Los activistas de la flotilla comparecen ante un tribunal en una cárcel de máxima seguridad de Israel
Los alrededor de 460 detenidos pasan la noche en la prisión de Ketziot. Los abogados señalan que han sufrido actos de humillación, pero no agresiones
La prisión de máxima seguridad de Ketziot, en el desierto del Neguev, junto a la frontera de Israel con Egipto, a unos 180 kilómetros al sur de Tel Aviv, se alza en un lugar desolado; una extensión de tierra yerma lejos de casi todo en el reducido territorio de Israel, en la que se levantan nubes de arena a cada paso. Los muros de ese penal de siniestra memoria para los palestinos esconden varios barracones, que apenas se vislumbran desde una gasolinera a algo menos de dos kilómetros. Ketziot fue el principal centro de detención de la primera Intifada, el alzamiento de los palestinos que comen...
La prisión de máxima seguridad de Ketziot, en el desierto del Neguev, junto a la frontera de Israel con Egipto, a unos 180 kilómetros al sur de Tel Aviv, se alza en un lugar desolado; una extensión de tierra yerma lejos de casi todo en el reducido territorio de Israel, en la que se levantan nubes de arena a cada paso. Los muros de ese penal de siniestra memoria para los palestinos esconden varios barracones, que apenas se vislumbran desde una gasolinera a algo menos de dos kilómetros. Ketziot fue el principal centro de detención de la primera Intifada, el alzamiento de los palestinos que comenzó en diciembre de 1987 en Gaza contra la humillación, los abusos y la miseria, que consideraban hijas de la ocupación israelí.
En ese penal, uno de los escenarios de la represión contra los palestinos que siguió a esa Intifada, han pasado la noche los activistas de la Flotilla Global Sumud, que el jueves llegaron al puerto israelí de Ashdod tras el abordaje de sus barcos en la víspera de la Marina israelí. Su destino era la Franja palestina, cuyo bloqueo pretendían romper entregando ayuda humanitaria. Este viernes, esos activistas están ya compareciendo ante un tribunal tras los altos muros de esa penitenciaría, junto a cuya puerta reina una enorme bandera israelí.
Las audiencias comenzaron en la noche del jueves, confirma por teléfono Suhad Bishara, la directora de Adalah, el acrónimo del Centro de Defensa de los Derechos de la Minoría Árabe, la organización que ha asumido la defensa de los miembros de la flotilla. De camino al penal, donde se espera que los abogados de la ONG asistan legalmente a los detenidos, Bishara denuncia que en esas primeras audiencias, los activistas —que fueron arrestados en aguas internacionales— comparecieron sin abogado, algo que viola incluso la propia legislación israelí.
La abogada calcula en unos 460 los activistas de la Flotilla encarcelados en Ketziot -otras fuentes los elevan a más de 470- incluidos alrededor de 65 españoles, según un dato ofrecido el jueves por el Ministerio de Asuntos Exteriores español. Son prácticamente todos. Bishara explica que solo seis activistas siguen en el puerto israelí de Ashdod, el más cercano a la Franja de Gaza. Son quienes viajaban en el Marinette, el único barco de la flotilla que no fue asaltado entre el miércoles y el jueves de madrugada por el ejército israelí.
Esta embarcación, de pequeña eslora, como la mayoría de las que se veía este jueves arribar al puerto de Ashdod, ha sido finalmente interceptada este viernes. Esta mañana, el barco estaba a la deriva en el Mediterráneo, custodiado por buques militares israelíes.
Los activistas, cuya detención ha provocado protestas en varios países, están compareciendo ante un tribunal migratorio creado especialmente para ellos, señala la jurista de Adalah, que confirma una información avanzada hace días por el Canal 12 de la televisión israelí. Ese proceder —presentar a personas detenidas ante un tribunal creado ad hoc y situado en el interior de una cárcel—, recalca Bishara, “es anómalo”.
Si se sigue el procedimiento habitual, tras comparecer ante el juez, a los activistas se les ofrecerá firmar una orden de deportación inmediata. Ese documento les permite eludir el juicio, pero conlleva aceptar que han intentado entrar ilegalmente en Israel —los barcos trataban de llegar a las aguas de Gaza, un territorio palestino ocupado, y no de Israel— y aceptar la prohibición de entrar en el país durante un periodo de tiempo que suele ser de 10 años. Es lo que eligieron cuatro de los 12 activistas del Madleen, la anterior flotilla solidaria a Gaza, interceptada por Israel en junio.
Quienes lo rechacen continuarán en prisión y serán posteriormente juzgados.
Un caso particular es el de los participantes en anteriores flotillas y, por tanto, con la entrada ya vetada a Israel. Por ejemplo, la eurodiputada francesa Rima Hassan, la activista sueca Greta Thunberg o el brasileño Thiago Ávila, uno de los líderes de la flotilla. No tienen la opción de firmar la deportación inmediata y su arresto podría alargarse durante más días.
