El misterio de los camiones cargados de dinero interceptados en Argentina
El decomiso de casi 500.000 dólares en la misma carretera y apenas ocultos en las cabinas desconcierta a los investigadores
La carretera nacional número 34 de Argentina recorre 1.500 km entre la ciudad de Buenos Aires y el noroeste del país. Pasa por Santiago del Estero, Salta y Jujuy y termina en la ciudad de Yacuíba, antes de ingresar a Bolivia. Durante los últimos 10 días, los controles de rutina que la policía realiza en la ruta 34 han dado con 30 millones de pesos en efectivo, unos 428.000 dólares al cambio oficial, ocultos en las cabinas de cuatro camiones. Los billetes estaba...
La carretera nacional número 34 de Argentina recorre 1.500 km entre la ciudad de Buenos Aires y el noroeste del país. Pasa por Santiago del Estero, Salta y Jujuy y termina en la ciudad de Yacuíba, antes de ingresar a Bolivia. Durante los últimos 10 días, los controles de rutina que la policía realiza en la ruta 34 han dado con 30 millones de pesos en efectivo, unos 428.000 dólares al cambio oficial, ocultos en las cabinas de cuatro camiones. Los billetes estaban ordenados en sobres de papel y ninguno de los chóferes detenidos pareció preocuparse demasiado por su situación. La justicia sospechó enseguida de una operación a gran escala de lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Pero algunos detalles llamativos llevaron a los investigadores a una hipótesis más original, solo posible por la cuarentena obligatoria que tiene paralizada a Argentina desde el 20 de marzo.
El último hallazgo se produjo en Tartagal, Salta, muy cerca de la frontera con Bolivia. La gendarmería (policía militarizada) detuvo un camión y encontró debajo del asiento del acompañante paquetes con casi cuatro millones de pesos. Días atrás, en un operativo similar, otro vehículo de carga detenido al azar ocultaba casi 10 millones de pesos. Los operativos fueron cuatro en nueve días, y la modalidad siempre la misma. Los billetes estaban ordenados en sobres de papel, rotulados con el nombre de un presunto destinatario y un número. Los sobres viajaban disimulados sin esmero en la cabina, cuando podrían haber estado escondidos entre toneladas de azúcar o cientos de cerámicos para piso. En todos los casos, los chóferes no pudieron justificar el origen de los billetes.
El juez a cargo de la investigación, Guillermo Molinari, tiene sus oficinas en la provincia norteña de Santiago del Estero. Cuando tomó el caso imputó a todos los detenidos por lavado de activos. Y puso el ojo en el narco o en alguna empresa necesitada de adquirir dólares en el mercado negro. Dejó, sin embargo, abierta la puerta a una operación menos sofisticada: el dinero viajaba a Buenos Aires para pagar ropa comprada por Internet.
La carretera 34 es un corredor habitual de los llamados “tours de compras”. Aquellos que tienen un puesto en las ferias de pueblo, tan comunes en el norte argentino, viajan a Buenos Aires para abastecerse de ropa en los mercados informales que funcionan en los alrededores de la capital, como La Salada. Considerado el mayor mercado negro de América Latina, los precios allí son bajos a condición de que se pague en efectivo, se evadan impuestos y se falsifiquen marcas. Durante la temporada alta, los 15.000 puestos de La Salada reciben hasta 1.000 buses por día.
Pero la cuarentena puso fin a esos viajes, especialmente necesarios ahora que la devaluación del peso argentino encareció los precios que esos mismos comerciantes obtenían en Bolivia, mucho más a tiro de sus localidades. El fiscal federal que lleva la investigación, Pedro Simón, defiende la hipótesis de que el dinero confiscado era para la compra de ropa. “Antes, en los famosos tours de compras iban unos 50 pasajeros con aproximadamente 200.000 pesos cada uno, que son 10 millones. Ahora no pueden viajar y esas 50 personas juntan y mandan el dinero en un camión”, dijo el fiscal.
Simón reveló que en algunos sobres estaba indicada la cantidad de prendas y el nombre del destinatario del dinero. Y dijo que dos de los chóferes detenidos declararon que llevaban el dinero “para pagar compras online” que se habían acordado “por correo electrónico o por WhatsApp”. “Es una modalidad que se está usando a raíz de la restricción de circulación que impide que la gente vaya a Buenos Aires y traiga ropa para vender”, insistió el fiscal. El juez Molinari no está en contra de esta posibilidad, pero se permite dudar: “Uno se pregunta: ¿30 millones de pesos en camiones para comprar ropa? No puedo pensar que sea para comprar ropa”.