La violencia se extiende en Sinaloa bajo la sombra del fin de la tregua entre Los Chapitos y la gente de El Mayo
Especialistas y medios locales atribuyen los últimos enfrentamientos a ajustes en la estructura del Cartel de Sinaloa, pese al silencio de las autoridades. Se registran al menos tres muertos y más de una docena de vehículos robados
Una nueva ola de violencia ha disparado los temores en Sinaloa en las últimas horas, bajo la sospecha del fin de la tregua entre el grupo liderado por Ismael El Mayo Zambada y Los Chapitos, los herederos de Joaquín El Chapo Guzmán. Andrés Manuel López Obrador reconoció este martes que “es muy posible” que los enfrentamientos a tiros, las agresiones a convoyes militares y los hallazgos de hombres abatidos estén relacionados con la captura de El Mayo el pasado 25 de julio en Estados Unidos. El presidente hizo un llamado a la calma y aseguró que hay suficientes elementos del Ejército y la Guardia Nacional “para evitar que se enfrenten las bandas”. “No quiero adelantar nada”, dijo el mandatario cuando le preguntaron en La Mañanera si había una fractura en el Cartel de Sinaloa. Pese al silencio de las autoridades, analistas de Seguridad y medios de comunicación locales prácticamente dan por hecho que la escalada en las hostilidades en Culiacán y otros municipios del Estado está ligada al choque entre La Mayiza y La Chapiza, como se conoce a las dos facciones predominantes en la organización criminal.
Un enfrentamiento a tiros entre elementos de las Fuerzas Armadas y “civiles armados”, la fórmula empleada por las autoridades para evitar hablar explícitamente de los grupos criminales, fue el primer aviso. De acuerdo con la versión oficial, un convoy del Ejército se encontró con una célula del cartel en la colonia de La Campiña, al oriente de Culiacán, a primera hora del lunes. López Obrador confirmó un día después la muerte de un sargento, uno de los dos militares que resultaron lesionados en la balacera.
El tiroteo en La Campiña acaparó la atención de los medios nacionales e internacionales, pero no fue el único. Las escenas de violencia se extendieron al sur de Culiacán y otras comunidades cercanas. Alrededor de las nueve de la mañana se dio otra refriega entre una patrulla del Ejército y civiles armados en la carretera México 15, una zona bajo el control de la facción de El Mayo. El enfrentamiento dejó un muerto, de acuerdo con información verificada por el periódico Noroeste. Un par de horas más tarde, hubo otro tiroteo en el municipio de Costa Rica. El gobernador Rubén Rocha confirmó que hubo dos civiles lesionados.
Sobre la tarde la situación se agravó en otras zonas de Culiacán. En la localidad de Portaceli fue hallado un hombre muerto, otro herido y una camioneta incendiada. El cuerpo de otra persona, esposada y asesinada, fue abandonado sobre el bulevar Agricultores. Otra víctima falleció por un disparo en el parque Culiacán 87. Además, las autoridades aseguraron varios vehículos tras balaceras entre civiles y militares en la zona de El Salado y un enfrentamiento entre civiles y agentes de la Guardia Nacional sobre la carretera 20, cerca de Navolato y Costa Rica.
La violencia también se ha hecho presente en el municipio de Elota, donde este martes se suspendieron las clases en todos los niveles educativos y se recomendó a tiendas y comercios que adopten medidas de seguridad. La Universidad Autónoma de Sinaloa, con 70.000 alumnos de educación media superior y superior en todo el Estado, anunció que las clases serán virtuales “como medida preventiva ante los hechos violentos que se registran en Culiacán, Badiraguato, Navolato, Elota y Eldorado” y hasta nuevo aviso. La Secretaría estatal de Educación, en cambio, retomó las actividades en Culiacán tras la suspensión del lunes y las dependencias del Gobierno estatal anunciaron que funcionan con “normalidad”. Las autoridades también dieron a conocer que se ha restablecido el funcionamiento del transporte público en su totalidad.
