Gilbert F. Houngbo, director de la OIT: “De media, las mujeres siguen ganando entre un 20% y 23% menos que los hombres por el mismo trabajo”

El primer africano que ocupa este cargo expresa su preocupación por los discursos antiinmigración y defiende una migración laboral “bien organizada”

Hamburgo (Alemania) -
El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Gilbert F. Houngbo, durante su intervención en la Conferencia de Sostenibilidad de Hamburgo, a principios de octubre.Jochen Tack (HSC/photothek.de)

Gilbert F. Houngbo (Togo, 61 años) es el primer africano que ocupa el cargo de director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Primer ministro de su país entre 2008 y 2012, dice sentirse “muy preocupado” por los discursos antiinmigración que recorren el mundo y defiende las “ventajas” de la migración laboral ordenada tanto para los países de acogida como para los de origen. Así lo afirma en una entrevista con este diario durante su participación en la Conferencia de Sostenibilidad de Hamburgo, celebrada a principios de este mes, en la que Houngbo exploró junto con otros líderes mundiales cómo impulsar el “trabajo decente”, es decir, empleos productivos que proporcionen ingresos dignos y cuya creación sigue siendo hoy un gran “desafío” para casi todas las economías.

Pregunta. Los discursos antiinmigración resuenan cada vez con más fuerza en la Unión Europea o Estados Unidos. ¿Cómo afectan al empleo de los migrantes?

Respuesta. Estoy muy preocupado porque el discurso antiinmigrantes está por todas partes. Puede que no esté de acuerdo, pero entiendo perfectamente que algunos gobiernos tengan que prestar atención a esa expresión del sentimiento de la población. Pero, la migración no debe verse como algo negativo. No hablo de la migración irregular ni de quienes migran por una cuestión humanitaria… Y obviamente, los migrantes que llegan a un país tienen que cumplir con las normas. Por ello, es necesario acabar con la imagen negativa de la migración, porque la migración es una necesidad que va a aumentar en las próximas décadas.

P. ¿Cómo se combate el discurso antiinmigración?

R. Tenemos que intensificar la comunicación y la defensa de lo que los inmigrantes nos traen o nos podrían traer. Los migrantes no vienen para tomar el control de los países o convertirse en personas que no respetan la ley y cometen actos delictivos. La migración laboral, cuando está muy bien organizada, es una ventaja para todos: para el Norte [Global], que está luchando contra el envejecimiento de la población, para los países de origen y para los propios emigrantes y sus familias. Tenemos que insistir en que nadie va a salir ganando a menos que decidamos dar un paso adelante, implicando a todos los sectores, para lograr una migración laboral ordenada, asegurándonos de que los migrantes van predominantemente a los sectores en los que hay déficit.

La migración laboral, cuando está bien organizada, es una ventaja para todos

P. ¿Por ejemplo?

R. En el sector del transporte, en el hotelero e incluso en el de las tecnologías de la información. Por no hablar del sector agrícola, donde hay muchos trabajadores migrantes en la recolección de las fresas o la aceituna, o en el de las pastelerías y las panaderías.

P. ¿Los empleos que no quieren ocupar los trabajadores del Norte Global?

R. En el caso de las panaderías, la gente no quiere levantarse a las dos o las tres de la madrugada para tener el pan listo a las cinco. E interesa asegurar que no hay falta de mano de obra en ese mercado. Aunque hay que garantizar que los migrantes tengan acceso a lo que yo llamo una transición en su vida.

P. ¿A qué se refiere?

R. Deben intentar aprender la forma en la que se vive en el país que los ha acogido.

P. La migración laboral también puede provocar una fuga de cerebros.

R. Sí, aunque la migración laboral está llena de ventajas, hay que tener mucho cuidado de no crear involuntariamente ningún tipo de fuga de cerebros en los países de origen. Además, muchos de esos trabajadores inmigrantes o sus hijos adquieren una gran experiencia en el Norte que puede ser de gran ayuda en sus países si regresan.

