Madrid es la comunidad que menos ha reforzado su capacidad diagnóstica durante la nueva normalidad
La detección de casos asintomáticos es un indicador de la calidad de los sistemas de rastreo
La capacidad para hacer pruebas fue uno de los criterios clave durante la desescalada y se considera una herramienta fundamental para mantener el control de la covid. Pero no todas las comunidades la han desarrollado por igual. Según los datos que da el Ministerio de Sanidad, entre el 25 de junio, recién estrenada la nueva normalidad, y el 30 de julio, último día con datos, se han efectuado en España 1,2 millones de PCR, las pruebas que detectan la infección cuando está activa, lo que representa un aumento del 34% respecto al final de las fases. Pero este aumento se reparte de manera muy irreg...
La capacidad para hacer pruebas fue uno de los criterios clave durante la desescalada y se considera una herramienta fundamental para mantener el control de la covid. Pero no todas las comunidades la han desarrollado por igual. Según los datos que da el Ministerio de Sanidad, entre el 25 de junio, recién estrenada la nueva normalidad, y el 30 de julio, último día con datos, se han efectuado en España 1,2 millones de PCR, las pruebas que detectan la infección cuando está activa, lo que representa un aumento del 34% respecto al final de las fases. Pero este aumento se reparte de manera muy irregular. Mientras Madrid solo ha incrementado su capacidad un 20%, Aragón lo ha hecho un 64%.
Este indicador tiene la ventaja de que es fácilmente medible. Otros parámetros que podrían dar idea del esfuerzo efectuado, como la contratación de rastreadores, son más difíciles de cuantificar, ya que las comunidades están, en algunos casos, reciclando personal que ya tienen, sea a tiempo completo o parcial, otras han planteado contrataciones y alguna, como Madrid, ha tenido la idea de reclutar voluntarios entre estudiantes de carreras sanitarias.
Aunque la existencia de brotes ha sido generalizada, no todos los territorios han reaccionado igual. Solo en la última semana con datos, del 23 al 30 de julio, el total de pruebas subió un 7% en España. Ya estaban activos los importantes brotes de Huesca y Lleida, y en Aragón el número de análisis ascendió un 14%, y en Cataluña lo hizo un 9%. En Murcia, también afectada, subieron un 12,3%, y en Navarra un 10%. Mientras tanto en Madrid lo hacía un 4,6%, en el nivel de comunidades con una situación muy controlada, como Canarias (un 4,6% de pruebas más).
Esta falta de diagnósticos explica que Madrid sea la comunidad que menos asintomáticos esté detectando: un 15% de los análisis, según dijo el jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón. En el extremo opuesto está el País Vasco (81% de asintomáticos, un aumento de las pruebas del 7,9%). Y ello pese a que la comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso tiene una gran capacidad diagnóstica, con numerosos laboratorios preparados para hacer las PCR, como afirmó Simón. Además, este dijo que el porcentaje de asintomáticos detectados había ido bajando, del 37% entre el 11 de mayo y el 2 de agosto al 7,6% la semana pasada. Este viernes, tras una reunión entre representantes de ambas Administraciones, el consejero de Salud madrileño, Enrique Ruiz-Escudero acusó de deslealtad al ministerio y afirmó que la proporción de asintomáticos detectados por la comunidad era del 60%, superior a la media de España, que Simón había situado en el 50%, informa Juan J. Mateo.
La proporción de asintomáticos que se detectan se considera un indicador de la eficacia de la capacidad diagnóstica. Las PCR se ofrecen siempre primero a los casos sospechosos sintomáticos para confirmar la existencia de la enfermedad y según ha ido habiendo más equipos y una situación más relajada se ha ido ampliando esta oferta a contactos de los sospechosos. De ahí salen la mayoría de los asintomáticos. Se calcula que hasta el 35% de las personas con coronavirus no desarrollarán las manifestaciones típicas (tos, fiebre, ahogos, cansancio, diarrea), pero se sabe que eso no impide que sean transmisores de la infección. De hecho, se cree que gran parte de la primera oleada se debió a los contagios a partir de asintomáticos, ya que no se les detectaba y no se les aislaba. Por eso tener muchos de estos pacientes localizados se considera un indicador de calidad del sistema de vigilancia.
Es cierto que ya desde el principio Madrid fue una de las comunidades que más pruebas hizo a los sospechosos, pero eso tiene dos causas claras: primero, fue de las más castigadas, y en las semanas duras de la pandemia las PCR se reservaban casi únicamente a las personas que ingresaban; segundo, tenía las infraestructuras para hacerlo, como corresponde a una comunidad que es referencia sanitaria en múltiples patologías y centro puntero de investigación biomédica en España. Así, por ejemplo, si se toman las pruebas PCR por cada mil habitantes, el 25 de mayo Madrid era la quinta comunidad en la lista, con 108, por detrás de La Rioja, País Vasco, Asturias y Navarra, territorios pequeños que tuvieron importantes brotes al inicio de la pandemia (con la excepción de Asturias). Pero el 30 de julio, a pesar de ser una de las tres comunidades más afectadas por los rebrotes, con Aragón y Cataluña, era la sexta. La superaban País Vasco, Navarra, Asturias, la Rioja y Cantabria, comunidades todas ellas con situaciones más desahogadas que la de Madrid.
Hay otro indicador que da una idea de cómo de estresados han estado los sistemas de detección, y es calcular cuántas PCR hay que hacer para diagnosticar un positivo. Si este indicador es bajo, eso querrá decir que ha habido una elevada presión y los análisis se han concentrado en casos de los que clínicamente ya podía deducirse que se trataba de coronavirus. Cuando esto sucede –y prácticamente todas las comunidades han tenido momentos así, bien por la elevada transmisión comunitaria entre marzo y mayo de este año, bien por los importantes focos de la nueva normalidad– los análisis se concentran en casos sintomáticos. De media durante toda la pandemia en España ha habido que hacer unas 16 PCR por cada caso diagnosticado. De nuevo hay importantes diferencias entre las comunidades. Castilla y León, que sufrió un pico especialmente grave de la enfermedad, que la llevó a ser de las que pasó de fase más cautelosamente, es la que concentró más los esfuerzos en los casos seguros: le bastaron ocho PCR por caso. En el otro extremo, Asturias, Canarias y Baleares necesitaron alrededor de 60 análisis por cada positivo. Este indicador confirma que Madrid, Cataluña y La Rioja concentraron las pruebas en los casos que saturaban sus sistemas sanitarios, y no les quedaron recursos para buscar los positivos que, por ser asintomáticos, quedaban fuera.
Esta relación entre la necesidad de pruebas y los brotes se ve claramente cuando se toman los datos de la última semana. La situación en Aragón ha hecho que basten cinco PCR por cada diagnóstico; en Cataluña, que hagan falta 11; y, en Madrid, 21. Son las tres últimas de la lista. Hay que tener en cuenta que cada persona que da positivo es analizada varias veces: una para el diagnóstico inicial, y otra u otras sucesivas después hasta que da negativo dos veces seguidas para darle el alta, así que una proporción como la de Aragón indica que prácticamente todas las PCR de ese periodo se han hecho a personas infectadas.
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