La pesadilla de trabajar en ciencia

Los lectores escriben sobre las trabas laborales que afrontan los científicos, la falta de oferta de vivienda, la inmigración y el valor del respeto

Una investigadora trabaja en un laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid.Víctor Sainz

Ramón y Cajal, Juan de la Cierva, Viera y Clavijo, Margarita Salas, sexenios, acreditación de la ANECA para profesor ayudante doctor, profesor contratado doctor, titular y catedrático… Los científicos en España pasamos nuestra vida saltando de contrato en contrato, en una rueda en la que como pierdas un año te quedas fuera. Casi no podemos hacer ciencia, porque somos la única profesión que tiene que justificar cada paso para conseguir la siguiente acreditación. Me pregunto qué científico corrupto ha provocado este castigo colectivo. ¿Alguien se imagina a un policía haciendo malabares cada dos años para poder seguir en su trabajo dos años más? Mientras no entendamos que la ciencia es un trabajo colectivo hecho por personas con vidas que merecen cumplir un horario laboral, la mayoría de los jóvenes y medio viejos más prometedores de este país nos quedaremos por el camino yendo a otros sectores que nos traten como personas.

Nuria Álvarez Crespo. Galapagar (Madrid)

Un lugar para vivir

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Hace unos días, este periódico se hizo eco del auge de las viviendas turísticas en Gijón y Oviedo. El debate sobre el turismo sacude Asturias. Cada vez es más difícil encontrar un alquiler para todo el año, los precios se disparan, la costa multiplica su población en verano (a veces, en urbanizaciones mastodónticas que rompen con el entorno) y todo el Oriente es, a estas alturas, un parque de atracciones. Sin embargo, el Gobierno asturiano niega que haya masificación y recela de una tasa, algo que defienden los socialistas vascos y cántabros en sus comunidades. No comprendo por qué. Es complejo situarnos en una escala de masificación, pero existen precedentes que conviene evitar. Es verdad que de algo hay que vivir, pero el objetivo es, precisamente, vivir.

Alberto Busto García. Avilés (Asturias)

Tratar el problema en su origen

¿Se acuerdan de cuando se pedía dinero del Domund? O, más recientemente, las campañas contra la desnutrición en África. Los problemas con la llegada de inmigración desde ese continente parten de que se puso todo el esfuerzo en salvar vidas, pero no en proporcionarles un medio de vida para cuando crecieran. Todavía estamos a tiempo de actuar sobre el terreno y darles una oportunidad.

Isidro Carmona. Madrid

Educación y respeto

El domingo fui al cine. Estaríamos 30 o 40 personas. Tras los tráileres, la pantalla quedó en negro. Pasados un par de minutos, un espectador salió para avisar de la incidencia. Unos minutos más tarde, un empleado nos dijo que el proyector no funcionaba y que intentarían arreglarlo. La gente permaneció tranquila, en silencio. Al rato, volvió para decirnos que lamentablemente no habían conseguido arreglarlo y que pasáramos por taquilla para que nos devolvieran el dinero. Nadie protestó. Salimos de la sala y nos dirigimos a la taquilla, guardamos civilizadamente la cola, en Córdoba, a más de 40 grados. Ni un mal gesto, ni una mala palabra. Me parecía vivir en una burbuja de tolerancia, empatía y cortesía. Situaciones como esta revelan el alma de un pueblo.

Balbino Povedano Cañizares. Córdoba

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