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ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
Columna
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El fantasma de Múgica ronda Palacio

Andrés Manuel considera a Múgica uno de los mejores gobernadores de Tabasco en el siglo XX

Retrato de Francisco J. Múgica.
Retrato de Francisco J. Múgica.Archivo Casasola (INAH)
Salvador Camarena

El 18 de marzo en el 85 aniversario de la expropiación petrolera el presidente López Obrador leyó la cartilla a sus corcholatas sobre lo que espera del próximo sexenio. Presentes en el mitin en el Zócalo, quienes aspiraban a sucederle escucharon de Andrés Manuel esta advertencia:

“Exclamamos a los cuatro vientos: nada de zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno. No a las medias tintas”.

Esa advertencia tuvo como preámbulo –no podría ser de otra forma- una lección de historia en la que se dio el lujo, en el emblemático día del cardenismo, de criticar la decisión del general Lázaro Cárdenas de optar por Manuel Ávila Camacho, y no por Francisco J. Múgica, en la sucesión de 1940.

“Desde mi punto de vista, lo que más influyó a la hora de la decisión fue la circunstancia política interna; es decir, la beligerancia de los grupos de derecha. Recuérdese que aun optando por la candidatura de Manuel Ávila Camacho que sostenía posturas moderadas, de todas maneras, la elección presidencial fue complicada y violenta”, dijo AMLO ese día para enseguida agregar: “empresarios y políticos de derecha se entendieron y pactaron por concesiones y prebendas con el nuevo gobierno de Ávila Camacho. A partir de entonces se empezó a abandonarse el auténtico ideal revolucionario y las acciones en beneficio del pueblo, aunque debe admitirse que esa alianza entre el poder político y el poder económico tal vez evitó la guerra civil y mantuvo la paz social. Si con Porfirio Díaz imperaba la paz de los sepulcros; luego del gobierno del presidente Cárdenas se instauró la paz de las componendas y de la corrupción”. Tras ese discurso se especuló que las acciones de un aspirante en concreto habían bajado en la bolsa de preferencias del morenismo. Si la ruta pretendida era la radical y no la moderada, entonces las posibilidades de Marcelo Ebrard Causabon, visto como alguien que mantiene simpatizantes fuera del lopezobradorismo, serían menores. Casi seis meses después, este lunes el excanciller ha evocado también Múgica. En un sexenio con historiador en jefe, y en un mensaje en donde Ebrard se autonombró el más leal colaborador de AMLO es obligado reparar en esa referencia.

“Cerraría yo”, comentó Ebrard al final del mensaje donde anunció que no quiere una senaduría y que iniciará la semana entrante una gira, “haciendo una referencia histórica a 1939 cuando fue el proceso sucesorio del general Cárdenas.

“Como ustedes saben, hubo tres contendientes en la lucha interna del entonces Partido de la Revolución Mexicana. Uno de ellos fue el general Múgica. El general Múgica un día convocó una conferencia de prensa después de una asamblea del sector obrero, donde se votó por Ávila Camacho y dijo al General Múgica en su carta -para el que le interese está en el libro que hizo la señora Mondragón sobre esto en aquellos años-, en la carta que dice:

“’Básicamente hay dos cosas que no me gustan, una es la ambigüedad de Ávila Camacho, no sabemos en esencia qué piensa; y segunda que los gobernadores participaron, los alcaldes participaron, las dependientes federales participaron. Todo esto ocurrió y si esto se permite en este Partido -Partido que nos costó una revolución-, se va a perder la causa por la que estamos’.

“Entonces, recordando aquel importantísimo momento de la vida política, pienso que estamos en un momento similar, desde el punto de vista de que no debemos permitir que esas prácticas, que son un virus, estén en el torrente sanguíneo de la Morena, porque va a ser un efecto muy devastador”.

¿La disputa en Morena ahora también es por la figura de Múgica?

En lo que pocos discrepan es que el general Cárdenas apostó por el candidato menos radical. Enrique Krauze, en “La Presidencia Imperial” (Tusquets, 1997), cita a Daniel Cosío Villegas apuntando el carácter conservador del elegido para suceder al presidente michoacano: “cuando yo me di cuenta de que Cárdenas apoyaba a Ávila Camacho, que era indiscutiblemente de temperamento y de tendencia conservadora, supe que la Revolución mexicana iba a dar la vuelta… Cárdenas podía haber inventado a un hombre que hubiera proseguido su obra, no frenado. Pero el giro hacia Ávila Camacho representó un cambio de rumbo”. Krauze agrega de inmediato una cita del general Cárdenas donde defiende su decisión: “el señor general Múgica, mi muy querido amigo, era un radical ampliamente conocido. Habíamos sorteado una guerra civil y soportábamos, a consecuencia de la expropiación petrolera, una presión internacional terrible. ¿Para qué un radical si yo ya dejé un instrumento revolucionario?”, escribió el de Jiquilpan. “A nuestra salida del poder los obreros estaban organizados, los campesinos también y la reforma agraria se encontraba en marcha… los miembros del ejército habían sido incorporados al partido de la Revolución. ¿Era éste, o no, un instrumento de progreso para que México continuara su liberación? De lo que haya ocurrido después no soy yo quien vaya a calificarlo; me siento perfectamente limpio”.

