fuera del centro. Vall d’Hebron atiende a sus pacientes hospitalizados y hace también de vigía, junto a la atención primaria, de los más vulnerables dentro de su área de influencia. De hecho, el infectólogo ha estado al frente de una es...

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El doctor Benito Almirante (Montijo, Badajoz, 64 años) lleva varios meses en primera línea de batalla contra la covid-19. Es el jefe de Enfermedades Infecciosas del hospital Vall d’Hebron Barcelona, el buque insignia de la sanidad catalana y el hospital con la UCI más grande de España durante la pandemia. Almirante coordina la atención a los infectados dentro y fuera del centro. Vall d’Hebron atiende a sus pacientes hospitalizados y hace también de vigía, junto a la atención primaria, de los más vulnerables dentro de su área de influencia. De hecho, el infectólogo ha estado al frente de una estrategia de control del virus en las residencias de ancianos del entorno de Vall d’Hebron: un equipo multidisciplinar del centro entró el pasado abril en 69 hogares de mayores e hizo pruebas PCR a unas 6.000 personas, entre residentes y trabajadores. El resultado, publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, reveló que casi una cuarta parte de los ancianos eran positivos por covid-19, el 70% de ellos asintomáticos.

Pregunta. ¿Las residencias son ahora un lugar más seguro?

Respuesta. Sin ninguna duda. Al principio de la pandemia, la preparación de trabajadores y las estructuras de las residencias estaban mucho menos desarrolladas.

P. ¿Qué han aprendido de lo ocurrido en marzo?

R. Que la población que vive allí es muy vulnerable y si adquiere la infección, el pronóstico puede ser muy desfavorable. Además, como es un ambiente de convivencia cercana, la transmisión es muy elevada.

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P. ¿Ha cambiado el abordaje de los brotes respecto a la primera ola?

R. Sí. Cada vez que hay un caso sospechoso, se diagnostica rápidamente y se ponen limitaciones muy pronto. Ahora se toman medidas antes, una de ellas, el testeo masivo de las residencias para que se puedan detectar, separar y aislar rápido los casos.

P. ¿La letalidad es la misma?

R. La letalidad por la covid-19 ha bajado en líneas generales, aunque las personas en residencias siguen con una letalidad importante porque si se infectan, tienen un pronóstico mucho más desfavorable porque son más vulnerables.

P. Ahora hay menos dificultades para acceder a los hospitales. ¿Eso no influye en el pronóstico?

R. Es posible que cambie un poco, pero los procesos terapéuticos que se les puede ofrecer a una persona de más de 80 años, son poco eficientes. Lo que condiciona el pronóstico de verdad es el estado basal de la persona. Ahora bien, la situación ahora es más digna porque no es justificable que se decida el traslado o no a un hospital solo por un criterio de edad.

P. ¿Las residencias con casos en la primera ola están más protegidas?

R. No está claro. En principio, podría parecer que sí porque una parte de su población ya tiene serología positiva. Pero, aunque tengan anticuerpos, el nivel de protección es menor o menos duradero que en la población general.

P. ¿Puede haber inmunidad de grupo dentro de los centros?

R. La inmunidad de grupo no es un concepto que se aplique para ambientes cerrados, sino para la población general. Pero, aunque no haya inmunidad de grupo, sí hay cierta inmunidad y puede haber una barrera en la transmisión que proteja al resto de los residentes no infectados.

P. Antes el virus entraba a las residencias a través de los propios ancianos o las visitas. Ahora, por los trabajadores. ¿Es imposible tenerlas libres de covid-19?

R. Es conveniente conocer la situación de cada una de ellas. Hoy el riesgo más alto se piensa que está en los trabajadores, que entran y salen. Tienen que extremar las precauciones en su vida social y personal y tomar las medidas de protección óptimas, como hacemos los sanitarios. Si un cuidador se va a una fiesta con 25 personas y no toma medidas de protección, sabe que está asumiendo un riesgo para las personas que están a su cuidado.

P. ¿Cómo se puede combatir el virus desde dentro?

R. La única posibilidad es que si hay casos, se pueda separar de forma clara los positivos de los negativos. Separación física estructural y de los trabajadores que los atienden. Y esto requiere de una infraestructura y un nivel organizativo importante.

“Los test masivos periódicos pueden dar falsa sensación de seguridad
Benito Almirante, jefe de Infecciosas del Vall d'Hebron

P. Para evitar que entre el virus, ¿es mejor una residencia grande o una pequeña?

R. Todo tiene sus pros y sus contras. Para separar, cuanto más grande sea la residencia, mejor. Pero una pequeña te da más margen de maniobra para cubrir la atención a los ancianos si parte de los trabajadores se infectan y tienes que hacer cuarentena. Es más difícil cubrir residencias con muchos trabajadores. Hay que buscar un equilibrio. El tamaño de las residencias no tiene que ser una limitación. Lo importante es que se cumplan de forma estricta los protocolos de trabajo.

P. ¿Las residencias están condenadas a restringir visitas y salidas para proteger a los ancianos?

R. Muy probablemente. Mientras haya casos activos en la comunidad, habrá que trabajar con estas restricciones, aunque sean muy dolosas para los ancianos y sus familias. Tendremos que empezar a mentalizarnos de que esto va a durar un tiempo. En las residencias hay un volumen muy importante de personas vulnerables y no puede volver a pasar lo de marzo.

P. ¿Sería necesario hacer test masivos de forma periódica a los residentes y trabajadores?

R. No es muy necesario. El test solo te dará positivo en fases muy avanzadas. No se puede hacer como en el fútbol, que los jugadores se hacen pruebas antes de los partidos. Los test masivos no tienen ningún sentido y pueden dar falsa sensación de seguridad. En los hospitales tampoco los hacemos. Lo que sí se tiene que hacer son test a todas las personas al volver a la residencia y a los trabajadores cuando lleven un tiempo fuera.

P. Además de en esos supuestos, el Ministerio de Sanidad acordó con las comunidades la recomendación de “realizar periódicamente, y en la medida de lo posible con carácter al menos quincenal, pruebas PCR a los trabajadores de centros sociosanitarios que estén en contacto directo con residentes”. Cataluña anunció el jueves que lo harían en residencias de zonas con alta transmisión. ¿Qué opina?¿Es innecesario en este caso?

R. Puede ser un elemento adicional para poder detectar a tiempo trabajadores asintomáticos que realicen sus actividades en residencias con frecuencias elevadas de infección, o bien que vivan en entornos comunitarios con altas posibilidades de transmisión comunitaria. Sería muy conveniente aplicar de forma reglada todas estas recomendaciones mediante un protocolo único institucional aprobado por Sanidad y las comunidades para que su aplicación pudiese tener mayor eficacia y su cumplimiento no estuviese sujeto a variaciones importantes entre residencias.

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