Sheinbaum premia con un consulado al exgobernador de Chiapas, cercano a Adán Augusto López
El cargo en Miami para Rutilio Escandón, morenista pero sin experiencia diplomática, arranca las nominaciones para el servicio exterior
El primer nombramiento diplomático para representar a México en el exterior que ha propuesto Claudia Sheinbaum es el de Rutilio Escandón, exgobernador de Chiapas, quien a buen seguro será aprobado por el Senado en breve y pasará a ser cónsul de Miami (Estados Unidos). Escandón ha gobernado el Estado chiapaneco el pasado sexenio con poca fortuna en materia de seguridad y con sonoros silencios cuando la violencia se extendía por una tierra que estuvo libre del crimen organizado durante décadas. Chiapas sigue siendo, además, uno de los territorios más pobres del país. Escandón no tiene trayectoria diplomática, de modo que la propuesta de la presidenta se lee más en clave de operación política interna. Su mujer, recientemente fallecida, Rosalinda López, fue funcionaria en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y era hermana Adán Augusto López, actual coordinador de la bancada morenista en el Senado.
El cargo para el chiapaneco, de 66 años, recuerda los últimos nombramientos diplomáticos del presidente López Obrador, quien nombró a exmandatarios priistas para varias embajadas. Lo hizo con Quirino Ordaz, que había gobernado Sinaloa con el PRI y fue designado embajador en España; O con Miguel Aysa, antes gobernador del mismo partido en Campeche y hoy embajador en República Dominicana. La exgobernadora de Sonora Claudia Paulovich es cónsul en Barcelona y el exgobernador de Quintana Roo, el perredista Carlos Joaquín Hernández, es hoy embajador en Canadá. La coincidencia de reciclar antiguos cargos priistas para la representación exterior del país se entendió entonces como una estrategia bien orquestada para desgastar a la oposición a la vez que Morena se hacía con esos Estados. El PRI fue expulsando a todos ellos del partido bajo la crítica de haber sido amables con el gobierno de López Obrador y salir ventajosos con el intercambio.
Escandón es morenista, no puede formar parte de una estrategia como esa, pero llegar al consulado sin experiencia diplomática responde a esos cargos que se consideran premios. En este caso, las críticas se centran en el partidismo a la hora de nombrarlo. Su cercanía con Adán Augusto López se hace manifiesta, dado que el coordinador de los senadores morenistas conserva un gran poder en las filas del partido. Tampoco es la primera vez que se nombran diplomáticos sin experiencia de carrera, López Obrador mandó a Nicaragua al escritor y periodista Guillermo Zamora, y al activista Leopoldo de Gyves, a Venezuela. La escritora Laura Esquivel es embajadora en Brasil.
México no es el único país que tiene al frente de sus embajadas a personas sin carrera diplomática, y el hecho de que no la tengan no significa que su desempeño sea inadecuado. Lo que critican los expertos, en estos casos, es la posición en el mapa internacional que tiene México, un país en desarrollo que debe proyectar en el exterior una imagen de seriedad y solvencia a la que quizá no contribuyan algunos nombramientos. España tardó casi cinco meses en conceder el beneplácito a Quirino Ordaz, cuyo nombre estaba lastrado por asuntos de corrupción durante su mandato en Sinaloa. No parecía entonces la mejor imagen de México en el extranjero.
Sheinbaum no ha nombrado aún embajadores nuevos para su mandato, después de todo su Administración es de continuidad con la anterior, del mismo partido, y quizá no sea una prioridad. Esteban Moctezuma sigue siendo el representante de México en Estados Unidos, el gran socio comercial y la plaza más importante para la diplomacia entre ambos países. Se aventuran unos años complicados para la relación bilateral. Desde que Donald Trump ganó las elecciones, las fricciones han sido continuas con el gobierno de Sheinbaum, a quien el republicano ha amenazado en sucesivas ocasiones por los conflictos más candentes: la migración en la frontera y el comercio con China como telón de fondo. No sería de extrañar que la presidenta nombre un nuevo embajador en ese país para abordar unos años complejos.
Tampoco atraviesan sus mejores momentos las relaciones con España, que tiene importantes negocios en México y cierta hermandad que viene de lejos. La exclusión del rey Felipe VI en la investidura de la presidenta, el pasado 1 de octubre, dio otra vuelta de tuerca a unas relaciones que apenas empezaban a enmendarse desde que López Obrador pidió al monarca un gesto de asunción de responsabilidades históricas por las atrocidades cometidas en la conquista y el virreinato posterior. El asunto tiene congeladas las relaciones diplomáticas, al menos en la cara pública. Un cambio en la embajada podría ser un gesto de larga interpretación.
El nombramiento de Rutilio Escandón para cónsul en Miami no es un gran movimiento diplomático ni envía por ahora signos de lo que pueda ser el futuro en materia exterior, sino una plaza para recolocar a un miembro político que acaba de concluir su mandato. Para determinar cómo se moverá el viento en política internacional vía embajadas habrá todavía que esperar.
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