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Por qué las ‘situationships’ ocultan el anhelo de vínculos profundos en las nuevas generaciones

En la era de la inmediatez surgen otras etiquetas para las relaciones. “Estos jóvenes se caracterizan por ser independientes, impacientes y buscar resultados a corto plazo. La tolerancia a la frustración es una asignatura pendiente”, asegura la psicóloga Marisol Ramoneda

Imagen de la última temporada de la serie de Netflix 'Valeria', en la que Diana Gómez intepreta a Valeria, la protagonista, y Maxi Iglesias es Víctor, con quien mantiene una 'situationship'.FELIPE HERNÁNDEZ/NETFLIX (FELIPE HERNÁNDEZ/NETFLIX)

La generación Z cree cada vez menos en las historias de Disney que siempre terminan con el beso del príncipe azul. Como muestra de ello, una de las palabras que mejor reflejó las tendencias en 2023, según el diccionario de Oxford, fue situationship, que se define como “una relación romántica o sexual que no se considera formal ni establecida”, un anglicismo que condena a las parejas a un eterno quizás.

La unión de las palabras “situación” y “relación”, que conforman el término situationship, las deja en el limbo del “somos algo, pero a la vez no existe nada”. Esto se observa cada vez más en las series de televisión. Dicho tipo de relación ha complicado la vida de personajes como Valeria y Víctor en la serie de Netflix Valeria, basada en el libro de Elisabet Benavent, y de Emily y su amado Gabriel en Emily in Paris. Durante temporadas, el espectador espera a que, por fin, estén juntos; sin embargo, esto nunca llega a suceder. De estos modelos de relación se han nutrido las nuevas generaciones para aceptar vínculos sentimentales y sexuales con personas con las que no existe ningún compromiso.

Aunque a primera vista las situationships parezcan evidenciar una inclinación hacia relaciones sin compromisos, en realidad encajan en la misma búsqueda subyacente de conexiones profundas que caracteriza a quienes priorizan el amor sobre el sexo. A pesar de la aparente flexibilidad que ofrecen estos vínculos, representan una etapa en la reconfiguración de las relaciones, en la que la inmediatez y la libertad coexisten con el deseo de establecer intimidad y compromiso emocional. “En un contexto de hiperproductividad y desencanto con los modelos tradicionales, tanto las situationships como la apuesta por vínculos estables reflejan la necesidad de encontrar un sentido y profundidad en la vida afectiva, evidenciando que, al final, el anhelo por un amor auténtico sigue siendo el motor de la búsqueda de relaciones en las nuevas generaciones”, asegura la psicóloga Elena Daprá.

Sin embargo, el amor se puede aceptar y expresar en todo tipo de relaciones en las nuevas generaciones. Para Daprá, las situationships son relaciones basadas en la inmediatez y en la falta de compromiso, lo que también caracteriza a la sociedad. La experta se pregunta por qué la forma de relacionarse de las parejas debería ser diferente en este contexto. “Aunque sea un término nuevo, lo que envuelve este tipo de relaciones no es nada innovador. En ellas, las personas aceptan todo lo bueno que tiene un noviazgo, sin las obligaciones de una relación formal”, explica. En la era del YOLO (siglas de You Only Live Once, solo se vive una vez), resulta un compromiso demasiado grande elegir solo una pareja.

La antropóloga Patricia González, de 32 años, confiesa que prefiere las situationships porque, en este momento de su vida, no quiere comprometerse: “Estoy enfocada en mi carrera y no quiero la presión de una relación formal. Es una forma de disfrutar la compañía sin atarme a expectativas a largo plazo”. Por su parte, Laura Rodríguez, de 31 años, diseñadora, explica: “A veces me resulta más sencillo mantener una situationship que una relación tradicional. No siempre quiero poner todo mi tiempo y energía en una relación, y así puedo vivir la experiencia sin la ansiedad del compromiso. Me ha pasado que cuando tengo novio me olvido de mí, y no quiero que eso me vuelva a pasar, aunque en el fondo solo quiero encontrar el amor". Para Javier Martínez, de 30 años, las situationships son una forma de disfrutar del sexo sin expectativas: “Me siento más libre y cómodo sin tener que seguir una estructura tradicional de pareja”.

