IA para lograr diagnósticos tempranos de cáncer de mama en las zonas más remotas de México
La tecnología tiene el potencial de automatizar el triaje médico y liberar cuellos de botella que demoran la atención oportuna


En el Estado de México, conviven cinco pueblos indígenas: mazahuas, otomíes, nahuas, tlahuicas y matlatzincas que, desde épocas prehispánicas, han habitado las zonas agrícolas colindantes con la Ciudad de México. Sus mujeres, asentadas en comunidades alejadas y con acceso limitado a los sistemas de salud, a menudo tienen que caminar por horas hasta un mastógrafo —un equipo de rayos X especializado que se utiliza para realizar mamografías—, cuando pueden costearlo. En un país donde el cáncer de mama es la principal causa de muerte por tumores malignos, el acercarles un diagnóstico oportuno puede marcar la diferencia en las tasas de supervivencia.
Una mañana fresca de noviembre, un grupo de mujeres de la tercera edad de estas comunidades indígenas se reúne en la sala de espera de un moderno laboratorio en Metepec, un pueblo con vestigios coloniales. Para muchas, será la primera vez que tendrán acceso a una mastografía, un estudio de rayos X que detecta potenciales anormalidades y el primer paso en el estándar para la prevención de la enfermedad. Sus resultados serán analizados con herramientas de inteligencia artificial (IA) y verificados de manera remota por médicos en diferentes partes del país. “Yo, para hacerme un estudio de mastografía, la verdad no tengo el recurso. Vamos al día en la casa”, describe Victoria Hernández, emprendedora de 61 años, encargada de dos de sus nietos, mientras espera su turno. “Pero es muy importante saber que estamos bien. Y si no estamos bien, también saberlo para darle seguimiento”.
Esta sala de espera es un microcosmos de lo que ocurre en el país: una combinación de acceso limitado a equipos, mínima cobertura privada y una red pública al límite, que acota y demora la atención oportuna. Alrededor de la mitad de los casos de cáncer de mama detectados en México ya se encuentra en etapas avanzadas, de acuerdo con un estudio de The Swedish Institute for Health Economics (IHE). En este vacío, la tecnología tiene el potencial de acelerar el diagnóstico y acompañar los tratamientos.

“Hay tres grandes momentos en la prevención del cáncer de mama: que la mujer no llega cuando debe llegar al examen; que los diagnósticos hoy no son tan acertados, sobre todo en etapas tempranas, si el médico no tiene este conocimiento y años de experiencia; y el tercero, es que una vez que se detecta el cáncer, la mujer ahora tiene otro camino a recorrer en un sistema totalmente fragmentado para que llegue rápido el tratamiento”, enumera Matías Loyato, gerente para México de la startup Mamotest.
La empresa nació hace más de una década con el propósito de reducir la muerte de mujeres por cáncer de mama, para lo que eligieron instalar mastógrafos en zonas rurales y apartadas de Argentina, su país de origen. Sin embargo, rápidamente se dieron cuenta que ese era sólo un parte del problema: ya estaban generando imágenes, pero no tenían médicos especialistas cercanos que las interpretaran. “Necesitábamos médicos radiólogos especialistas en mama para poder detectar una anomalía de dos milímetros, cuando es una etapa temprana”. En ese momento, y con la tecnología disponible, se las ingeniaron para volar los resultados a zonas urbanas con médicos.
Hoy, y tras expandirse a México –un país con un sistema de salud público con mayores retos de acceso que Argentina–, Loyato comenta que la tecnología les permite aproximarse a esos tres momentos clave de manera menos costosa que comprar mastógrafos que se aproximan a los 160.000 dólares por unidad. Mediante la digitalización y la automatización, esas imágenes, ahora virtuales, se suben a la nube, un sistema de almacenamiento digital, para que estén disponibles en cualquier parte del país, de manera inmediata para los médicos que integran la red de alianzas de la empresa. Al mismo tiempo, su algoritmo de IA genera interpretaciones, incluso capaces de alertar sobre esas anormalidades microscópicas. Aunque la inteligencia artificial todavía no puede generar diagnósticos finales o fijar cursos de tratamientos, sí tiene potencial de realizar triajes médicos, marcando con banderillas rojas los resultados con rarezas, para ayudar a los doctores a reducir los cuellos de botellas generados por la limitada cantidad de equipos de mastografía. El sistema se entrena de manera continua para ofrecer sugerencias más precisas a los profesionales.
En un ejemplo del potencial de este tipo de sistemas. El directivo cuenta que están brindando sus servicios al sistema de salud pública de Baja California, donde han logrado reducir la carga de imágenes por procesar e interpretar de cinco meses a una semana.
Saltar las barreras de la desigualdad
La innovación en el sector salud está cobrando auge en México, en una búsqueda de soluciones para complejos problemas de atención. Y si bien los expertos concuerdan en que padecimientos como el cáncer de mama requieren una estrategia nacional coordinada, con múltiples iniciativas, que incluyan aristas culturales, de innovación y fondeo de recursos públicos y privados, la exploración de la IA diagnóstica puede abrir puertas para contribuir a cerrar brechas.

