Kavita Singh, científica india: “Los patrones del dengue y otras enfermedades se ven alterados por el cambio climático. Antes no teníamos ni tantos casos ni tantos muertos”

Una entidad que investiga tratamientos para dolencias olvidadas recibe este viernes el Premio Princesa de Asturias de Cooperación. Sus responsables alertan de que frenar estas patologías beneficia a todo el mundo, no solo a los países que las sufren

Kavita Singh, en Oviedo, el 19 de octubre de 2023, la víspera de recoger el Premio Princesa de Asturias de Cooperación, concedido a la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas, para la que trabaja en India.ÓSCAR CORRAL

Las enfermedades no conocen fronteras, las dolencias desatendidas no afectan siempre a personas que están a miles de kilómetros y el hecho de llamarlas “desatendidas” no debería significar que desaparezcan de la agenda de quienes poseen el dinero y el poder de transformar las prioridades de la salud global. Con este mensaje ha llegado a Oviedo la científica india Kavita Singh, directora para el sur de Asia en la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi, por sus siglas en inglés), que recibe este viernes el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. La entidad ha sido reconocida por su labor en la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos “asequibles y fáciles de usar” para quienes padecen alguna de estas 20 dolencias, un total de 1.000 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la lista de estas enfermedades, la mayoría de ellas registradas en lugares empobrecidos de áreas tropicales, están la leishmaniasis visceral, una dolencia parasitaria, y el dengue, transmitido por un mosquito, que ocupan parte del trabajo de esta mujer de 54 años. Singh celebra pequeñas victorias en estos 20 años de andadura de la DNDi, pero prefiere concentrarse en lo que queda por hacer. “Nuestro trabajo solo estará completo cuando un paciente de un pueblo perdido en un país tropical pueda tener un diagnóstico y un acceso al mejor medicamento que existe para su enfermedad, sin necesidad de hacer un gran desplazamiento”, recalca en esta entrevista, realizada por teléfono.

Pregunta. Enfermedad desatendida no es sinónimo de enfermedad lejana.

Respuesta. Por supuesto que no lo es. Yo, personalmente, siento que no están en el lugar en que deberían estar en la agenda de salud global. Los organismos financiadores tampoco les dan la importancia que debieran. Ojalá este premio sirva para poner el foco en estas dolencias. Muchas de ellas son enfermedades que se ven muy influidas por el cambio climático, y sabemos que van a modificarse en los próximos años. Los tratamientos para las enfermedades desatendidas benefician a todo el mundo, no solo a la región que hoy las sufre.

P. ¿Puede poner un ejemplo del impacto del cambio climático en la evolución de estas enfermedades?

R. Por ejemplo, los patrones del dengue y otras enfermedades se ven alterados por el cambio climático. Antes no teníamos ni tantos casos ni tantos muertos en nuestra región del sur de Asia. En Bangladés ha habido más de 1.000 muertes por dengue este año. Son cifras que no habíamos visto en décadas. Igual ocurre en Sri Lanka o Pakistán, donde hay miles de contagiados. Los sistemas sanitarios colapsan ante el alto número de pacientes e inevitablemente perdemos pacientes.

Los tratamientos para las enfermedades desatendidas benefician a todo el mundo, no solo a la región que hoy las sufre.
Kavita Singh, DNDI

P. La DNDi acaba de formar una Alianza Global contra el Dengue, con instituciones de varios países como India, Tailandia, Malasia o Brasil, para acelerar justamente la investigación y la implementación de un tratamiento contra esta enfermedad en los próximos cinco años. ¿Es un ejemplo también de la eficacia de la cooperación Sur-Sur?

R. El conocimiento, la experiencia y los años de trabajo en la lucha contra el dengue están en los países del Sur porque es ahí donde están la mayoría de los enfermos, así que los ensayos deben tener lugar en estos países. No es que se quiera dejar fuera a los países del Norte, sino que es una iniciativa para trabajar juntos, avanzar más rápido y lograr un verdadero tratamiento contra esta enfermedad, porque por ahora no existe. Solo nos limitamos a mitigar el dolor y los síntomas de los enfermos. No hay que olvidar que hoy el dengue se da sobre todo en los países tropicales, pero con el cambio climático, el vector puede cambiar y la presencia de la enfermedad también.

La mayoría de estas enfermedades desatendidas atacan a comunidades ya empobrecidas y las tornan aún más pobres. Es un ciclo infernal

P. En 20 años de andadura del DNDi, ¿los tratamientos para estas enfermedades y su accesibilidad han mejorado en el sur de Asia?

R. Cada enfermedad es diferente. Hay algunas que están hoy controladas y se eliminan de la lista de problemas de salud pública. Otras tienen tratamiento, pero no llega a la población, y hay otras en las que el mejor tratamiento aún no existe, como ocurre en el mal de Chagas, por ejemplo. En el caso de la enfermedad del sueño, la DNDi ha hecho un trabajo increíble con un medicamento que aún no se puede aplicar a todas las formas de la enfermedad. La mayoría de estas 20 enfermedades desatendidas atacan a comunidades ya empobrecidas y las tornan aún más pobres. Es un ciclo infernal. Por eso, nuestro trabajo solo estará completo cuando un paciente de un pueblo perdido en un país tropical pueda tener un diagnóstico y el acceso al mejor medicamento que existe para su enfermedad sin necesidad de hacer un gran desplazamiento.

Las mujeres sí se ven perjudicadas a la ahora de acceder a los medicamentos y no lo tienen tan fácil como los hombres, en muchos casos.

P. En este momento, ¿cuáles son los mayores desafíos de la India en la lucha contra estas enfermedades desatendidas?

R. Nosotros hablamos siempre de la región, porque las enfermedades y los vectores no saben de fronteras. En los últimos 20 años, hemos progresado mucho en el tratamiento de la leishmaniasis visceral, también conocida como kala azar. Antes teníamos tres tratamientos, hicimos un estudio para comparar su eficacia y vimos que una dosis única de un medicamento, la Anfotericina B liposomal, mostraba una eficacia muy alta y debía ser la primera opción. Esta recomendación fue incluida en los programas nacionales y ha transformado el panorama y sobre todo ha reducido el número de muertos. En India, por ejemplo, se registraban 33.000 casos al año en 2011 y ahora rondan los 800. Esta enfermedad tiene complicaciones y años después, hay pacientes que desarrollan otra variante, llamada Leishmaniasis dérmica postkala-azar (PKDL, por sus siglas en inglés), que provoca serias lesiones en la piel. En este momento se ha terminado un ensayo clínico y estamos más cerca de implementar un tratamiento más sencillo y sin efectos secundarios. Reducir esta enfermedad y atenderla de forma temprana implica también frenar la marginación social que sufren los afectados, sobre todo niños y mujeres.

Kavita Singh.ÓSCAR CORRAL

P. ¿Las mujeres se ven más afectadas por estas enfermedades desatendidas?

R. Desde un punto de vista estrictamente médico, no, pero las mujeres sí se ven perjudicadas a la ahora de acceder a los medicamentos y no lo tienen tan fácil como los hombres, en muchos casos. Además, tienen más miedo a hacer pública su enfermedad, debido al peso de las sociedades en las que viven. Por ejemplo, si una niña o una mujer tienen lesiones en la piel, no es tan fácil para ellas salir de sus casas y pedir un tratamiento. Por eso, para nosotros, la educación es casi tan importante como la adopción de tratamientos eficaces.

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