Si se hace una búsqueda rápida en redes sociales como TikTok, se puede ver que el hashtag situationship aparece en más de 536.000 publicaciones. La mayoría son vídeos en los que las personas cuentan cómo viven estas relaciones o intentan explicar el término. La conclusión: no es un noviazgo, pero tampoco una simple amistad. Confundirse y quedarse corto o exigir de más lleva, en la mayoría de los casos, a romper el corazón de una de las partes involucradas. Por esto resulta importante, afirma Daprá, que las personas que se encuentren en esa situación paren y se pregunten cómo se sienten: “¿Me hace insegura o preocupada? Si la respuesta es que me genera algunos de esos sentimientos, tal vez no sea el momento de asumir este tipo de relación”, explica.

Tinder registró un aumento del 49% entre los miembros que añadieron esta nueva intención de relación a sus perfiles, y más de uno de cada 10 de los jóvenes solteros encuestados aseguró preferir las situationships como una forma de tener un vínculo con menos presión, según el informe Year in Swype de Tinder de 2023. “Las tendencias que hemos visto aparecer en la cultura de las citas reflejan un distanciamiento de la visión tradicional de las relaciones. Una situationship ya no es vista como algo malo. Los solteros prefieren establecer ciertos acuerdos con las personas con las que tienen citas, lo que les permite tener más libertad para disfrutar de más experiencias”, comenta Melissa Hobley, directora de Marketing de Tinder.

Para la psicóloga y mediadora Marisol Ramoneda Batlló, este tipo de relación se da en las nuevas generaciones porque han nacido inmersas en la tecnología, la innovación y la hiperconectividad. “Estos jóvenes se caracterizan por ser independientes, impacientes y buscar resultados a corto plazo. La tolerancia a la frustración es una asignatura pendiente, ya que no saben gestionar las situaciones en las que las cosas no surgen como las tenían planificadas. Los jóvenes tienden a buscar y priorizan su propia estabilidad personal, profesional y financiera antes de preocuparse por sus relaciones íntimas o por crear su propia familia. En otros casos, existen tantos alicientes, alternativas y oportunidades que puede ser difícil proyectarse en el futuro”, afirma.

Por su parte, Silvia Cintrano, psicóloga y directora de la Unidad de Terapia de Pareja de Instituto Centta, considera que las nuevas generaciones no están haciendo nada novedoso. “Siempre han existido términos o maneras de denominar relaciones no formales o que aún no tienen un nivel de claridad alto como para etiquetar. Las situationships son relaciones que se encuentran en la fase de nos estamos conociendo, y siempre es complicado”, asegura. En muchos casos, la situationship puede ser simplemente una fase previa al noviazgo. Da mayor sensación de libertad y no existe la presión de ser aquello que una etiqueta más formal parece que exige: permite vivir sin caer en estereotipos o conductas rígidas de lo que se espera de uno por estar en tal o cual relación, afirma Cintrano.

Para Roberto Sanz, sexólogo en Fundación Sexpol y psicólogo divulgador para el COP Madrid, esta forma de etiquetar las relaciones es resultado de los defectos que ha probado tener la monogamia exclusiva. “Se tiene la idea de que estas nuevas formas de vinculación (poliamor, anarquía, tríadas, etc.) requieren cualidades muy atractivas para aquellas que desean una vinculación saludable, como un buen canal de comunicación, sinceridad, empatía, respeto por la diversidad y una buena dosis de autoconocimiento. Por el contrario, una relación tradicional parece requerir únicamente la conformidad con esta, pues todo lo demás se da por sentado, aunque de forma errónea a causa, por ejemplo, de los mitos del amor romántico o los roles de género tradicionales”, explica.

Marta Sánchez, de 30 años, afirma que, aunque le gustaría tener una relación estable algún día, ahora solo parece atraer a hombres que buscan relaciones sin compromiso. “Quisiera tener un novio, pero todos los hombres que me invitan a salir ninguno quiere comprometerse”, dice. En el caso de Alberto Pérez, de 32 años, las situationships le permiten mantener conexiones sin las presiones de una relación formal: “Me hicieron mucho daño en mi anterior relación y no me siento preparado para involucrarme del todo”.

Esta pérdida de etiquetas ha tenido un efecto positivo creando una ola de honestidad en las relaciones, especialmente entre las generaciones más jóvenes. “Los solteros y solteras dan prioridad a la transparencia en las citas frente a encajar en formatos preestablecidos. Más de la mitad (52%) de los solteros son más claros desde el principio sobre lo que buscan y quieren en una relación con sus parejas y citas. Además, el 85% admite que ser sincero y franco es lo más importante en cualquier relación”, reza un estudio realizado por Bumble. Invento de las nuevas generaciones o no, las situationships parecen haber llegado para quedarse y, de paso, añadir unas buenas dosis de incertidumbre y giros de guion tanto en la ficción como en la vida real.

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