En su biografía de dos tomos del general Cárdenas, Ricardo Pérez Montfort reproduce algunas de las quejas de Múgica por lo que consideró una lucha desigual por la candidatura del partido de la Revolución Mexicana.

“Finalmente solo destacaron cuatro militares con trayectorias revolucionarias como posibles sucesores del presidente Cárdenas: el general Rafael Sánchez Tapia, quien no logró la nominación del PRM y aun así continuó con la contienda de manera independiente; el general Francisco J. Múgica, quien representaba el ala más radical del gobierno cardenista y cuyo temperamento impetuoso e intolerante, pero inteligente y responsable, lo distinguía; el general Juan Andrew Almazán, de conocida trayectoria empresarial y con fuertes antecedentes revolucionarios y oportunistas, y el general Manuel Ávila Camacho, fiel amigo de Cárdenas y personaje un tanto gris pero institucionalmente comprometido”, dice Pérez Montfort en “Lázaro Cárdenas. Un mexicano del siglo XX” (Debate, 2019).

Pero muy pronto Múgica descubriría una cargada a favor del general poblano. El autor señala que “desde enero de 1939 el general michoacano se quejó ante el presidente de que las cámaras y varios sectores del PRM se habían adelantado para autodeclararse a favor de Ávila Camacho”.

Y seis meses después, se bajaba de la contienda no sin antes denunciar inequidad. Así lo cuenta Pérez Montfort: “En su carta de renuncia a la candidatura presidencial enviada a los medios el 14 de julio de 1939, Múgica se mostraba profundamente decepcionado por las condiciones tan desiguales que se suscitaron durante la contienda dentro del PRM y no dudó en acusar a dicho partido de antidemocrático. También se quejó por la falta de oportunidades y de la imposibilidad de debatir proyectos. Él mismo había invitado a los demás contendientes a conversar entre ellos y con algunos periodistas en ‘alguno de los restaurantes que existen en la Ciudad’, lo cual ninguno de los convocados aceptó”.

Para redondear el perfil de Múgica, y su importancia en el lopezobradorismo, citemos a un tercer historiador.

“La llegada del general Múgica al gobierno de Tabasco no solo significó orden y progreso, sino principios y justicia”, así arranca Andrés Manuel López Obrador su perfil sobre el trabajo del michoacano en su querida tierra.

En “El Poder en el Trópico” (Planeta, 2015) y narra la etapa en que Múgica gobernó un estado que tomó en bancarrota y dejó en superávit. ¿El secreto para lograr esto último? “De la simple moralidad y de algunas pequeñas reformas”, cita AMLO al general.

“Fueron muchas las cosas buenas que hizo Múgica en sus 10 meses y 20 días como gobernador de Tabasco”, dice López Obrador, “su labor consistió en tranquilizar el estado y conducirlo por ‘el sendero del progreso práctico’”.

Andrés Manuel considera a Múgica uno de los mejores gobernadores de Tabasco en el siglo XX. Y al hablar de cómo perdió en la sucesión de Cárdenas, da la siguiente explicación: “Se convertiría más tarde en uno de los más cercanos colaboradores del presidente Lázaro Cárdenas y pudo ser su sucesor. Sin embargo, las circunstancias no lo permitieron, entre otras cosas porque la expropiación petrolera había causado profundo malestar entre los ricos de la época, en sectores de clase media y en la mayoría de los medios de comunicación. Aquí es oportuno recordar que, históricamente, la derecha siempre se reagrupa cuando se pretende llevar a cabo un cambio democrático, y de plano se torna intolerante y hasta violenta cuando se trata de reivindicaciones sociales a favor del pueblo y del dominio de la nación”. Concluye: “siempre quedará la duda si no habría sido mejor que el general Cárdenas se inclinara por Múgica, porque él sí garantizaba el cumplimiento cabal de las demandas del pueblo. Durante su mandato seguramente no se habría arraigado la corrupción política. En lo personal considero que Múgica era el más idealista y consecuente de los revolucionarios de México. Su obra queda como ejemplo de virtud y honestidad”.

Múgica por AMLO. Y Ebrard en plena tensión sucesoria cita a tan entrañable personaje. ¿Habrá sido en vano?

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