Sheinbaum anuncia la mayor incautación de fentanilo y moviliza a su zar de seguridad para enfrentar la crisis de violencia en Sinaloa
Las autoridades mandan la señal de que la guerra en el bastión del Cartel de Sinaloa encabeza la lista de prioridades, en un doble intento por apaciguar a Trump y las críticas internas a su estrategia contra el crimen organizado
Las autoridades mexicanas anunciaron la mayor incautación de fentanilo de su historia en un momento crítico para la seguridad del país. Un operativo encabezado por la Secretaría de Marina se saldó con el decomiso de una tonelada y media de pastillas de la droga sintética, el equivalente a 20 millones de dosis y 400 millones de dólares. El último golpe se produjo en Sinaloa, epicentro histórico del narcotráfico, y justo a punto de que se rebase el umbral de los 500 asesinatos después de tres meses de violencia ininterrumpida, en medio de la mayor fractura que ha sufrido el cartel fundado por Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada en más de una década. La presidenta, Claudia Sheinbaum, sacó pecho tras el alijo y dio a conocer este miércoles que Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y arquitecto de su política contra la crisis de violencia, se trasladó para coordinar la estrategia de forma personal y sobre el terreno. La mandataria declaró que habrá “cero tolerancia”, una respuesta directa a las críticas que han emergido en el inicio de su Administración y a las presiones de Donald Trump para exigir acciones más contundentes en el combate contra los grupos criminales.
La incautación es un tanque de oxígeno para el Gobierno de Sheinbaum y la carta de presentación de García Harfuch, el hombre en quien la presidenta confía para apaciguar el país, frente a sus contrapartes estadounidenses. La presidenta pidió un nuevo voto de confianza para la nueva estrategia de seguridad, que retoma la atención a las causas y la apuesta por la Guardia Nacional ―un cuerpo militar creado durante la Administración de Andrés Manuel López Obrador, con un poder de fuerza reportado de 130.000 elementos―, pero da mayor peso a las tareas de inteligencia, coordinación e investigación. “No se trata de que en poco tiempo [la inseguridad] va a bajar drásticamente. Va a bajar en el tiempo que sea indispensable, porque lo importante es coordinar todas las acciones y la estrategia”, señaló.
“Es una investigación que venía desde hace tiempo y ayer da estos resultados. Es la incautación más grande que se haya hecho de pastillas de fentanilo”, subrayó Sheinbaum. García Harfuch, un funcionario que se siente cómodo bajo los reflectores y que sobrevivió a un atentado del Cartel Jalisco Nueva Generación en 2020, fue el encargado de dar a conocer la noticia el martes por la noche. “Estas acciones continuarán hasta que disminuya la violencia en Sinaloa”, afirmó. Una semana después de la toma de posesión de Sheinbaum, el secretario se dejó ver caminando por las calles de Culiacán, la capital del Estado del noroeste de México, para mandar el mensaje a los grupos en disputa de un viraje en la estrategia del Gobierno para enfrentar la guerra por el control del Cartel de Sinaloa.
Horas antes del anuncio del aseguramiento, Culiacán amaneció bajo el estruendo de tiroteos y una fuerte explosión, que desbordó el pánico entre la población y que hizo pensar que se trataba de un atentado con coche bomba, que después fue descartado por las autoridades federales. El incidente no dejó heridos, pero incrementó los cuestionamientos contra el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, miembro de Morena, el partido de Sheinbaum y López Obrador. “Platicamos sobre la estrategia especial para Sinaloa, su presencia en el Estado y la evaluación de operativos realizados”, señaló Rocha Moya para calmar las críticas.
El Gobierno necesitaba un golpe mediático, que contrarrestara el terror que ha impuesto el narco sobre la población civil en varios Estados y la narrativa de que las autoridades habían perdido el control en distintos puntos del territorio, un discurso que ha calado en Washington, sobre todo entre los sectores más conservadores. Apenas en las primeras semanas de la presidencia de Sheinbaum, que asumió el poder el pasado 1 de octubre, trascendió la decapitación de un alcalde en Guerrero, el estallido de dos coches bomba en Guanajuato y masacres como la del bar Los Cantaritos en Querétaro, un Estado que no suele estar entre los principales focos rojos.
El operativo en Sinaloa se dio en dos acciones distintas, en coordinación con elementos de la Guardia Nacional, el Ejército, la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General de la República. Además de la incautación de armas y equipo táctico, se logró también la captura de dos jefes criminales, Elier Jassiel Esquerra Félix y Javier Alonso Vázquez Sánchez, vinculados al Cartel de los Beltrán Leyva, antiguos aliados y después enemigos del Cartel de Sinaloa en los tiempos del Chapo. Las capturas se concretaron en Guasave, al norte de la entidad, hundida en la violencia tras la captura del Mayo en julio pasado en Estados Unidos. Entre acusaciones de traición, las dos familias que han llevado las riendas del cartel ―Los Mayos y Los Chapitos― han emprendido una guerra total desde el pasado 9 de septiembre.
Al inicio de su mandato, Sheinbaum responsabilizó directamente a Washington de la crisis en Sinaloa, al acusar a la Administración de Joe Biden de golpear el avispero del narco y capturar a Zambada sin avisar previamente al Gobierno de México. Pero es un discurso que difícilmente podrá sostener frente a Trump, mucho más volátil e impulsivo que su predecesor. El republicano ha amenazado con una guerra arancelaria y ha condicionado la renegociación del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá a que sus socios cedan en frentes clave como la migración y el tráfico de fentanilo, una droga que provoca decenas de miles de muertes en ese país cada año y que está en el centro de su última cruzada contra los carteles mexicanos. La presidenta dijo esta semana que su equipo está buscando una reunión con el próximo presidente de Estados Unidos en próximas fechas, otro frente abierto para las autoridades mexicanas.
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