Buenos Aires endurece el confinamiento para contener la escalada de casos de la covid-19
Las restricciones en Argentina se concentran en la capital argentina y su área metropolitana, donde se registran nueve de cada diez positivos de coronavirus
Buenos Aires vuelve a la fase más dura de la cuarentena. El presidente Alberto Fernández ha anunciado este viernes que combatirá con más encierro la escalada de casos en la capital argentina y su área metropolitana, donde se concentra el 93,5% de todos los nuevos positivos. Tras casi 100 días de confinamiento, el Gobierno ha pedido “otro esfuerzo” a los bonaerenses para “aplanar la curv...
Buenos Aires vuelve a la fase más dura de la cuarentena. El presidente Alberto Fernández ha anunciado este viernes que combatirá con más encierro la escalada de casos en la capital argentina y su área metropolitana, donde se concentra el 93,5% de todos los nuevos positivos. Tras casi 100 días de confinamiento, el Gobierno ha pedido “otro esfuerzo” a los bonaerenses para “aplanar la curva” de contagios. “Desde el lunes, el transporte quedará reducido al uso de 24 actividades esenciales. El miércoles, vamos a dar un paso más: vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y solo salgan para buscar provisiones para la vida cotidiana. Será así hasta el 17 de julio”, dijo Fernández en un anuncio grabado. Otro escenario se vive en el interior del país, donde casi no se registran casos positivos y las restricciones de movimiento son mínimas.
La estrategia argentina contra la covid-19 es cada vez menos nacional y más AMBA, como se llama al conjunto que integran la ciudad de Buenos Aires y los distritos provinciales que la rodean. En ella viven 16 millones de personas, equivalentes al 35% de la población del país, en el 1% del territorio. La concentración de gente ha complicado el control de la pandemia, pese a las medidas de encierro. Mientras los casos de coronavirus apenas crecen en el resto de Argentina, en ese gran conglomerado urbano la curva lleva dos semanas de subida ininterrumpida. De los 2.606 positivos registrados el jueves, 2.424 se detectaron en Buenos Aires. El temor de las autoridades es que si no se vuelve a la fase más dura de la cuarentena bastarán tres semanas para que el sistema sanitario bonaerense, que hoy está al 54% de su capacidad, colapse. “El AMBA está contagiando al resto del país y hay que aislarla”, dijo Fernández.
Argentina tiene 52.457 positivos de coronavirus y 1.167 muertos. Son cifras muy bajas si se las compara con vecinos como Brasil (1,3 millón de contagios y casi 55.000 muertos) o Chile (260.000 casos y 7.000 muertos). Las autoridades atribuyen el control de la pandemia a la cuarentena que rige desde el 20 de marzo, pero temen ahora que un relajamiento dispare los casos en Buenos Aires. “En los últimos 20 días, los casos aumentaron 147%, los fallecidos un 95%. Esto era algo que sabíamos que podía pasar y estábamos preparados para hacer frente”, dijo Fernández. El éxito de la estrategia dependerá del nivel de acatamiento de la población, cansada tras 100 días de encierro y una economía en franco derrumbe.
Por primera vez desde que comenzó la cuarentena, el anunció de extensión, la quinta desde el 20 de marzo, fue grabado. La puesta en escena, sin embargo, fue la misma que en ocasiones anteriores: el presidente Fernández estuvo acompañado por el alcalde de Buenos Aires, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el oficialista Axel Kicillof. La pandemia ha aplazado para más adelante las diferencias políticas, obligando a Rodríguez Larreta y Kicillof, dos dirigentes que están en las antípodas políticas, a entenderse.
Crecimiento de la pobreza
La prolongada cuarentena ha agravado la pobreza y las desigualdades sociales en Argentina, admite el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. “La emergencia alimentaria afectaba a ocho millones de personas, hoy pasamos a once”, dice Arroyo a EL PAÍS. Uno de cada cuatro argentinos tiene ingresos insuficientes para comprar alimentos, lo que ha obligado al Gobierno a aumentar las ayudas sociales, que hoy suponen cerca del 3% del PIB argentino.
Aunque Buenos Aires y su área metropolitana se acercan al pico de la pandemia, el horizonte que se prevé a final de año es devastador, en especial para los más pequeños. Según Naciones Unidas, casi el 60% de los niños y adolescentes del país vivirá en hogares pobres.
Arroyo cree que para salir de la crisis actual Argentina debe encarar “cambios estructurales” en su reconstrucción. Entre ellos está la urbanización de las cerca de 4.000 villas de emergencia, en las que viven más de 4 millones de personas y que se han convertido en uno de los puntos más vulnerables de la pandemia por el hacinamiento en las viviendas y los problemas de suministro de agua.
El Gobierno de Fernández planea también poner en marcha planes de trabajo y quiere sumar una renta básica similar a la aprobada en España que sustituya al actual Ingreso Familiar de Emergencia.
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