Madleen es el nombre de la única mujer pescadora de la Franja, Madleen Kullab, cuya historia recogió la BBC. Ahora, los pescadores de Gaza tienen prohibido acercarse a la costa y tratar de pescar, a riesgo de ser asesinados, como ya ha pasado con al menos 200 de ellos desde el inicio de la invasión. Este viernes, vídeos en las redes sociales mostraban a gazatíes con redes de pesca rebosando de peces. Uno de los pescadores daba las gracias a los activistas de la flotilla. “Gracias a esos héroes” que han “distraído a los barcos de la ocupación [Israel], hemos podido pescar”, decía.
Mientras los activistas empiezan a desfilar ante el juez, otro grupo de nueve barcos, bautizado como Thousand Madleens to Gaza (Mil Madleens hacia Gaza) avanza hacia las aguas de la Franja palestina. Este viernes por la mañana, navegaban a la altura de Creta, tras haber partido de las ciudades italianas de Catania y Otranto. La organización de la Flotilla Global Sumud ha anunciado a su vez que ya está preparando una nueva expedición hacia el enclave palestino que podría zarpar en noviembre.
Asistencia consular
Una larga fila de coches con matrícula diplomática aparecían este viernes aparcados en los márgenes de la carretera polvorienta que da acceso a la cárcel de Ketziot. En el control de acceso, hombres con camisas blancas de manga larga esperaban para acceder, algunos tras salir de uno de esos coches poniéndose a toda prisa la corbata.
—¿Dónde van con esa cámara?, preguntaba con muy malos modos una militar israelí al pequeño grupo de periodistas que trataba de acercarse a la prisión.
—Somos periodistas. ¿No podemos acercarnos?
—¡No podéis nada!¡Marchaos inmediatamente de aquí!, conminaba la soldado.
Desde primera hora de la mañana, numerosos cónsules de países con ciudadanos en la flotilla —España ha confirmado que ofrecerá asistencia consular a los españoles— sí habían accedido a ese penal que también ha servido de centro de detención de inmigrantes irregulares —llegó a tener capacidad para 8.000 personas, según Human Rights Watch (HRW)−.
Desde el 7 de octubre de 2023, el día de los ataques de Hamás, en los que murieron unas 1.200 personas y 251 fueron secuestradas, esta cárcel ha vuelto a figurar en los informes de organizaciones internacionales sobre abusos a palestinos detenidos. Por ejemplo, uno titulado titulado Bienvenidos al Infierno, de la israelí B’Tselem, donde se describe el hacinamiento y la privación material de los acusados de militar en Hamás.
Humillaciones
Los detenidos de la Flotilla Global Sumud no están siendo tratados de esa forma tan dura, confirma la directora de Adalah. “Solo en casos muy concretos han denunciado alguna manifestación, no muy grave, de violencia física”, asegura. Luego subraya que los activistas no están siendo agredidos, al menos físicamente, según lo que ellos mismos relataron a los abogados de la organización que consiguieron entrevistarse con ellos este jueves.
Sí están siendo objeto de un trato verbal “algo agresivo” y han sufrido “humillaciones”, continúa la abogada. Por ejemplo, la que intentó infligirles este jueves por la noche Itamar Ben Gvir, el ultraderechista ministro de Seguridad Nacional de Israel, de quien dependen las cárceles y la policía del país. Este ministro, que representa a la derecha nacionalista y supremacista judía, se desplazó al puerto de Ashdod esa noche. En un vídeo divulgado en redes sociales, se ve cómo llama “terroristas” a los activistas de la flotilla, que aparecen sentados en el suelo en lo que parece una nave del puerto.
Algunos activistas contestan gritando “Free Palestina” (Palestina libre). Ese comportamiento, recalca la directora de Adalah, es “muy preocupante”, sobre todo “cuando viene de un cargo público” con las atribuciones que lleva aparejadas el de Ben Gvir.
Libertad para los diputados italianos
De momento, los únicos pasajeros de la flotilla que han recuperado la libertad son los cuatro parlamentarios italianos que viajaban en ella, ha informado el Ministerio de Exteriores de Italia, un país que sigue siendo uno de los adalides de Israel en la Unión Europea. Estos liberados tenían previsto volver a Roma en un vuelo regular a las diez de la mañana, hora local, una hora menos en horario peninsular español.
El resto de detenidos —incluidos otros ciudadanos italianos— siguen en la cárcel. Activistas o periodistas —como el de EL PAÍS, Carlos de Barrón— serán “tratados por igual”, confirma Bishara. El jueves, el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, explicó que Israel quiere deportarlos en sendos vuelos chárter a Madrid y Londres el lunes o el martes.