España multiplica casi por ocho los casos de Italia en el último mes

El país alpino mantiene el estado de emergencia contra el virus

Varios usuarios con mascarilla en el metro de Milán, este agosto.EFE
Roma -

La más que delicada situación que atraviesa España en la lucha contra el coronavirus no solo se hace evidente al repasar la cifra de rebrotes o la evolución de la pandemia en todo el continente (se ha convertido ya en el país con más contagios), sino al comparar sus cifras con ...

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La más que delicada situación que atraviesa España en la lucha contra el coronavirus no solo se hace evidente al repasar la cifra de rebrotes o la evolución de la pandemia en todo el continente (se ha convertido ya en el país con más contagios), sino al comparar sus cifras con las de Italia, el primer Estado europeo en el que aterrizó la pandemia. España, con 47 millones de habitantes, ha registrado en el último mes 60.454 nuevos contagios de coronavirus, 7,5 veces más que los 7.927 contabilizados en Italia (60 millones de habitantes), según los datos recogidos hasta la semana pasada por la Universidad Johns Hopkins.

Aunque es cierto que la gravedad de los casos es mayor en Italia (267 fallecidos en el último mes frente a 100 en España) y que los datos no siempre son del todo comparables por la forma de elaborar las estadísticas, lo abultadísimo de las diferencias invita sin duda a buscar disparidades en la gestión de la crisis.

La comunidad científica está dividida sobre las razones por las que la circulación del virus es tan baja en Italia y también sobre si la panorámica que dibujan los datos oficiales es real. El país registró siete casos por cada 100.000 habitantes (en los últimos 14 días contados hasta la semana pasada); en Portugal eran 25,1, en Francia 27,2; en Bélgica superaba los 58 y en España eran 89,3. Hay quien se pregunta, como el reputado virólogo Andrea Crisanti, si se están haciendo suficientes pruebas en el país alpino o si se está buscando en el lugar adecuado.

Estado de emergencia

Pero lo cierto es que el hecho de que en el país aún siga vigente el estado de emergencia, decretado el 31 de enero, ha ayudado notablemente a contener los contagios, ya que es la única forma de imponer restricciones tales como el cierre de locales y edificios, o de establecer confinamientos selectivos en barrios o incluso localidades enteras si es preciso, de manera casi inmediata, cuando se detectan los primeros casos, sin necesidad de contar con ninguna autorización externa.

En algunas localidades costeras, más proclives a los contagios, como Ostia, se ha llegado a cerrar por precaución un establecimiento playero con un único contagiado entre la plantilla de trabajadores, para realizar controles y rastrear la cadena de contactos del paciente infectado. A lo largo del país también se han clausurado de forma temporal numerosos locales de restauración o de ocio nocturno por no respetar la normativa de prevención o en los que se ha descubierto algún positivo.

Apenas se detecta un nuevo brote, las autoridades imponen cuarentena obligatoria en el edificio, lugar de trabajo, barrio o localidad en cuestión, dependiendo de la magnitud del foco. Después se realizan pruebas a todo el mundo y se prohíbe a los positivos salir de casa hasta que den negativo en dos exámenes de covid-19 seguidos. Quien se salte la cuarentena en estas circunstancias se enfrenta a multas de 1.000 euros y a penas de prisión.

Poner en marcha todo este mecanismo es más sencillo y rápido en el marco del estado de emergencia. A finales de julio, el Ejecutivo de Giuseppe Conte amplió la validez de este instrumento jurídico hasta el 15 de octubre, con el beneplácito del Parlamento. Aunque en un primer momento recibió duras críticas de la oposición, que clamaba contra la gran cantidad de poderes que concentra el primer ministro y su equipo en estos momentos.

Este estatus especial, además permite aumentar los sistemas de control y vigilancia. En Calabria, por ejemplo, el Ejército patrulla las principales zonas de fiesta y de concentración de turistas y supervisa que se cumpla la normativa sobre la distancia social de al menos un metro y el uso de mascarillas siempre en espacios cerrados y al aire libre cuando no se pueda mantener la separación mínima entre personas.

Siguiendo las prerrogativas que le concede el estado de emergencia, el Gobierno ha retrasado la reapertura de las discotecas y lugares cerrados de ocio nocturno, que estaba prevista para finales de junio. Por el momento solo pueden abrir de noche aquellos locales que cuenten con terrazas, jardines o espacios abiertos que permitan mantener el distanciamiento social. Las autoridades consideran que los rebrotes nacionales están bajo control, pero temen los casos importados de países con una mayor difusión del virus, como España o Francia.

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