La recomendación general para las mujeres a partir de los 40 años es realizarse una mastografía cada dos años, en un proceso de tamizaje que, junto al autoexamen, busca descubrir la enfermedad antes de que presente síntomas. La mastografía permite ubicar tumores cuando aún son pequeños y están confinados a las glándulas mamarias, lo que eleva las probabilidades de curación total. Sin embargo, las estadísticas oficiales dan cuenta de que hay fallas en la prevención. La tasa de defunciones por cáncer de mama se incrementó de 15,7 por cada 100.000 mujeres en 2015 a 18,7 en 2024, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El año pasado, el mayor número de fallecimientos se registró en mujeres de 50 a 59 años.
Los datos también revelan brechas de desigualdad. Según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la cobertura nacional de mastógrafos no se ha logrado recuperar luego de la crisis sanitaria generada por la pandemia de coronavirus. Pasó de 27,4% en 2018 a 20,1% en 2022, con mayor penetración en áreas urbanas. El análisis determinó que las mujeres con mayor probabilidad de haberse realizado una mastografía en el último año presentaban tenían más de 50 años, poseían un nivel educativo superior, estaban en unión libre o casadas, no hablaban una lengua indígena, eran beneficiarias de servicios de salud públicos o privados y residían a menos de cinco kilómetros de una unidad de servicios médicos con mastógrafo.
Ahí, la coordinación entre muchos tipos de organismos públicos y privados, el acompañamiento y la educación de las poblaciones vulnerables son necesarias. Mamotest comenta que la falta de mastógrafos la cubren con alianzas con laboratorios privados que alquilan sus instalaciones en horarios con poca afluencia de pacientes. El abordaje de médicos lo hacen a través de clínicas socias enfocadas en la mujer. Y las pacientes las procuran a través de asociaciones civiles o gubernamentales que tienen contacto directo con las comunidades, y que por lo general hacen la labor de convencimiento y transporte hasta los equipos.
Mayra Mateos, jefa de concertación del Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas (Cedipie) del Estado de México, quien ese día acompañaba a las pacientes, comenta que hacen una labor de “boca a boca” y promoción constante en los diferentes pueblos indígenas que conforman el comité. Además, coordinan el transporte. “Nos estamos enfocando en la prevención. Sobre todo en los pueblos originarios, todavía a muchas mujeres no les dejan mostrar sus senos a otras personas, ni a los médicos, si no está en presencia su esposo”, cuenta. “Es luchar contra esto, sin perder de vista que es una costumbre y parte de ellos, pero también preservando la salud de la mujer, que es lo principal. Lo que más nos ha funcionado es ofrecerles un buen trato”, agrega.
“También hay mujeres que hablan sus lenguas indígenas y enfrentan dificultades médicas, como personal que no las entiende o que las discrimina. En el momento en que se sienten discriminadas por ser indígenas, ya no vuelven a hacerse un estudio”, agrega Inci Martínez, auxiliar de impacto social del Grupo Reina Madre, una red privada de clínicas y hospitales enfocada en atención femenina.
Los médicos de este grupo recibirán los análisis de Mamotest para darles seguimiento. De manera personalizada, Martínez llamará a cada una de las pacientes para explicarles la impresión diagnóstica en un plazo de dos a tres semanas. De requerirse estudios adicionales (como ultrasonidos o biopsias) también acompañarán el proceso, incluso con apoyo psicológico para quienes necesiten afrontar resultados adversos, con el objetivo de acortar los tiempos de atención entre el diagnóstico y el tratamiento; el tercer factor para reducir la mortalidad de la enfermedad.
El convenio, bautizado Proyecto Rosa, espera cerrar el año ofreciendo atención a 2.500 mujeres indígenas que, como reconocen ellas mismas, rara vez dejan de lado la asistencia del hogar, los hijos o la milpa para darse prioridad. “Más que nada es querernos y amar el cuerpo que Dios nos dio. Ya he aprendido que ¿cómo puedo ayudar a mi familia si no estoy bien yo? Por eso estoy el día de hoy aquí”, concluye Hernández, risueña.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma











































