La lucha por mantener viva a la grana cochinilla, el tinte mexicano tradicional
El colorante se ha visto rebasado por la producción industrial de colores artificiales
Extraer el tinte de cochinilla o grana cochinilla, como es conocido coloquialmente, es un arte en peligro de extinción. Sin embargo, familias de artesanos que han aprendido por generaciones el oficio se resisten a dejarlo morir.
Por siglos, las prendas rojas se colocaron como un símbolo de estatus debido a la dificultad para encontrar tintes en este color. Luego de la llegada de los españoles a América, se aprovechó un proceso usado por los indígenas mexicanos para extraer este color de ciertos insectos teniendo gran popularidad, pero su uso comenzó a decaer tras la llegada de los reemplazos sintéticos al mercado.
El proceso artesanal para obtener el carmín es minucioso y lento, ya que su origen se da triturando las hembras de un parásito que se instala en la planta de nopal. Cada insecto, de la especie Dactylopius coccus, debe criarse hasta su estado larvario y “plantarse” para madurar por varios meses hasta poder ser cosechado a mano.
Familias como la de Mayeli García preservan el proceso artesanal de la extracción del color, aunque poco a poco han visto mermadas sus ventas por la proliferación de colorantes artificiales, con mayor disponibilidad para explotarse en cantidades industriales.
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