Claudia Sheinbaum y María Corina Machado: “Sin comentarios”
El término usado por la presidenta en referencia al Nobel de la Paz de la opositora venezolana no es rendición ante el dictador ni pasividad frente el autoritarismo


Es difícil hablar con quien concibe el mundo en términos binarios: sí o no, blanco o negro, demonio o santo, Maduro o Machado. El mundo no es caricatura y flacos son los favores que le hacen quienes lo dibujan polarizado.
Primero, lo primero. Segundo, lo complejo.
Primero. Maduro es exactamente lo que se dice que es: un criminal electoral cuyo poder se sostiene en la represión, el hambre y el miedo. Los informes conocidos no dejan espacio para la duda: Maduro debe irse. Maduro debe ser juzgado por un tribunal internacional.
Segundo. Aplaudir sin matices el Nobel de la Paz para su rival más visible —María Corina Machado— equivale a mentirse. Detrás de Machado se asoma el viejo fantasma latinoamericano: el Gobierno de Donald Trump.
Con esas dos verdades coexistiendo, la respuesta de Sheinbaum —sin comentarios— fue la más coherente posible. Lo que los cortos de miras tacharon de defensa del dictador, fue fino cálculo. El silencio fue diplomacia. La evasión fue método.
Atención a los matices. La reacción presidencial ante el galardón noruego no fue un juicio moral sobre el ilegítimo Gobierno venezolano —no existen indicios de simpatía compartida—. Tampoco fue un discernimiento ético de Sheinbaum sobre el Nobel, aunque cuesta imaginar que Machado le inspire demasiado entusiasmo. La respuesta en la mañanera, más que un gesto personal, fue sentencia de Estado.
La posición oficial de México ante un hecho que exige ser equilibrado.
Sin Comentarios honra una vieja tradición diplomática que México —salvo breves desvíos con Peña y con Calderón— ha sabido mantener: no intervención, autodeterminación de los pueblos, soberanía nacional y resolución pacifica de conflictos.
Sin Comentarios respeta la Doctrina Estrada, nacida —precisamente— para frenar la injerencia de Estados Unidos y evitar que México se incline ante sus intereses.
Sin Comentarios es política interna.
Sin Comentarios reverencia los principios y se sostiene de pie ante el poder.
Sin Comentarios equivale a las respuestas silenciosas ante el Nobel de María Corina por parte de Lula y de Petro.
Sin Comentarios guarda coherencia con las críticas de Lula a las sanciones contra Venezuela y con las de Petro ante la hipocresía internacional.
Sin Comentarios parte de que María Corina ha pedido presión internacional sobre su país y sanciones más duras contra su propia gente. Una posición opuesta a la política exterior mexicana que —incluso con Fox, incluso con Calderón, incluso con Peña— ha considerado las sanciones económicas unilaterales una violación del derecho internacional.
Sin Comentarios reconoce que defender a María Corina implica justificar —aunque sea de forma indirecta— una intervención de EE UU en tierra de los venezolanos. Una intromisión que ya ha comenzado.
Sin Comentarios recuerda que en Venezuela existen otras fuerzas políticas más responsables que Machado. Las que buscan una salida pacífica, democrática y negociada. Las que México protegió cuando eligió la neutralidad. Las que encontraron refugio en nuestra embajada en Caracas. Las que México y Noruega intentaron sentar a la mesa para empujar una negociación.
Sin Comentarios es la distancia calculada que México ha sabido mantener frente a Estados Unidos. Lo prueba la venta de petróleo a Cuba como gesto humanitario mientras el bloqueo norteamericano asfixia a la isla con metódica miseria.
Sin Comentarios no es rendición ante el dictador ni pasividad frente el autoritarismo. Es la herramienta más vieja y eficaz que conocemos para la paz: la mediación.
Sin Comentarios es puente y no dócil eco.
Sin Comentarios no es matiz ni defensa de Maduro.
Sin Comentarios ha sido — y sigue siendo— lo correcto.
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