Las complicidades de Luis García Montero y Gonzalo Celorio: “La cultura en español no se hace en España, sino en toda América Latina”
El director del Instituto Cervantes y el escritor mexicano, ganador del Premio Cervantes 2025, se reencuentran en la FIL para hablar de su amistad y del idioma español

Como dos cómplices que parecen conocerse de varias vidas atrás, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el escritor mexicano Gonzalo Celorio, atraviesan el umbral de la puerta y toman asiento ante la cámara. Son grandes y entrañables amigos que los libros, la poesía y el exilio español unieron en su juventud. Los dos escritores hablan con lucidez sobre los años en los que se conocieron, sobre la editorial Tusquets como una especie de hogar familiar que los ha cobijado a ambos, y sobre la influencia de España en la cultura mexicana —y viceversa— y de la lengua española como una verdad que palpita en el alma de un mundo que se vuelve cada vez más hostil. “Cuando a mí me preguntan ‘¿quién fue tu maestro?’, siempre digo: el exilio español republicano”, dice Celorio.
Sus voces y sus miradas, fijas en sus recuerdos y, a ratos, en la mirada del otro, mantienen el compás de dos sabios que han hecho de la literatura una forma de vida. Los dos escritores, que también hablan con lucidez sobre el pasado y el futuro, recuerdan el tiempo en el que se hicieron amigos. “Yo recuerdo haberte conocido en la residencia de los estudiantes en Madrid cuando leías algún poema de algún exiliado español en México”, le dice Celorio a García Montero.
“Se nos fue, después de la guerra, y del golpe de Estado, lo mejor de la cultura española”, se lamenta García Montero. Y en ese diálogo ambos también son dos naciones hablando sobre sus heridas y la forma en la que encontraron siempre una orilla en común. Celorio, que ha sido recientemente homenajeado en la FIL Guadalajara por su mérito bibliófilo, encadena varias semanas de actos públicos y de celebraciones, tras recibir el Premio Cervantes 2025, que otorga el Estado español, a través del Instituto que lidera García Montero.

La conversación, que presencia entusiasmado y a la distancia el editor de Tusquets de ambos autores, Juan Cerezo, ha rescatado, además, el valor de la lengua española y las obras escritas en ese idioma. “La fundación del Instituto Cervantes fue tardía [1991] porque era incompatible con una dictadura y necesitaba una democracia consolidada. Y eso se traduce en cultura, que por ejemplo, que el Instituto se encomendara de divulgar la cultura en español, que era la manera de reconocer que la cultura en español no es la que se hace en España, sino la que se hace en toda América Latina”, remarca García Montero.
“Hay 12.000 km entre el río bravo y la Patagonia y puede uno atravesar 20 fronteras sin perder inteligibilidad, eso es verdaderamente prodigioso, no existe en ninguna otra lengua algo semejante”, afirma Celorio. El diálogo alcanza al territorio estadounidense, que agrupa a millones de otros hablantes del español que están siendo perseguidos justamente (también) por hablar su idioma.
García Montero apunta: “Pareciera que arrancar el español de la página web de la Casa Blanca es una ofensa a México, el país con mayor número de hablantes del español, pero en el anuario del Instituto Cervantes reconocemos que hay en Estados Unidos más de 60 millones de ciudadanos norteamericanos de origen hispano y más de 40 millones que tienen el español como lengua materna. O sea que es una ofensa a la propia comunidad diversa de Estados Unidos”.
La conversación, los poco más de 30 minutos que han hablado uno con el otro con la ciudad de Guadalajara de fondo, es un acercamiento no solo a las obras de ambos escritores, sino un llamado a la reconciliación y un reconocimiento a las amistades que trascienden el tiempo, la geografía y los embates de las circunstancias que planta el mundo y la realidad.
García Montero finaliza con un gesto de complicidad y de amor fraternal hacia su amigo: “Tú dices que la palabra más importante de la lengua es la palabra ‘palabra’, y es verdad, porque en las palabras caben muchas cosas, y yo creo que se resume la vida. Y yo la palabra que siempre siento al hablar contigo es la palabra ‘gracias”.
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