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López Obrador justifica el respaldo de Yunes a la reforma judicial: “Es buscar el equilibrio entre la eficacia y los principios”

El presidente niega que tenga un pacto con el exgobernador de Veracruz y su hijo, y argumenta que la aprobación de la enmienda opaca cómo se logró la mayoría calificada en el Senado

Andrés Manuel López Obrador presidente de México durante la conferencia de prensa en Palacio Nacional, en la Ciudad de México. El 11 de septiembre de 2024.
Andrés Manuel López Obrador presidente de México durante la conferencia de prensa en Palacio Nacional, en la Ciudad de México. El 11 de septiembre de 2024.MEXICO PRESIDENCY (via REUTERS)
Elías Camhaji

“En política siempre hay que optar entre inconvenientes, es buscar el equilibrio entre la eficacia y los principios”. Así justificó Andrés Manuel López Obrador el apoyo del senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez a la reforma judicial, clave para que Morena, su partido, consiguiera la mayoría calificada para aprobar la enmienda. “Estamos en un momento estelar de la historia de México”, afirmó el presidente en La Mañanera de este miércoles, apenas unas horas después de una atropellada sesión en la Cámara alta que incluyó un portazo al recinto legislativo, la toma de la tribuna, la controvertida ausencia de un legislador de oposición y la polémica adhesión in extremis de Yunes Márquez, hijo del polémico exgobernador de Veracruz y añejo adversario político del oficialismo, Miguel Ángel Yunes Linares.

“Cómo se logró esa mayoría es importante, pero también hay que ver el beneficio que va a significar para el futuro de nuestro país”, aseguró el mandatario tras ser cuestionado sobre el pragmatismo del bloque gobernante. Entre acusaciones de la oposición de traición y haber negociado un pacto de impunidad, López Obrador negó que tenga un acuerdo o alianza con la familia Yunes, acorralada por la justicia antes de anunciar su respaldo a la mayor reingeniería del sistema legal del país de los últimos 30 años.

“No hablé con el señor Yunes ni con su hijo”, afirmó el presidente, aunque reconoció que hubo acercamientos en los días previos a la votación en el Senado que involucraron a Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta. López Obrador aseguró que el apoyo de los Yunes fue una “decisión política” y que no hubo coerción para conseguir su voto. “No estaba a cambio una cantidad de dinero o una amenaza”, agregó, aunque evitó dar detalles sobre las pláticas que sostuvo López.

Pese al inesperado viraje de sus antiguos rivales, a las puertas de ser expulsados del Partido Acción Nacional (PAN), el mandatario marcó su distancia sobre la posibilidad de que recalen en Morena. “Tengo diferencias con él [Yunes padre], son públicas notorias, como las tengo con otros”, señaló. “Él tiene bastante claro que no se trata de una alianza o un acuerdo con el Gobierno que yo represento”. Yunes Márquez, que había solicitado licencia horas antes de la votación por un supuesto problema de salud, reapareció para anunciar el sentido de su voto entre gritos de “traición, traición” de sus antiguos correligionarios.

López Obrador puso sobre la mesa que lo más importante es el beneficio de impulsar la reforma, propuesta por él mismo desde febrero y puesta en la parte más alta de la lista de prioridades de Morena para fuera aprobada antes de que deje la presidencia el 1 de octubre. El proyecto de ley provocó cuestionamientos y preocupaciones en torno a la independencia judicial y la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, tras dos años de fricciones entre el Ejecutivo y el Judicial. “Se va a avanzar mucho cuando sea el pueblo de México quien elija a los jueces”, dijo sobre la reconfiguración del sistema legal en México. “Vamos a dar un ejemplo a México y al mundo”, agregó sobre el hecho de que sólo Bolivia ha optado por llevar la elección de magistrados y ministros a las urnas. “Estoy muy contento porque se va a lograr la renovación del Poder Judicial”.

López Obrador no ahondó sobre la irrupción de manifestantes y empleados de la judicatura antes de que se votara la reforma en el Senado, un hecho insólito en la historia reciente del país. Tampoco profundizó en la polémica con Estados Unidos, que ha sido explícito en sus dudas sobre el Estado de Derecho en el país. Acusó a la oposición de mentir sobre la controvertida ausencia de Daniel Barreda, senador por Movimiento Ciudadano, quien dijo que acompañó a su padre después de fuera detenido. “Eso no lo hacen los dirigentes que luchan por una transformación”, aseguró sobre la supuesta retención del padre de Barreda y los reclamos de la oposición de que no había condiciones para desarrollar el debate y la votación.

El presidente también dedicó un mensaje a Norma Piña, la presidenta de la Suprema Corte, una de las grandes perdedoras tras la aprobación. “Yo le aconsejaría a la ministra Piña que actúe con responsabilidad, están en un pantano de arenas movedizas, siguen caminando y se siguen hundiendo”, dijo a la luz de las impugnaciones que presentará la oposición y que deberán ser resueltas por el propio Poder Judicial. “Por decoro a la institución y a ellos mismos, que respeten la voluntad de los ciudadanos, del Poder Legislativo y ayuden en la transición”, planteó.

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, felicitó a los legisladores de Morena y sus aliados por la aprobación y aseguró que la elección de jueces y magistrados por voto directo “fortalecerá la impartición de justicia”. “El régimen de corrupción y privilegios se queda cada día más en el pasado y se construye una verdadera democracia y un verdadero Estado de Derecho”, afirmó. Está previsto que la primera elección de miembros del Poder Judicial se celebre en 2025, en el primer año de su Gobierno. Otra votación está programada para 2027. López Obrador ha impulsado la reforma bajo la promesa de “purificar” y “limpiar” el Poder Judicial, pero será la Administración de Sheinbaum la que tendrá que asumir los costos, en palabras de la oposición, o los beneficios, según el oficialismo, de implementar el nuevo sistema de justicia.

López Obrador calificó de “hipócritas” y “corruptos” a quienes advierten de una mayor concentración del poder en la figura presidencial y la erosión institucional de uno de los poderes de la unión. “Hablan de que lo buscamos es que haya una dictadura”, cuestionó. “¿Quién es el dictador? ¿Dónde está el dictador?”, ironizó. Al margen de las dudas y críticas de propios y extraños, el presidente asumió la aprobación de su reforma como una victoria política y la celebró como tal. Tuvo como invitada especial en la conferencia de prensa a Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, a quien cedió el micrófono durante más de una hora y media antes de comentar sobre uno de los días más importantes en la historia legislativa de México. “En política, hablando de pragmatismo, también cuentan los resultados”, señaló sobre la derrota de la oposición al no poder frenar la enmienda.

“Me agrada aprobarla con cualquier voto porque creo que es importantísimo acabar con la corrupción y la impunidad”, zanjó. La reforma deberá ahora ser aprobada por al menos 17 Congresos estatales para convertirse en ley, un trámite que el oficialismo debería librar sin contratiempos, al controlar 27 de las 32 asambleas locales. Tras siete meses de resistencias, pese al paro de miles de jueces y magistrados, la suspensión de actividades de la Suprema Corte, las tensiones diplomáticas con Estados Unidos y las acusaciones de la oposición por presiones y amenazas, el partido-movimiento de López Obrador ha conseguido la refundación del Poder Judicial, el colofón que quería para su presidencia y su última gran batalla política.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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