Susana Arrechea, premio Princesa de Girona: “Algunos prefieren estar sin luz a que las mujeres lideren el proyecto”
La ingeniera y biotecnóloga ha sido galardonada por New Sun Road Guatemala, la empresa que lleva electricidad e internet a las aldeas indígenas del país centroamericano para que las mujeres sean las administradoras
Una profunda conciencia ambiental y la necedad suficiente para perseguir imposibles han sido determinantes para el futuro de Susana Arrechea (Ciudad de Guatemala, Guatemala, 36 años). “Crecí rodeada de bosques y, cuando era adolescente habían talado todos los árboles y construido casas con desagües que iban directos a los ríos. Necesitaba dedicarme a algo relacionado con el medioambiente”, recuerda. Después de pasar por la ...
Una profunda conciencia ambiental y la necedad suficiente para perseguir imposibles han sido determinantes para el futuro de Susana Arrechea (Ciudad de Guatemala, Guatemala, 36 años). “Crecí rodeada de bosques y, cuando era adolescente habían talado todos los árboles y construido casas con desagües que iban directos a los ríos. Necesitaba dedicarme a algo relacionado con el medioambiente”, recuerda. Después de pasar por la Universidad San Carlos de Guatemala, la Universidad de Castilla La Mancha y la Universidad de California en Berkeley, esta ingeniera química y doctora en nanotecnología decidió romper con la investigación, el academicismo y una futura boda, y enamorarse de nuevo: “Me involucré en New Sun Road, la empresa que lleva luz a zonas rurales de Asia y África, cofundada por el que ahora es mi marido”, explica. Pocos años más tarde, Arrechea fundó New Sun Road Guatemala, el proyecto por el que acaba de recibir el Premio Princesa de Girona internacional.
“Instalamos electricidad e internet en aldeas rurales indígenas de Guatemala, con la condición de que las mujeres lideren el proyecto, que sean ellas las que administren y dirijan el servicio de conexión”, cuenta Arrechea. Desde 2019, la empresa ha facilitado más de 14.000 servicios digitales, beneficiado hasta a 4.000 personas, y avanzando en un camino que no siempre ha sido de rosas. “La mayoría de nuestros problemas derivan de que el proyecto lo lideran las mujeres. Varias aldeas han preferido seguir sin conexión a que las mujeres trabajen en el servicio, ganen dinero e independencia”, subraya.
Cuando New Sun Road Guatemala llega a una comunidad, convocan una asamblea para que los vecinos decidan si quieren el proyecto. Si lo aceptan, las mujeres de la aldea forman comités de lideresas y reciben cursos de habilidades tecnológicas. “Creamos un café digital al que acude la gente que necesita navegar por internet, hacer trámites en línea, descargar o imprimir documentos... Y las lideresas son las que gestionan todos estos servicios”, puntualiza Arrechea. La idea es que los cafés sean el medio para que las mujeres tengan ingresos propios y participen en la toma de decisiones. “Es increíble el contraste en algunas aldeas donde las mujeres no son capaces de mirar a un hombre a los ojos y, después de las capacitaciones, observas cómo actúan y se ven a ellas mismas como lideresas. Se sienten útiles y reconocidas por su entorno”, observa.
Arrechea insiste en que los efectos económicos y tecnológicos de New Sun Road Guatemala son enormes para la aldea, pero el mayor impacto es el social: “El proyecto está cambiando la autoconcepción de las mujeres y la mentalidad de sus familiares y vecinos. No podemos cambiar su situación de manera aislada, la transformación social incluye a las familias, especialmente a los maridos con los que trabajamos las masculinidades positivas”, cuenta. “Les concienciamos sobre el reparto de tareas, que les quede claro que un hombre también puede cambiar un pañal”. Y, pese a los comentarios o visiones negativas, Arrechea celebra que, en la gran mayoría de los casos, las reflexiones son positivas. “Es bien interesante ver cómo adoptan esta nueva perspectiva de manera natural”, asegura.
Explica además que “nuestra aproximación no es occidental, respetamos la cosmovisión y los conocimientos mayas. La electricidad e internet les permiten conocer pero también transferir su sabiduría al mundo”. Las capacitaciones las imparten mujeres indígenas con cierto reconocimiento en el que idioma materno de cada pueblo. “En Guatemala hay 22 idiomas mayas. Es importante que las mujeres establezcan un nexo con alguien que hable su lengua y que comparta su etnia”, explica.
Los “cafés digitales” o puntos de acceso a internet han abierto la puerta a nuevas herramientas como el comercio por internet, Chat GPT para la redacción de documentos burocráticos o para hacer un currículum... Los usos son infinitos pero también sus inconvenientes y peligros. Los vecinos reciben charlas sobre ciberseguridad, privacidad, ciberacoso, abusos a las mujeres, manejo de información: “Creo que los jóvenes del área urbana conocen la importancia del buen manejo de la comunicación, pero en estas comunidades es fundamental hablar del nuevo mundo de engaños y abusos que se abre con la conexión a internet y que empiecen a usarla de manera controlada: sin compartir contraseñas o fotografías intimas, ni confiar en la identidad de quien habla.
Con el Premio Princesa de Girona en una mano y una gran ambición en la otra, Arrechea está segura de que seguirá avanzando pero con más calma hacia el próximo horizonte profesional: “Ahora estoy más tranquila. Soy madre de dos niñas pequeñas que no me quiero perder y me llena sentir que estoy sirviendo a mi país, aunque no viva allí. Este proyecto me educa constantemente, con él he aprendido la capacidad que tenemos las nuevas generaciones para cambiar mentalidades de dinosaurios.”, termina.
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