Mejor coordinación y más tareas de inteligencia: la estrategia de Sheinbaum para combatir la inseguridad
El equipo que formará parte del próximo Gobierno estudia la posibilidad de crear una agencia de investigación y espera que el Ejército mantenga el poder que ganó con López Obrador
La política mexicana ha entrado en fase postelectoral, una etapa de transición y cambio envueltos en incertidumbre. Tras la victoria de Claudia Sheinbaum el pasado 2 de junio, las especulaciones sobre lo que pasará en los próximos años, quiénes ocuparán qué cargos y cuáles serán las políticas clave se han desatado. La presidenta electa ha presentado hasta el momento a 13 funcionarios de su futuro gabinete, pero ha dejado para más adelante al equipo que enfrentará quizá el tema más espinoso, la crisis de inseguridad que atraviesa al país. Los ojos están puestos allí, donde tendrá que hacer frente a unos desalentadores números que deja la Administración de Andrés Manuel López Obrador, con un promedio de más de 30.000 homicidios al año.
Para atender la ola de violencia, Sheinbaum ha elegido a Omar García Harfuch como su asesor principal, a quien las quinielas colocan como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Lo que parece un hecho es que, independientemente del lugar que ocupe, el expolicía será quien lidere la estrategia del nuevo Gobierno. Según las fuentes consultadas, el equipo de la virtual mandataria baraja la posibilidad de crear una nueva agencia de inteligencia, con capacidades de investigación, que apoye en la coordinación entre las diferentes instancias encargadas de la seguridad y el acceso a la justicia. El mismo equipo espera que el Ejército, que ha ganado muchísimo terreno en los últimos años, mantenga el poder que conquistó hasta ahora.
Tanto el exsecretario de Seguridad capitalino, como la presidenta electa, han dado a entender que la clave será replicar el modelo —que venden como exitoso— aplicado en Ciudad de México cuando Sheinbaum gobernaba, entre 2018 y 2023. Esa estrategia reposaba sobre cuatro ejes: atender las causas de la violencia, mejorar las capacidades de la policía, habilitar a los agentes a investigar y mantener una buena coordinación con la Fiscalía y las otras corporaciones de seguridad. Los últimos dos puntos serán cruciales para la política del próximo sexenio. Aún se desconoce cómo esperan aplicar ese modelo urbano a todo el país, con condiciones que varían de Estado a Estado. Tampoco se sabe a qué cuerpo policial pretenden dar mejores condiciones y capacidades investigativas, porque no existe una Policía Federal desde que fue desmantelada para crear la Guardia Nacional, en manos de la Secretaría de la Defensa.
El equipo de Sheinbaum enfrenta además un tecnicismo legal, la Constitución establece que las investigaciones corresponden a las policías que están bajo el mando de las Fiscalías. Un muro que podrían derribar con la reforma constitucional en materia de seguridad, que presentó López Obrador, con las nuevas mayorías que tomarán el cargo en la próxima legislatura.
García Harfuch tenía su propio cuerpo policial en Ciudad de México. De recibir la SSPC no tendrá uno específico, ya que, según ha explicado esta semana Sheinbaum, planean dejar la Guardia Nacional bajo el mando del Ejército, tal y como lo ordenó el presidente. De hecho, este será el primer Gobierno en dos décadas que dará continuidad a un cuerpo de uniformados creado en el sexenio anterior. La falta de capacidad operativa de la secretaría federal desalentaba al policía ante los fuertes rumores de encabezar la dependencia. Pero la idea del próximo Gobierno será compensar esa carencia con una nueva agencia —o dirección— dedicada a hacer tareas de inteligencia y a apoyar en la coordinación y cooperación entre los diferentes cuerpos de seguridad, las Fiscalías estatales y la Fiscalía General de la República, liderada en principio por los próximos tres años y medios por el actual fiscal, Alejandro Gertz Manero. El hecho de que Sheinbaum haya elegido a la exfiscal de Ciudad de México, Ernestina Godoy, como su consejera jurídica, lanza un claro mensaje de la confianza que tiene a las dos personas a las que encargó el combate a la inseguridad en la capital mexicana.
En un primer momento, se evaluó la posibilidad de que esa agencia estuviera por fuera de las dependencias y operara de manera autónoma. Sin embargo, fuentes allegadas a la presidenta electa han apuntado que la nueva instancia de inteligencia podría acabar finalmente dentro del organigrama de la SSPC. El encargado de diseñarla, de acuerdo a las mismas fuentes, ha sido el exministro de la Suprema Corte Arturo Zaldívar, uno de los principales asesores de Sheinbaum en materia de justicia, informa Zedryk Raziel. Entre los nombres para dirigirla vuelve a sobresalir García Harfuch, antiguo encargado de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía federal y defensor de la inteligencia policial.
Al llegar a la Secretaría de Seguridad Ciudadana en 2019, García Harfuch recibió un cuerpo policial sin capacidades para investigar. Por acuerdo con Sheinbaum, y en correspondencia con la Fiscalía local de Godoy, apuntalaron una estrategia que consistía en fortalecer a la policía capitalina y coordinarse muy de cerca con el Ministerio Público. Las reuniones diarias eran encabezadas entonces por la jefa de Gobierno. En esa línea, el exfuncionario detalló en un foro de febrero: “El problema de la inseguridad a nivel nacional no se va a resolver sin fortalecer a las 32 policías estatales y a las fiscalías de los Estados”. Sheinbaum y García Harfuch defienden que el trabajo que realizaron en la capital brindó frutos con la reducción de los delitos de alto impacto. Sin embargo, el exsecretario de Seguridad sabe que el gran condimento en el asunto de la violencia es la percepción que se tiene de ella, y ese será uno de los puntos a atacar en el próximo sexenio.
Otra de las incógnitas que rodea a la política de seguridad del próximo gobierno es lo que pasará con las Fuerzas Armadas, que avanzaron con López Obrador en áreas como la construcción de aeropuertos o la gestión de las aduanas. Terreno ganado por el Ejército, terreno que el Ejército no devuelve, reconocen al interior del equipo de Sheinbaum. La militarización de la política de seguridad en el actual Gobierno ha sido uno de los puntos más criticados por la oposición. La administración entrante sabe que no podrán forzar al Ejército a retornar a los cuarteles, uno de los pedidos más escuchados entre los reacios al obradorismo. La lectura que hacen algunos colaboradores del Gobierno entiende que el éxito de la estrategia de seguridad reside en contener a unas empoderadas Fuerzas Armadas y encaminarlas a cooperar con el resto de las instituciones, en medio de un escenario en el que reina la segregación.
La última vez que los asesores en seguridad de Sheinbaum hablaron abiertamente fue hace un par de meses con un grupo de empresarios, en plena campaña electoral, cuando el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se disponía a tratar los temas importantes del próximo sexenio bajo el paraguas de los Diálogos por la Transformación. En ese encuentro, García Harfuch trazó grosso modo las líneas de lo que será la política de seguridad del futuro Gobierno. Desde entonces, han sucumbido al sigilo.
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