P. ¿Qué propone para lograr que la migración laboral esté bien organizada?

R. Para mí, tiene que ser un planteamiento voluntario y por eso la OIT está apoyando los acuerdos bilaterales entre países del Norte y los del Sur. Alemania, por ejemplo, tiene acuerdos bilaterales con Kenia o con India. Permiten mostrar a los jóvenes que hay una vía legal y disuadirlos de intentar cruzar en patera a través del Mediterráneo. Y esos acuerdos podrían contribuir a un escenario en el que todos ganan, es decir, permitirían, por ejemplo, pactar una migración laboral durante cinco o 10 años y luego regresar al país de origen.

P. ¿Y cree que los migrantes regresarían a países de origen donde hay menos oportunidades o salarios más bajos?

R. Para atraer a quienes han crecido en el Norte Global y ya tienen una experiencia, son necesarios programas que les ayuden, sobre todo, en términos de financiación, para que puedan volver a establecerse en sus países de origen. Cuando yo estaba en el Gobierno [como primer ministro de Togo], intentamos asegurar la existencia de una unidad especial para ayudar a los retornados. Aunque hay muchos desafíos, sobre todo porque tienen que adaptarse a una nueva forma de vida y puede que no tengan acceso a todo lo que solían tener en el país al que habían migrado. Por ejemplo, si eres médico, puede que no dispongas de equipos de última generación, por lo que tendrás que acostumbrarte a utilizar otro tipo de equipos.

P. ¿La Inteligencia Artificial puede ser una ayuda?

R. Todo el mundo habla de Inteligencia Artificial y los jóvenes están muy implicados. Sin embargo, uno de los problemas es que no existe en todas partes una infraestructura de Internet, sobre todo, cuando sales de las zonas de las grandes ciudades. Y esta es una preocupación de la OIT, ya que a menos que hagamos algo internacionalmente, crecerá la brecha digital y provocará que algunas personas se queden atrás.

De media, las mujeres siguen ganando entre un 20% y 23% menos que los hombres por el mismo trabajo

P. Las mujeres tienen más riesgo de quedarse atrás. ¿Cómo se evita?

R. Mejorando la protección social y luchando contra las desigualdades y los prejuicios de los que son víctimas las mujeres. De media, las mujeres siguen ganando entre un 20% y 23% menos que los hombres por el mismo trabajo, así que tenemos que combatir esa discriminación. También es muy importante seguir dando pasos en la ampliación de los permisos parentales. En los países en vías de desarrollo, en particular, puede resultar muy caro tener un sistema que permita a las madres y padres jóvenes tener una guardería o un permiso para el cuidado de los niños.

P. ¿Cómo se puede garantizar una transición hacia una economía más verde sin menoscabar la seguridad laboral?

R. Sabemos que vamos muy retrasados en la acción climática y es crucial dar ya un paso hacia adelante. Pero también es clave tener en cuenta la dimensión humana en la transición hacia una economía más verde.

P. ¿Qué quiere decir con la “dimensión humana”?

R. Me refiero a una transición justa. Por ejemplo, es muy importante la descarbonización de la economía y aplaudo lo que han hecho los británicos con el cierre de la última central de carbón [la de Ratcliffe-on-Soar, el pasado 30 de septiembre]. Pero también sabemos que hay un gran número de familias en Europa que dependen del sector del carbón para sobrevivir.

B. ¿Cómo se logra el equilibrio?

R. No necesariamente reduciendo la velocidad, en este caso de la descarbonización, pero sí es fundamental planificar la transición hacia la economía verde para garantizar que esos trabajadores sigan teniendo una vida decente. Y eso significa que hay que contar con un sistema de protección social y, lo más importante, con programas de recualificación y reciclaje laboral para que estos trabajadores puedan formarse, por ejemplo, en energías limpias. Y, por supuesto, hay que mantener su nivel de vida. Por ejemplo, según datos de Linkedin, los salarios de empleos en el sector de las energías renovables son entre un 15% y un 30% más bajos que en el de las no renovables. Se necesita voluntad política para garantizar que quienes transitan hacia una economía verde no salen perdiendo.

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