Francia aprueba una ley que permitirá morir a los enfermos terminales que lo soliciten

La proposición, aprobada con 548 votos a favor y tres abstenciones, no legaliza la eutanasia y sólo se podrá aplicar a los enfermos sin esperanza o en fase terminal

La Asamblea Nacional francesa (Parlamento) ha adoptado esta tade casi por unanimidad una proposición de ley que, sin legalizar la eutanasia activa, permite "dejar morir" a los enfermos sin esperanza de curación o en fase terminal que así lo deseen y que estén siendo mantenidos con vida artificialmente. Considerada como una tercera vía, la ley, que aún debe ser ratificada por el Senado, fue propuesta por una comisión creada en octubre de 2003 por iniciativa de diputados de los dos principales partidos franceses, la conservadora y gobernante UMP y el Partido Socialista (PS).

En su defensa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Asamblea Nacional francesa (Parlamento) ha adoptado esta tade casi por unanimidad una proposición de ley que, sin legalizar la eutanasia activa, permite "dejar morir" a los enfermos sin esperanza de curación o en fase terminal que así lo deseen y que estén siendo mantenidos con vida artificialmente. Considerada como una tercera vía, la ley, que aún debe ser ratificada por el Senado, fue propuesta por una comisión creada en octubre de 2003 por iniciativa de diputados de los dos principales partidos franceses, la conservadora y gobernante UMP y el Partido Socialista (PS).

Más información

En su defensa del proyecto, el ministro de Sanidad, Philippe Douste Blazy, ha reconocido que "hay unos 150.000 enfermos al año que son desenchufados" de los respiradores artificiales que los mantienen con vida. Una cifra que se repite cada año, "fuera de cualquier marco legal". "Hay que acabar con esta hipocresía", ha señalado. La proposición de ley, que ha contado con 548 votos a favor y sólo tres abstenciones, se basa en tres pilares: respetar la voluntad del enfermo, evitar la "obstinación irracional" en ciertos tratamientos médicos y luchar contra el sufrimiento. La comisión que elaboró el texto fue creada pocos días después de la muerte asistida de Vincent Humbert, un joven tetraplégico de 23 años que se convirtió en un símbolo en Francia del llamado derecho a morir dignamente.

Los ponentes del texto destacaron que el objetivo que persigue es establecer "un equilibrio entre el respeto a la vida y a la libertad", que "permitirá reforzar los derechos de los enfermos y a los médicos asumir más serenamente su obligación de aliviar a los enfermos terminales y dejarles morir cuando lo pidan". El texto establece que cuando una persona "en fase avanzada o terminal de una enfermedad grave e incurable decide limitar o suspender todo tratamiento, el médico deberá respetar su voluntad después de haberle informado de las consecuencias de su elección". Si el enfermo está inconsciente, la decisión será "colegiada" entre "la persona de confianza" del paciente y el equipo médico.

Testamento vital o "directivas anticipadas"

La ley incluye igualmente la noción de "directivas anticipadas", una especie de testamento vital del interesado que para ser valido deberá haber sido escrito "menos de tres años antes de haber caído en la inconsciencia". Con la autorización del uso de tratamientos de "doble efecto", como la morfina, un medicamento contra el dolor que tiene como efecto secundario acelerar la muerte, el texto da un paso adelante hacia la reivindicación del derecho a una muerte digna.

Así, la ley no despenaliza la eutanasia ni cubrirá legalmente el suicidio asistido, pero sí recogerá el deber médico de "respetar la voluntad del paciente" si éste desea que cese el "tratamiento" que recibe. "Ni statu quo ni eutanasia, este texto de progreso, aceptado tanto por las iglesias, como por la Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos y la Academia de Medicina propone una tercera vía, una vía francesa", ha defendido el ministro de Sanidad. La ley, sin embargo, no colma las aspiraciones de los grupos proeutanasia, que aspiraban a que se legislase la posibilidad de dar fin activamente a la vida de un enfermo incapacitado.

Para responder a las críticas de aquellos que mantienen que el texto no contempla a los pacientes que están en el caso de Humbert quien, pese a que estaba en una situación casi vegetativa, no estaba en fase terminal, la ley prevé el derecho de un paciente a negarse a ser alimentado artificialmente o a recibir un medicamento, aunque eso ponga en peligro su vida. Tras consultar entonces con otro colega y esperar a que la persona reitere su petición tras "un plazo de tiempo razonable", el médico podrá retirar la sonda gástrica y aplicarle hasta que muera un tratamiento paliativo para evitar su sufrimiento. Marie Humbert, quien decidió de acuerdo con el médico que trataba a Humbert, Frédéric Chaussoy, inyectar una sustancia letal a su hijo, ha recogido más de 100.0000 firmas a favor de la eutanasia.

El ministro de Salud, Philippe Douste-Blazy, defiende el proyecto de ley en la tribuna de la Asamblea Nacional.AP

La 'señora Z' podrá morir en Suiza

Un juez británico ha anulado hoy la orden que impedía que un hombre acompañase a Suiza a su esposa, enferma terminal, para que se someta a un suicidio asistido. Mark Hedley, del Tribunal Superior de Londres, ha decidido no intervenir en el caso de la llamada señora Z, quien sufre una enfermedad cerebral degenerativa, que le habían presentado las autoridades locales que se ocupan de su cuidado. La ley británica castiga con hasta 14 años de cárcel a la persona que ayude a morir a otra en este país pero no está claro qué ocurre en el caso de que sean trasladados a otra nación.

El magistrado ha decidido anular la orden temporal que impedía el viaje de la paciente a Suiza, que él mismo había impuesto previamente, y ha determinado que será la policía la que decida si hay que tomar medidas contra el marido de la enferma, de acuerdo con la legislación penal. "Este tribunal no debe frustrar de forma indirecta los derechos de la 'señora Z'. El papel del 'señor Z' es competencia de las agencias de justicia penal", ha indicado el juez. La mujer sufre desde 1997 una ataxia cerebral que ha empeorado en los últimos años, por lo que quiere que su marido la lleve a una clínica suiza para acabar con su vida.

Archivado En