‘Todas a una’, las mujeres que impulsan las carreras políticas de otras mujeres en México

Primero, se plantearon ser ellas mismas las que se prepararan para ocupar los puestos de representación política en México: “un partido feminista”, pensaron. Pero luego, se dieron cuenta de que ese no era su propósito y llegaron a la conclusión de que, aunque les importa muchísimo la forma en la que se hace la política en su país, no son ellas las que querían jugar ese papel. Así que crearon una organización en la que todas las mujeres fueran el respaldo de una: “Todas a una”. Así nació Aúna, la plataforma ciudadana en donde mujeres profesionistas de varias disciplinas —cineastas, productoras, abogadas, politólogas, etc.— convocan a otras mujeres de todo el país para apoyarlas, formarlas, capacitarlas y acompañarlas en la búsqueda de un puesto de elección popular.

Tienen poco más de tres años de vida como organización, y en su plataforma, Aúna ya tiene la fotografía de una de las caras más importantes para el proceso de elecciones en México de este 2024: la candidata a gobernar la capital de México: la morenista, Clara Brugada. El proceso para ella ha sido el mismo que cualquier candidata tiene que seguir, y lo ha cumplido en tiempo y forma, cuentan, como las demás. Ser una nominada —como Brugada y otras 74 mujeres aceptadas por la organización para ser acompañadas para contender a un puesto político en 2024—, significa recibir la formación y capacitación permanentes de todas las que conforman el equipo. Aúna tiene presencia en Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Guerrero y Oaxaca, por lo que sus integrantes también conocen y dominan las temáticas locales de cada entidad.

“¿Por qué las más preparadas no están llegando a los puestos que se estaban abriendo para las mujeres en la política? Esa era la pregunta que nos hacíamos, la indignación”, explica Mariana Linares, una de las voceras de Aúna. La estructura en esta organización es horizontal, cada una de las integrantes desempeña una función distinta para coordinar área por área. Al final, el trabajo de todas repercute directamente en el programa integral de las nominadas. “Hemos inventado un espacio donde las que lleguen encuentran su lugar”, cuenta Linares.

El proceso para ser una nominada Aúna

Cualquier mujer en México que tenga la intención de participar en alguna elección de representación popular puede acudir a Aúna primero, incluso, para aterrizar sus propias ideas sobre un proyecto futuro de liderazgo político; hasta aquellas que ya han participado en otros procesos o que pertenecen a algún partido. Esa es otra de las características importantes de la organización: en Aúna hay mujeres de todos los partidos y su selección como nominadas depende de una serie de pruebas que un comité evalúa para tener a sus seleccionadas.

Mónica Tapia, que es politóloga y ha trabajado durante más de dos décadas en organizaciones de la sociedad civil, se encarga de la estrategia política que las seleccionadas han de fijar una vez que son parte de la plataforma. Para ella, Aúna es una herramienta para que cada vez más mujeres en puestos de poder y dentro de los partidos políticos lleven a cabo las agendas y las discusiones que ellas ven como urgentes y necesarias. “Aspiramos a que sigamos teniendo un sistema múltiple de partidos, y que aunque tengamos diferencias, sepamos lidiar con ellas”, complementa.

Una generación “bisagra”, un espacio en el que caben todas

Dafne Pimentel Corona estudiaba Relaciones Internacionales en el Colegio de México, y antes de terminar la carrera comenzó a trabajar con Aúna. Pimentel tiene 25 años, y es la coordinadora del capítulo de Ciudad de México de la organización. Ella ha sido uno de los vínculos directos en las gestiones para que en la capital, Aúna sumara a Clara Brugada. “Tuvimos muchas conversaciones al interior entre nosotras y con un consejo honorario que nos orienta. Ella fue la única de las mujeres que buscaba la ciudad, que se anotó para hacer el proceso. Conversamos con ella y con su equipo para saber si nuestras agendas compartían la visión y las agendas programáticas”.

Pimentel Corona es de las mujeres más jóvenes que integran la organización, que existe y se mantiene a través de pequeños donativos, pero sobre todo, de aportaciones anuales de otras mujeres que ponen los recursos para hacer funcionar la maquinaria. “Tenemos dos pilares fundamentales, uno es las mujeres que integran la red y que aportan una cantidad de dinero de forma voluntaria —se trata de una aportación anual que permite sostener lo que hacemos— y, por otro lado, las mujeres que acompañamos con nuestros diferentes procesos, es decir, las nominadas”, explica. Todas ellas, nominadas, socias y acompañantes, toman decisiones juntas y establecen los límites de sus negociaciones con los partidos políticos.

Para Linares, quienes crearon esta organización son, en su mayoría, mujeres que pertenecen a una especie de “generación bisagra” que busca ser un puente entre un mundo que funciona tal como lo conocemos y otro que avanza a través de nuevas colaboraciones con mujeres en el poder que toman decisiones a favor de sus comunidades. “Bisagramos comunidades, generaciones, diversidad sexo genérica, bisagramos ideologías. ¿Cómo? Pues no sé cómo decirlo. Es de una mística que no sé cómo ocurre. Hemos logrado que nuestra plataforma se base en que “hacer” es la mejor forma de decir. Tenemos integradas mujeres trans, también mujeres que apoyan la sexualidad y los derechos reproductivos, pero también tenemos mujeres de partidos de derecha, y eso es una cosa muy complicada de entender, pero los feminismos son plurales, y lo que queremos lograr es que uno no anule al otro, sino que necesitamos complementarlos.”, asegura Linares.

Princesa Cabrera es una mujer indígena, nahua, de 31 años, y la coordinadora de la organización en el Estado de Guerrero. Su trabajo consiste, sobre todo, en dar orientación y ayuda a las mujeres indígenas de su Estado, —una entidad históricamente olvidada y golpeada por la violencia y la marginación—. “Uno de nuestros fuertes es que las mujeres a las que estamos acompañando aquí, están constantemente trabajando en comunidades, hacen reuniones, y visitan a otras mujeres al interior, y creo que eso nos ha hecho falta, que los representantes políticos tengan la sensibilidad de ir a estos lugares, no solo en campaña. Que quienes lleguen a los puestos de poder conozcan sus contextos”, dice.

En Guerrero, explica Cabrera, tienen ahora mismo a nueve nominadas, distribuidas en cuatro de las ocho regiones del Estado. Su objetivo es tener representantes de cada una de ellas. Los perfiles de las seleccionadas son activistas, promotoras de derechos humanos, representantes afromexicanas, entre otras.

Una de las cosas más valiosas de esta organización —a la que se inscribieron para el proceso electoral de 2024, unas 300 mujeres de todos los perfiles—, es que el acompañamiento es integral, y también sucede aún después de las elecciones, cuando las candidatas saben si han ganado o perdido: “Tú no te lanzas sola, porque aunque te apoye un partido, tú eres Aúna. Si tú te lanzas como Aúna, el resto de las aúnas del país están ahí, atentas, pendientes. Te van a acompañar si pierdes —que nos pasa muchísimo—, y serán quienes te acompañarán en todo ese proceso de lo que significa ser mujer en la política en este país”, dicen.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país