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La delegación mexicana de la Global Sumud Flotilla detenida por Israel vuela de camino hacia Ciudad de México

El grupo de seis activistas que buscaba llevar ayuda humanitaria a Gaza ha pasado cuatro días en la prisión de máxima seguridad de Ketziot

Micaela Varela

La travesía que se convirtió en odisea llega a su fin. Los activistas mexicanos Ernesto Ledesma Arronte, Arlín Medrano, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaitán, Carlos Pérez Osorio, Sol González Eguía y Diego Vázquez aterrizarán en el aeropuerto de Ciudad de México este miércoles tras ser repatriados desde Israel. El grupo que partió desde Barcelona el 31 de agosto a bordo de la Global Sumud Flotilla para llevar por mar ayuda humanitaria a Gaza se reunirá ahora con sus seres queridos, después de haber sido detenidos por las fuerzas israelís a pocas millas náuticas de la Franja y pasar cuatro días en la prisión de máxima seguridad de Ketziot, en pleno desierto.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha informado este martes de que el embajador de México en Israel, Mauricio Escanero, ha acompañado al grupo en su viaje de regreso a casa. “Las personas mexicanas ya se comunicaron con sus familiares. La Cancillería sigue en contacto con ellos para dar seguimiento puntual a su repatriación”, han señalado en un comunicado. El vuelo, que ha partido desde Amán, Jordania, ha tenido que hacer escala en Estambul, Turquía, donde fueron recibidos por el cónsul Alberto Fierro. Allí posaron sonrientes para una foto, algunos todavía vestidos con el uniforme gris carcelario con el que han retratado a otros activistas de regreso a sus países.

El grupo, que viajaba dividido en diferentes embarcaciones, estaba a tan solo unas 70 millas (unos 130 kilómetros) de la costa de Gaza cuando fueron abordados ilegalmente en aguas internacionales por ejército de Israel el pasado jueves. El Ministerio de Exteriores israelí informó de que había “detenido varios barcos de la flotilla”, señaló que la operación transcurrió “de forma segura” y que los “pasajeros están siendo trasladados a un puerto israelí”. Los mexicanos, junto a más de 400 tripulantes de la flotilla, fueron recluidos en la prisión de máxima seguridad de Ketziot, un siniestro lugar aislado y desolado en el desierto. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, exhortó desde Palacio Nacional que fueran puestos en libertad y repatriados. “Tienen que entregarlos de inmediato porque no cometieron ningún delito”, dijo y recordó que la Cancillería había enviado cartas a Israel en las que señalaba que los tripulantes mexicanos “son personas solidarias, pacíficas y comprometidos con la paz, sin vinculación con grupos violentos”. Finalmente, la SRE consiguió las autorizaciones para traer de regreso por la vía rápida a los connacionales.

Durante esta última semana de incertidumbre y sin poder comunicarse con sus seres queridos, los familiares de los activistas usaron los perfiles de los tripulantes para expresar su duda respecto al paradero y estado de salud de los detenidos. “Recibimos esta nota de Carlos enviada a través del embajador de México en Israel y la SRE. Reconocemos su letra, pero no sabemos quiénes estaban presentes en ese momento ni bajo qué circunstancias la escribió. No podemos asumir que refleje su situación real”, escribieron los allegados de Osorio en su perfil. Señalaron que las denuncias de violencia física y psicológica en la prisión de Ketziot eran frecuentes, en tanto que el Centro de Defensa de los Derechos de la Minoría Árabe (Adalah), que asumió la representación legal de los participantes de la flotilla, divulgó un comunicado en el que denunciaba malos tratos “agresiones, amenazas y acoso” a los detenidos.

El recibimiento a los activistas mexicanos coincide con una semana de varias manifestaciones en la capital y en otras ciudades del país para denunciar el genocidio en Gaza, reclamar al Gobierno la ruptura de relaciones con Israel y para garantizar que la delegación volviera sana y salva al país. Los movimientos propalestina mexicanos insisten en el embargo militar integral, la imposición de sanciones contundentes y la ruptura del tratado de libre comercio con Israel.

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Sobre la firma

Micaela Varela
Es periodista de EL PAÍS en Ciudad de México. Nacida en Argentina y criada en Valencia, España. Graduada en la carrera de Periodismo en la Universitat Jaume I y máster de Periodismo en EL PAÍS. Escribe sobre derechos humanos, sociedad y cultura.
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