Argentina comienza el regreso a las aulas en la provincia de San Juan

El protocolo impone mascarilla obligatoria, distancia de 1,5 metros y división en burbujas dentro de las aulas para minimizar el riesgo de contagio de la covid-19

Primer día de clases en la escuela 12 de agosto de Pocito, en San Juan, con los nuevos protocolos por la covid-19RUBEN PARATORE (AFP)

A las ocho de la mañana, los alumnos de último curso de primaria y secundaria de la provincia de San Juan, en el noroeste de Argentina, entraron en las aulas que habían abandonado casi cinco meses atrás. Son los primeros de todo el país que reanudan la enseñanza presencial suspendida por la pandemia de la covid-19 el pasado marzo, solo un par de semanas después del inicio del curso lectivo 2020. La próxima semana volverán también los estudiantes de ...

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A las ocho de la mañana, los alumnos de último curso de primaria y secundaria de la provincia de San Juan, en el noroeste de Argentina, entraron en las aulas que habían abandonado casi cinco meses atrás. Son los primeros de todo el país que reanudan la enseñanza presencial suspendida por la pandemia de la covid-19 el pasado marzo, solo un par de semanas después del inicio del curso lectivo 2020. La próxima semana volverán también los estudiantes de Catamarca (norte) y está previsto que algunas provincias patagónicas se sumen entre finales de agosto y septiembre.

Las medidas de prevención ante el coronavirus han transformado las escuelas sanjuaninas. Los abrazos del reencuentro entre compañeros han sido reemplazados por codazos. Dentro del colegio, niños y docentes deben mantener al menos 1,5 metros de distancia y tener la mascarilla puesta en todo momento. No pueden compartir el material escolar ni la merienda y deben lavarse las manos a menudo ya sea con agua y jabón o, al menos, alcohol en gel. “Nos va a llevar un tiempo acostumbrarnos, es otra vida”, admite Mary Liliana Díaz, directora de la escuela 12 de agosto del municipio sanjuanino de Pocito en una videoconferencia con el ministro de Educación, Nicolás Trotta, y corresponsales extranjeros.

“Se dificulta dar la clase, pero mi tono de voz es elevado y los chicos me escuchan”, asegura la docente Melisa García al mostrar el equipo de protección con el que comenzó a impartir clases este lunes: una pantalla facial y, debajo, la mascarilla obligatoria. Su grado, como las demás, se ha dividido en dos grupos de alumnos que alternarán una semana de asistencia presencial con otra de aprendizaje a distancia. Las aulas, a su vez, se han organizado en burbujas de entre tres o cuatro alumnos para minimizar el riesgo de contagio en caso de que algún niño contraiga coronavirus.

Aula de aislamiento

“Tenemos un aula para aislar a cualquier persona que tenga una temperatura superior a los 38 grados. En ese caso se llama al Ministerio de Salud y de ser necesario se aísla al grupo de la burbuja para que el resto de la clase pueda seguir con normalidad”, cuenta Díaz sobre el protocolo pactado entre el Ministerio de Educación y las provincias para el regreso seguro a las clases.

La vuelta al aula es optativa. “Si hubiésemos dicho clases obligatorias quizá los papás se hubiesen quejado un poco. Dijimos están dadas las condiciones, porque hay un bajo nivel de contagio y les dijimos a los papás, después de muchas reuniones, el que quiera lo puede enviar. Esta mañana, en la escuela del primer cordón rural de la provincia, son poquitos, pero estaban todos”, declaró el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, en declaraciones a Radio La Red.

Argentina acumula ya 246.499 casos positivos de covid-19 desde el inicio de la pandemia, pero San Juan, donde vive menos del 2% del total de la población del país, es la provincia con menor número de contagios hasta la fecha: 22. La ausencia de circulación del virus SARS-CoV-2 le ha permitido dar este paso hacia la nueva normalidad que tan distante parece en la capital argentina y su área metropolitana, donde se han registrado más del 80% de los casos.

“El impacto en términos educativos es importante. Nadie aprende lo mismo en el hogar que en la escuela y menos en una Argentina atravesada por distintas desigualdades”, subraya el ministro de Educación al destacar el compromiso del Gobierno por la vuelta a clase en aquellas provincias donde sea posible. Según Trotta, una de las grandes desigualdades es tecnológica. Durante estos meses ha crecido la brecha entre aquellos alumnos con acceso a Internet y dispositivos electrónicos como computadora, tablet o teléfono y aquellos sin estas herramientas, protagonistas de la educación a distancia. “En esta situación tan compleja cada familia es un universo distinto en cuanto al acompañamiento que los adultos pueden realizar con los hijos, por la diferencia desde la cantidad de hijos hasta trayectorias educativas de los adultos del hogar”, señala Trotta como otra de las desigualdades entre alumnos. “Vamos a tener aulas más heterogéneas al momento de regresar”, admite el ministro.

Un 10% de los alumnos argentinos no se ha puesto en contacto con sus escuelas desde que se cerraron y tanto el Gobierno como organismos como Unicef se muestran preocupados por la deserción escolar una vez se vuelva a la presencialidad. La pandemia ha disparado la pobreza infantil en Argentina hasta casi el 60% y cuando se levante la cuarentena obligatoria se prevé que aumente el número de adolescentes que dejan los estudios para ponerse a trabajar. “Antes de la pandemia, Argentina venía transitando dos años de enorme complejidad social y económica y el hecho de la ruptura de la rutina impacta en un mayor desgranamiento”, afirma Trotta. “Estamos presentando un programa nacional para un despliegue que nos permita tender puentes con estos chicos, en especial adolescentes, que no van a estar regresando a la escuela”, avanza.

Información sobre el coronavirus

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