Los saldos de la última jornada de violencia difieren a partir de la información que cada medio de comunicación ha logrado consignar. La Revista Espejo habla de al menos tres muertos. El Noroeste confirmó que fueron cinco fallecidos. Otros, como Los Noticieristas, El Debate o el semanario RíoDoce, optaron por informar de cada incidente por separado, sin aportar cifras globales.
El Gobierno de Sinaloa ha confirmado sólo una persona asesinada, la que fue encontrada en la carretera México 15. Da cuenta también de una docena de vehículos asegurados y otra docena que fueron robados, así como de un detenido. La Fiscalía estatal no ha emitido ningún comunicado sobre personas muertas o heridas y se ha concentrado en exhortar a que la población denuncie los robos. “Culiacán está tranquilo”, afirmó Rocha en una conferencia de prensa el lunes al mediodía. El gobernador publicó esta mañana un video en sus redes sociales caminando por la ribera del río Tamazula para insistir en que la situación ha vuelto a la normalidad y está controlada. “En Culiacán asoma la fractura del Cartel de Sinaloa”, reporta, en cambio, Revista Espejo. Es el diagnóstico de otros periodistas locales consultados por este diario.
Alfredo Brambila, analista de Seguridad, asegura que la violencia está “desbordada” y que la estabilidad que han presumido las autoridades en los últimos años ha estado sostenida por una “paz narca”, que se ha visto amenazada después de que ganara fuerza la teoría de que El Mayo fue traicionado y entregado en Estados Unidos por Los Chapitos. “La violencia es el resultado de una ruptura entre los principales grupos delictivos del Cartel de Sinaloa, Los Mayos y Los Chapos”, afirma. Brambila plantea que la gente de Zambada busca un “ajuste de cuentas” y una “revancha”, mientras que los hijos de El Chapo quieren capitalizar la debilidad aparente de sus antiguos socios tras la caída de su líder.
David Saucedo, especialista en crimen organizado, señala que, aunque no ha habido una declaración de guerra formal entre los líderes de ambas facciones, las fricciones entre miembros del cartel se han hecho evidentes. “Las autoridades están a la saga, quienes marcan la pauta son los grupos delictivos”, afirma. “Son indicios de lo que parece ser el inicio de una guerra, aunque todavía no vemos un enfrentamiento abierto”, agrega. A siete semanas de la captura de El Mayo, los temores se han multiplicado por la posibilidad de una venganza de sus hombres.
Saucedo enlista algunas señales que pueden estar detrás de los últimos enfrentamientos: el asesinato de una decena de operadores de La Mayiza a manos de Los Chapitos, tiroteos con elementos de seguridad bajo sospecha de colaborar con los hijos de El Chapo y el exhorto de Zambada a sus hombres de que eviten la violencia en las “zonas de frontera”, donde están presentes miembros de distintas facciones. “Declarar la guerra de un día para otro era temerario”, comenta el especialista. “Se tomaron este tiempo para acumular armas, parque y hombres”, agrega.
El Cartel de Sinaloa se enfrenta a una disyuntiva estratégica: emprender una guerra intestina o mantener la cohesión para enfrentar a sus rivales. Esta semana se ha dado, por ejemplo, un enfrentamiento entre miembros de Sinaloa y grupos ligados al Cartel de Juárez en Ojinaga, Chihuahua. Las autoridades dieron cuenta de cuatro muertos.
El Gobierno federal ha reforzado la seguridad en Sinaloa con el despliegue de cientos de militares llegados de otras regiones del país, uno de los principales factores que han disuadido la violencia en las últimas semanas. “Hay elementos suficientes para mantener paz y tranquilidad y hasta ahora afortunadamente las cosas se están tranquilizando”, señaló López Obrador. “Sinaloa no merece la violencia”, zanjó el presidente, en un nuevo exhorto a los grupos criminales para evitar nuevos enfrentamientos.
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