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El Congreso de San Luis Potosí indulta a una estudiante que lleva 15 años injustamente presa

Cuando tenía 21 años, Sanjuana Maldonado fue acusada de secuestro, sin pruebas ni testimonios en su contra. Es la primera vez en 40 años que se concede este perdón en el Estado

Sanjuana Maldonado
Sanjuana Maldonado, en una fotografía de archivo.Perteneces
Beatriz Guillén

Sanjuana Maldonado es libre. El Congreso de San Luis Potosí ha aprobado por unanimidad otorgarle el indulto después de conocer las irregularidades que la han llevado a estar presa durante 15 años. La mujer fue detenida cuando tenía 21 años y estudiaba su último semestre de Informática en la Universidad de Matehuala. Fue acusada y condenada por secuestro, aunque no había pruebas ni testimonios que la incriminaran. Este jueves, el Congreso del Estado ha revertido la historia. Es la primera vez en 40 años que se otorga un indulto en San Luis Potosí.

Los 25 diputados locales han estado de acuerdo en conceder la libertad inmediata para Sanjuana Maldonado. La resolución solo requería de la mayoría simple de 14 votos de la cámara, pero ha sido una decisión unánime. “Hoy me voy con la satisfacción del deber cumplido, con la convicción de que hemos hecho lo correcto. Aunque no hay forma de regresar el tiempo, es mi más sincero deseo que su vida sea reivindicada”, ha dicho la diputada Yolanda Josefina Cepeda. Las Comisiones de Justicia y Gobernación del Congreso ya se habían pronunciado a favor. Además, la organización Perteneces, que pelea por su libertad desde hace tres años, había reunido 17.500 firmas de la sociedad civil.

“Hicimos la petición de su indulto hace más de 100 días”, explica a EL PAÍS José Mario de la Garza, presidente de Perteneces, “donde mediante un análisis de los 14 tomos que tiene el expediente de Sanjuana demostramos que no existe ninguna sola prueba que la incrimine. Demostramos que fue juzgada sin perspectiva de género, que nunca tuvo una defensa adecuada y que la sentencia de 30 años que se dictó en su contra constituye una injusticia gravísima”.

Sanjuana Maldonado creció en una comunidad muy humilde de San Luis Potosí, en el municipio de Guadalcázar. Fue la primera mujer de su familia que logró estudiar. “Su familia vendía verduras, pero ella tenía mucho interés en seguir estudiando. Terminó la primaria, la secundaria y cuando terminó la preparatoria, su papá le dijo: ‘Ya llegaste hasta acá, déjalo y cásate’. Pero ella lo convenció para que la dejaran estudiar una carrera, a cambio de que ella se la pagara”, relata Kessia Guerrero, de Perteneces.

La joven se mudó a Matehuala, donde empezó a estudiar Informática por la tarde, mientras trabajaba en un Oxxo por las mañanas. Es en la tienda donde conoció a José Cruz, quien le llevaba 15 años de edad. La relación muy pronto se tornó problemática por los celos y manipulaciones de él. Después llegaron los episodios de violencia. Con amenazas, Cruz obligó a Sanjuana a darle su nombre completo para “cobrar un dinero”. La joven, que entonces tenía 21 años, se negó. Él y otros dos hombres la recluyeron en un hotel de la ciudad y amenazaron con hacer daño a su familia si no recibía ese dinero. Fue detenida junto a ellos, cuando ella todavía esperaba en la banqueta. La policía le comunicó a Maldonado que el dinero procedía de un secuestro. Era 2009 con la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón como telón de fondo.

Todos fueron acusados. Sanjuana Maldonado nunca tuvo un abogado particular para ella, sino que se le juzgó en conjunto con los tres otros imputados. Ninguno de ellos la incriminó, como tampoco había ninguna evidencia que probara que la joven tenía algo que ver con el secuestro. Sin embargo, recibió la misma condena: 30 años de prisión. En menos de un año, se desecharon sus dos apelaciones. “No se le permitió presentar su caso, no se le permitió tener una voz que fuera escuchada, era una mujer en una situación de violencia y vulnerabilidad”, apunta De la Garza, “se cometió una violación a sus derechos humanos: al debido proceso, a tener un juicio justo”.

Con la decisión del Congreso de San Luis Potosí se corrige una injusticia que ha durado 15 años. Pero en México existen muchas Sanjuanas. “En la cárcel hay abandonadas muchas mujeres no fueron defendidas adecuadamente, que fueron violentadas, que provienen de situaciones de marginación y que recibieron condenas larguísimas”, señala el presidente de Perteneces. La organización va a presentar una iniciativa para pedir que se revisen los casos de estas presas. “Que la historia de Sanjuana sirva para abrir un debate sobre la justicia de las mujeres en México, sobre estas condenas que se han impuesto a las mujeres por el simple hecho de ser mujer, por no tener recursos para contratar abogados que te defiendan”, ha apuntado. La organización ha sacado este mismo jueves a Sanjuana del Centro Penitenciario Femenil de Xolol, en Tancanhuitz. Una libertad que la espera desde hace 15 años.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.
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