Osmar Olvera, el clavadista de oro en el Mundial que se rebela contra Guevara
El mexicano gana dos medallas, una dorada y otra de bronce, en el Mundial de Natación y se sobrepone a la falta de recursos por parte de la Conade de Ana Gabriela Guevara
La alberca de la abuela. Eso fue el inicio de todo para Osmar Olvera (Ciudad de México, 19 años) en el mundo de la natación. Su mundo, sin embargo, era rectangular y visto desde arriba de un trampolín o algo parecido. Olvera, según cuenta, aprendió a nadar desde los dos años y que cada vez que salía de la piscina buscaba algo que le elevara para arrojarse al agua. “Súbeme a tus hombros y aviéntame”, le pedía a su familia cada vez que iban de vacaciones. Uno de sus tíos, Érick, le consiguió una prueba en la fábrica de nuevos talentos en la capital mexicana. Así se fraguó un saltador que entusiasma a México.
“Soy un chico sencillo”, se presenta Olvera ante el personal del Comité Olímpico Mexicano en una entrevista. Su primera incursión al agua fue en la fosa del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR) para dar la prueba de valentía que es, básicamente, depurar a quien le tenga miedo a zambullirse. Osmar Olvera tuvo su primer torneo internacional a los 12 años en Rusia. Esa vez terminó en el quinto lugar. Su perfil en la base de datos de World Aquatics aún muestra una fotografía del Osmar Olvera de 2017 con cara de niño.
Con 15 años ganó su primera gran medalla en un torneo en Canadá desde el trampolín de tres metros en la modalidad de sincronizados. Era un bronce que auguraba cosas buenas. Compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio en solitario desde el trampolín de los tres metros donde terminó en la decimocuarta posición mundial.
La eclosión total de Osmar Olvera fue en los Juegos Panamericanos de Santiago, el año pasado. Ganó tres medallas de oro: dos veces como solista desde un metro y tres metros de altura, además de hacer una buena mancuerna con Rodrigo Diego. También pudo competir en el Mundial de Natación de Fukuoka, en Japón, donde se colgó dos medallas de plata. “Para eso trabajé, entrené muy duro y lo estoy disfrutando”, contó el saltador.
Su franco crecimiento ha encontrado más frutos. Ahora ha sido en el Mundial de Doha, Qatar, donde ganó una medalla de oro y un bronce. Su rendimiento le da argumentos para competir en solitario en los Juegos Olímpicos de París porque junto a Rodrigo Diego tiene una plaza asegurada en los saltos sincronizados. Olvera tiene como principal consejera y entrenadora a la china Ma Jin, quien fraguó otros talentos como Paola Espinosa o Rommel Pacheco.
La disputa con la Conade de Guevara
La gestión del deporte en México en los últimos seis años ha estado a cargo de Ana Gabriela Guevara, la gran atleta mexicana. Como funcionaria ha tenido varios frentes abiertos y disputas con deportistas. Entre ellos están todos los deportistas de natación, los cuales se quedaron en medio de una guerra entre la federación del deporte y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). El presidente del ente acuático, Kiril Todorov, lideró el organismo durante 10 años y fue acusado de desviar 150 millones de pesos. La Federación Internacional, la World Aquatics, intervino, le apartó y creó un comité neutral para gestionar todos los recursos. Eso no agradó a Guevara.
La máxima comisionada del deporte mexicano cortó todos los recursos públicos a los nadadores. Las becas deportivas, muchas veces el único ingreso para ellos, dejaron de llegar. Los deportistas quedaron desamparados. Un grupo, comandado por el equipo de natación artística, interpuso un amparo para poder recuperarlas. En junio de 2023 un juez obligó a la Conade a devolver el dinero. En medio de ese lío, Guevara atacó a las nadadoras por vender toallas y trajes de baño para solventar sus gastos de cara a un torneo internacional donde triunfaron por lo alto. Guevara, hasta el momento, no ha dejado de atacarlas y señalarlas de conflictivas.
La falta de recursos también le tocó a todos los clavadistas mexicanos. Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez, medallistas olímpicas, se vieron orilladas a buscar patrocinadores privados. Entre malabares, los clavadistas siguieron a lo suyo. En los Panamericanos ganaron cinco medallas de oro, incluidos las tres de Olvera.
Cuando Olvera ganó el oro en Doha, la Conade le felicitó. El mexicano replicó con un mensaje: “Gracias, nada más me hace falta la beca desde hace un año y estamos completos”. Con el oro y bronce en el cuello, el chapulín de albercas alzó la voz en el momento menos esperado. México, un país solo tiene 73 medallas olímpicas en toda su historia, tiene en los clavados posibilidades de triunfos. No por nada es el deporte que más preseas le ha dado al país con 15. Olvera y su cabello de púas quieren continuar con ese legado.
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