El mercado de las 34 excombatientes colombianas que venden paz (y jabones)
En Medellín, el Mercado de las Mujeres Construyendo Paz comercializa productos de cooperativas de antiguas combatientes de las FARC, que huyen de las amenazas de muerte y buscan estabilidad económica
“Pintando sueños de vida y paz” es la frase que asoma en una sala donde se reúnen 34 mujeres exguerrilleras de las FARC. Es en la Casa de la Reincorporación, en el barrio Belén de la ciudad colombiana de Medellín, que alberga estanterías repletas de café, miel, cerveza artesanal, aceites, botas, mochilas y “jabones con esencia de amor”, como los llaman ellas. Danis Chavarría es la promotora de ventas de estos productos y, bajo una gorra negra, sus ojos se iluminan cuando habla del proyecto del que forma parte, el Mercado de Mujeres Construyendo Paz.
En 2020, Chavarría tuvo que desplazarse de manera forzada a Medellín desde el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Ituango, lugar donde hizo la dejación de armas y la reincorporación a la vida civil como exguerrillera de las FARC. La firmante de paz tuvo que huir de allí, al norte del departamento de Antioquia, debido a las amenazas y los asesinatos a personas excombatientes, y las confrontaciones entre diferentes grupos armados que se disputaban la región. “Cuando llegué a Medellín, las mujeres que conformaban el Mercado me acogieron para trabajar con ellas”, celebra.
Para ese año, 32 exguerrilleras ya ponían en marcha un proyecto repleto de paz y esperanza. Comenzaron con un pequeño mercado basado en productos de la canasta familiar. Tras el parón de la pandemia y la pérdida de alimentos perecederos, determinaron seguir adelante bajo otra premisa. “Decidimos que teníamos que vender los productos que elaboran las diferentes cooperativas de firmantes de paz en el país. ¡Vamos a visibilizar nuestros sueños!”, exclama Ledys Restrepo, presidenta del Mercado de Mujeres.
Solo la mitad de los hijos de excombatientes reciben apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, esto genera una carga excesiva de tareas de cuidados, que recaen principalmente en las mujeres
“Es una manera de salir adelante económicamente, pero también de decirle a la sociedad colombiana que nosotras no solamente portábamos un arma, sino que ahora estamos apostándole a la paz”, destaca la presidenta, quien también remarca lo complicado que es visibilizar el proceso debido a las pocas garantías de seguridad que tienen. Y es que, al igual que Chavarría, Restrepo y el resto de las 34 mujeres que conforman el Mercado, proceden de diferentes lugares y ETCR de todo el país.
Amenazas de muerte y estigmatización
Estas mujeres huyen de la falta de seguridad y garantías económicas. “Desde que firmamos el acuerdo de paz han asesinado a más de 350 personas en proceso de reincorporación”, argumenta Restrepo. Cifras de las que también se hacen eco el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz y la Misión de Verificación de la ONU en Colombia. Esta última, además, recalca que la mayoría de los crímenes se presentan en los territorios priorizados por los acuerdos, entre ellos el departamento de Antioquia, punto donde se encuentra el Mercado. El porqué de estos asesinatos: el compromiso por la paz.
Pero las firmantes de paz no solo se enfrentan a las amenazas de muerte, sino a una estigmatización que las persigue allí donde llegan. Linda Nedy Jaramillo también es integrante del Mercado. Dice que la buena acogida que sienten en el barrio Belén no es extrapolable al resto de la ciudad, donde tienen que ocultar su identidad en los distritos en los que viven, especialmente en el colegio de sus hijos. También lo atestigua Mónica Echeverry: “Muchas personas no quieren saber nada de los firmantes de paz y creo que es por el desconocimiento que todavía se tiene de los acuerdos. Piensan que solo beneficia a quienes formábamos filas en las FARC, pero no conocen que su contenido incluye a todo el pueblo colombiano”. Y resalta la importancia de continuar haciendo pedagogía por la paz.
Del campo a la ciudad
Entre enero y noviembre de 2022 fueron desplazadas a la fuerza 78.154 personas y otras 108.655 fueron confinadas en Colombia, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en el país. Estas dinámicas de expulsión de la población de las zonas rurales, que se debe en gran parte a la confrontación de grupos armados, afectan especialmente a las personas en proceso de reincorporación. Así lo corrobora el informe trimestral del Secretario General de la ONU de diciembre de 2022, que habla de 10.566 excombatientes (incluidas 2.651 mujeres) que están llevando a cabo su proceso de reincorporación fuera de los 24 ETCR iniciales de 2017, concretamente en 75 Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR), muchas de ellas en cascos urbanos.
