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Guardaespaldas y la tropa de Checo Pérez: el Gran Premio paraliza Ciudad de México

Algunos pilotos, como Verstappen, Fernando Alonso o el mexicano, contaron con personal de seguridad adicional para evitar el acoso desmedido de los aficionados VIP de la Fórmula 1

Diego Mancera
gran premio de mexico 2023
Checo Pérez, su asistente Alice Hedworth y dos guardaespaldas se abren paso en el Autódromo Hermanos Rodríguez, durante el Gran Premio de México.Mark Thompson (Getty Images)

Marcelo Rodríguez, a sus 12 años, corrió como si quisiese romper el récord de los 100 metros planos para alcanzar un autógrafo. El esfuerzo físico para este chico ataviado con uniforme de Red Bull era para alcanzar a Günther Steiner, jefe de Haas, uno de los peores equipos en la actual temporada. La frenética rutina de Rodríguez tenía una razón: “Es un team leader, es el de Netflix”. Steiner ganó una popularidad impensada gracias a una serie documental en la plataforma sobre la Fórmula 1. Drive to survive, que nació en 2019, catapultó al deporte a nivel mundial. México no es la excepción.

En 2022, el Gran Premio de México se ganó la bandera negra debido al comportamiento de los aficionados VIP, los más exclusivos que pagan boletos de más de 100.000 pesos. En aquella ocasión, todos los pilotos tenían que soportar, con una sonrisa forzada, jaloneos, móviles en el rostro y gritos de esos fans que perdían la cabeza por un recuerdo categoría F1. Los pilotos expresaron su molestia y los organizadores tomaron nota. Para este año, montaron dos accesos: uno en el que deben coincidir con la entrada de los VIP y el otro que da directo a los garajes. De alguna forma, se evitaban pasar por una fila de brazos extendidos que pedían por un autógrafo en sus gorras. Algunos pilotos, los que tenían mayor convocatoria como Verstappen, Pérez, Sainz, Leclerc o Alonso, tenían guardias de seguridad a sus costados. A cada movimiento, iban los guardaespaldas que en cuanto veían a aficionados intentaban cortarles el paso.

“Tengo, por supuesto, un poco más de seguridad aquí. Pero siempre hay algunos países del mundo en los que hay mucha gente”, admitió el tricampeón mundial. “El año pasado había mucha gente para ir del hospitality al garaje. Esto ayuda a que sea un poco más tranquilo”. Los guardias montaron una barrera para impedir el paso de estos aficionados hacia la zona de entrevistas con los pilotos. Por el pasillo se veía a una trabajadora de los tours que iba de lado a lado diciendo casi con pena: “Lo siento, esto es solo para personal y prensa”. Durante la qualy, se veía caminar a un Kevin Magnussen, de Haas, acompañado de un hombre corpulento que, ante cualquier petición de un fan, lanzaba con la palma abierta: “¡No! En este momento no”. Hamilton prefirió irse con el casco puesto y un monopatín rumbo a sus aposentos.

Fernando Alonso, piloto de Aston Martin, escoltado por miembros de seguridad durante el Gran Premio de México.
Fernando Alonso, piloto de Aston Martin, escoltado por miembros de seguridad durante el Gran Premio de México.RAQUEL CUNHA (REUTERS)

El mayor control en la seguridad de este año coincidió con otros episodios funestos para la gente de Red Bull. Desde el GP de São Paulo, los aficionados mexicanos mostraron su molestia con Verstappen debido a una mala práctica de compañerismo con Checo Pérez. El campeón y su familia recibieron oleadas de insultos y amenazas de muerte de los inconformes. Así que, cuando los mexicanos tenían la oportunidad empezaron las hostilidades con el neerlandés, como ocurrió este año en Miami y en Austin. En Red Bull había preocupación por su recepción este año. Los organizadores en México promovieron la campaña Racepect para que los aficionados volvieran al principio de deportividad: saber perder.

“El caos entre los aficionados también es la belleza del Gran Premio mexicano. Creo que a los latinos nos define eso, somos un caos en el mejor sentido de la palabra porque disfrutamos y así demostramos nuestro amor al deporte. Somos muchos latinos y vivimos esto como si fuera nuestra cada, pero sí tenemos que respetar un poco más a los pilotos”, cuenta Maira Pastor, de 23 años, una joven que estaba a la caza de alguna firma y encontró la del héroe local. Las avenidas principales que llevan al Autódromo Hermanos Rodríguez empezaban a atascarse desde primera hora del día. La Secretaría de Turismo de la capital esperaba la asistencia, durante el fin de semana, de más de 420.000 aficionados.

“Acá en lo VIP se ve el 1% de México. Solo lo había visto en vídeos o en la tele. Está muy padre, pero aún no lo asimilo. Es caótico ver a los fans que quieren una foto, aunque hay que respetar. No veo mal que los pilotos tengan guardaespaldas, aquí la gente ve a cualquier piloto y lo apoyan. Si ven a Alonso o a Checo se vuelven más locos”, opina Alain Zúñiga, de 22 años, quien ganó junto a otros cuatro compañeros un torneo de e-sports de la Fórmula 1. Uno de sus premios fue ver dos veces en una semana a Pérez. “Hablamos cinco minutos, le hicimos dos o tres preguntas. Me firmó este gorrito y nos regalaron una gorra autografiada. Sí me imaginaba tener alguna foto con él, pero conocerlo, uf, no me lo imaginaba”, agrega.

El coche de Verstappen en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
El coche de Verstappen en el Autódromo Hermanos Rodríguez.RAQUEL CUNHA (REUTERS)

Desilusión en el Autódromo Hermanos Rodríguez

Tras las prácticas y la clasificación, los aficionados trataron bien al campeón del mundo sin insultos o abucheos. Las tribunas, fiel a su tradición, arroparon a todos los pilotos. Su consentido, Pérez, se llevaba las mejores ovaciones en la zona del Foro Sol donde decenas de miles vestían con algo referente a su piloto. La pole la ganó Charles Leclerc, seguido de Carlos Sainz y Verstappen. Checo, sin embargo, se estancó en la quinta posición, un ingrediente que pincha la burbuja de esperanza de los mexicanos por ver a su ídolo del momento pelear la punta. El resultado lo leen los aficionados mexicanos como algo doloroso tras ver a Daniel Ricciardo, de Alpha Tauri, subir al cuarto lugar en la arrancada. El australiano comenzó el año como el tercer piloto en Red Bull, más enfocado en compromisos comerciales. A mitad de temporada sustituyó a Nyck de Vries en el equipo B y ahora su nombre suena para reemplazar al mexicano después de 2024.

“Hay mucho por pelear. Dos décimas nos hubiera cambiado totalmente la clasificación”, comentó Pérez tras la carrera. Otro factor es que en el Autódromo Hermanos Rodríguez los rebases son limitados. Una carambola, o quizá dos, y una buena arrancada le pueden ayudar al de Jalisco este domingo.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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