La derecha abandona a los empresarios, y no solo en la reforma laboral

El feo del jefe del PP a Garamendi es el tercero que Casado le propina desde junio

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, frente al presidente del Partido Popular, Pablo Casado en una imagen de archivo.Javier Lizon (EFE)

La derecha abandona a los empresarios. Como ha hecho con fruición todo el año. Y ahora, en el asunto más sustancial para ellos: la reforma laboral. Enseguidita que la patronal CEOE anunció su apoyo al texto oficial, al que siguió el de los sindicatos, Pablo —Casado, el del PP, no confundir con ningún otro Pablo— intentó desautorizar la actuación de la entidad que preside Antonio Garamendi.

Aseguró que si llegase a la ...

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La derecha abandona a los empresarios. Como ha hecho con fruición todo el año. Y ahora, en el asunto más sustancial para ellos: la reforma laboral. Enseguidita que la patronal CEOE anunció su apoyo al texto oficial, al que siguió el de los sindicatos, Pablo —Casado, el del PP, no confundir con ningún otro Pablo— intentó desautorizar la actuación de la entidad que preside Antonio Garamendi.

Aseguró que si llegase a la Moncloa aboliría la nueva norma que la patronal suscribe: “Rechazamos la contrarreforma laboral de Sánchez y recuperaremos nuestro modelo”, el de Mariano Rajoy, que se implantó sin el consenso actual. Y al instante su partido anunció que votará contra la reforma en el Congreso. ¿Completará el desprecio a los empresarios ejecutando su amenaza previa?: “Llegaremos hasta el final en las instituciones europeas” para boicotear la nueva ley, dijo el 25 de octubre.

El feo del jefe del PP a Garamendi —que meritoriamente afianzó la autonomía del mundo económico logrando el consenso interno sin ningún voto en contra y cuatro abstenciones despistadas— es el tercero que Casado le propina desde junio.

Primero le llamó en junio “cómplice” del sanchismo por apoyar los indultos a los indepes catalanes, y añadió que la opinión de empresarios y obispos no valía para nada. Dislate que solo suscitó el aplauso odiador de su viejo patrón José María Aznar: de apoyos “para apuntar y no olvidar”, los tildó. Luego le imputó endosar “la propaganda tóxica” del Gobierno pues suscribió una parte de la reforma de pensiones. Y ahora, esta pataleta.

Claro que la réplica del patrón de patronos siega bajo los pies la prisa pepera por derribar al Gobierno precipitadamente: “Tengo que trabajar con el Gobierno que el pueblo español ha elegido legítimamente”, sentencia Garamendi. El filibusterismo parlamentario de Casado carece así de entraña social y de recorrido.

Igual sucede con las maniobras prometidas en la UE. Porque la supervisora de la reforma ha sido Nadia Calviño, quien goza de credibilidad en Bruselas y del apoyo unánime de los 27, que la han hecho presidenta del Comité Monetario y Financiero del FMI, el foro estratégico del primer ente económico mundial. Ella ha propiciado que la protección de los trabajadores frente a los abusos de la temporalidad se conjugue con la flexibilidad para los empresarios de organizarse con autonomía. Es esta flexi-seguridad que patrocina Europa lo que blinda la reforma.

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