En los acuerdos de paz, las zonas que se establecieron para la reincorporación fueron rurales, ya que habían sido los lugares donde estaban los diferentes frentes de las FARC durante el conflicto. Francelly Arias también forma parte del Mercado de Mujeres y es la presidenta de la Cooperativa Multiactiva Tejiendo Paz (COTEPAZ), bajo la que se enmarca el proyecto. “Cuando fuimos llegando a la ciudad, vimos la necesidad de organizarnos en formas asociativas, ya que no había nada contemplado en los acuerdos en cuanto a la reincorporación en zonas urbanas”. Es así como en 2020 se crea el NAR de Medellín, debido a la salida y expulsión de excombatientes de zonas rurales de Antioquia y Urabá, y que engloba, según cifras de COTEPAZ, a 324 personas en proceso de reincorporación.
“La vida que teníamos en el campo es muy diferente a la vida en la urbe. Muchas de nosotras nunca habíamos vivido en una ciudad”. Echeverry cuenta que cuando llegó a Medellín, le entregaron el cuidado de su madre y de un hermano con ceguera, quedándose como cabeza de hogar en un entorno desconocido y hostil. De hecho, la ciudad es la capital de la montañosa provincia de Antioquia, que durante años ha sido considerado el bastión del uribismo, es decir, de la derecha conservadora del país, que hizo todo lo posible para que el proceso de paz fracasara con el anterior gobierno de Iván Duque.
“Y esto le pasó a la mayoría de las compañeras”, continúa Echeverry. Se vieron en una ciudad desconocida, al cargo de una familia y sin acceso a los recursos más básicos. Así lo destaca el informe del Secretario General de la ONU de diciembre de 2022: “Aunque el 84% de las mujeres exguerrilleras participan en proyectos productivos, muchas siguen enfrentando desafíos para participar activamente en la adopción de decisiones. Como apuntó recientemente la Procuraduría General, solo en torno a la mitad de los hijos de excombatientes reciben apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, lo cual genera una carga excesiva de tareas de cuidados, que recaen principalmente en las mujeres”. Y lo mismo ocurre con los papeles de liderazgo: “Unos 6.700 excombatientes, incluidas unas 1.800 mujeres, son miembros de 181 cooperativas en todo el país. Sin embargo, solamente 100 mujeres ejercen un papel de liderazgo (en 35 cooperativas)”.
Estabilidad y reincorporación, pero también inspiración
Por ello, la creación del Mercado se enmarca en esa necesidad de garantizar una estabilidad económica y una reincorporación efectiva a las 34 mujeres que conforman el proyecto. Pero, también, para que sirva de inspiración a otras. “Para nosotras, como colectivo de mujeres, el punto fuerte y la motivación del Mercado es visibilizar los proyectos de diferentes formas asociativas, no solo de personas firmantes de paz, sino también de víctimas del conflicto armado. Esto nos genera la satisfacción de saber que desde aquí somos la conexión entre el territorio y la ciudad, dando nuestro aporte a la paz y a la reconciliación”, resalta Arias.
Desde que firmamos el acuerdo de paz han asesinado a más de 350 personas en proceso de reincorporaciónLedys Restrepo, presidenta del Mercado de Mujeres
Una iniciativa en la que tienen que enfrentarse a dinámicas totalmente diferentes a las que tenían en el monte, como es el tema de la administración y finanzas. Daniluz González es la tesorera del Mercado. Para ella es importante que, además de la oportunidad del emprendimiento, esta se acompañe de un proceso de aprendizaje. Por eso, gracias al trabajo conjunto con entidades como la Universidad de Antioquia, González está estudiando su quinto semestre en administración pública. “Somos 34 mujeres que luchamos por sacar este proyecto adelante y demostrar al resto de nosotras que sí se puede. Necesitamos que la sociedad nos vea como seres humanos que merecemos el derecho a la vida, la paz, la tranquilidad y poder expresarnos libremente en todo el país”.
Y aunque de momento el Mercado no está abierto en su totalidad al público, las 34 participan en ferias y eventos nacionales e internacionales donde dan a conocer la iniciativa. Además, sueñan con tener un local propio donde no solo puedan vender los productos, sino donde también se converse sobre la importancia de seguir apostando por la paz mientras se comparte una taza de café. O como dice Restrepo: “Un lugar donde podamos cerrar las brechas que todavía siguen abiertas”.
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