La pelea en Coahuila abre la primera grieta amenazante en la alianza opositora
Un conflicto entre el presidente del PAN y el gobernador priista fisuran la confianza entre los partidos de la alianza a cinco meses de las presidenciales
La noche del 4 de junio del año pasado, la alianza opositora Frente Amplio por México se subió al escenario a celebrar la única victoria que habían conseguido aquel domingo electoral. La coalición entre el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) habían recibido un enorme golpe con la derrota en el Estado de México, pero sus líderes se subieron a un avión rumbo al norte y alcanzaron a llegar a los festejos en el Estado de Coahuila. El priista había obtenido una aplastante victoria y junto a él posaban y sonreían los dirigentes nacionales de los tres partidos. Coahuila se convirtió entonces, a un año de las elecciones presidenciales, en el caso de éxito del Frente. La alegría de esa noche se ha esfumado esta semana, con una feroz disputa por el reparto de las candidaturas. El conflicto amenaza ahora, a cinco meses de las presidenciales, con volverse la primera grieta insalvable de la alianza opositora.
La guerra intestina comenzó esta semana, con un mensaje publicado en redes sociales por Marko Cortes, el presidente del PAN. “El quehacer político debe ser transparente, a la luz del día y a la vista de todos, por lo que públicamente pedimos al gobernador de Coahuila y a las dirigencias del PRI que se honren los acuerdos firmados”, se leía en el tuit junto a un comunicado en el que reclamaban que habían acordado incluir panistas tanto el Gobierno estatal como en las candidaturas que se disputan en esa entidad este año. El gobernador respondió que el acuerdo también establecía que el PAN debía aportar el 20% de los votos, punto que no se cumplió. Ese fue el puntapié de la crisis en la alianza opositora. Cortés fue más allá y dio un segundo paso con lo que, incluso dentro de su partido reconocen, fue un error garrafal.
“Es una verdadera pena que el recién entrado gobernador mienta con tal facilidad; quien miente e incumple en lo poco, miente e incumple en lo mucho. El acuerdo político firmado por el hoy gobernador no está vinculado al porcentaje obtenido en el resultado electoral”, decía un segundo mensaje. Le acompaña una lista de puestos que se repartieron los partidos de la alianza en el acuerdo electoral de 2023. Incluía secretarías, notarías y organismos autónomos, además de las candidaturas en 14 municipios. “Manolo Jiménez, te recordamos que realmente lo que está en juego es la credibilidad de la gente que votó por este proyecto de coalición, por el bien de México y de Coahuila”, concluía.
El error de cálculo resultó brutal. El presidente Andrés Manuel López Obrador y todo su partido exhibieron y criticaron a Cortés tras enseñar los detalles del acuerdo —que normalmente los partidos hacen pero no difunden—; y además lo denunciaron ante el Instituto Nacional Electoral (INE). “Eso no tiene nada que ver con política, es un acuerdo mafioso para repartirse un botín. Cuando se reparte mal el botín, hay motín”, dijo el mandatario. “Es una prueba documental importantísima, es algo histórico que tenemos que conocer todos para que no se repita”. La respuesta de Cortés no tardó en llegar. “A diferencia de usted, que miente todos los días y realiza acuerdos por debajo de la mesa, en Acción Nacional sí podemos transparentar nuestros acuerdos con la gente y exigir su cumplimiento”, le escribió en un tuit. Y le acusó: “El único mafioso aquí es usted”.
Alejandro Alito Moreno, presidente del PRI, primero intentó calmar las aguas y luego se salió en defensa de su soldado político. “Si esta fuera una alianza en la que prevalecieran los cálculos políticos, la ciudadanía no confiaría en nosotros, estaríamos manchando de mezquindad y ambición un proyecto que nació precisamente de la necesidad de aspirar a tener un mejor país”, dijo en un mensaje. “Es momento de cerrar filas con las decisiones que se tomen en el partido. La voluntad de las y los priístas es inquebrantable, en este partido somos mujeres y hombres de una pieza, tenemos palabra, hacemos política por convicción y principios, jamás por venganza, jamás por el poder, jamás por el beneficio personal”.
A quien más han golpeado las tensiones ha sido a Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial del Frente, ahora llamado Fuerza y Corazón por México. Gálvez reconoció en una entrevista esta semana que se enfureció al ver lo que había publicado Cortés. “Es inaceptable el contenido de ese convenio, es inaceptable desde el punto de vista ético”, dijo en un programa en Radio Fórmula. La candidata presidencial de la oposición ha asegurado además que con ella, “estas cosas van a dejar de pasar”.
La carrera electoral de Gálvez se avista complicada, las encuestas posicionan mejor a su contrincante, Claudia Sheinbaum, y los propios no dejan de lanzarse fuego amigo. Hasta ahora la alianza se había mantenido medianamente unida, más allá de algunas suspicacias y señalamientos en privado entre los socios. Esta es la primera vez que los desacuerdos hacen temblar a la coalición. Al día siguiente de la disputa con Marko Cortés, el PRI se registró en Coahuila para competir este año en alianza con el PRD y Unidad Democrática de Coahuila (UCD), y dejó aislado al PAN en esa entidad. Señal de que las aguas no se habían calmado. No está claro aún cuáles serán las consecuencias de este desencuentro. Pero el exitoso caso Coahuila ya no alimenta las esperanzas de todos los miembros del Frente Amplio por México.
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