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Sandra Cuevas se lanza a los brazos de la ultraderecha en su viaje a Washington

La alcaldesa de Cuauhtémoc se reúne en EE UU con líderes de la Conferencia Política de Acción Conservadora, que congrega a ultracatólicos y antiabortistas. Una parte de la comitiva mexicana no sabía de la participación ultraconservadora y optó por un perfil bajo

Sandra Cuevas en el Senado de los Estados Unidos.
Sandra Cuevas en el Senado de los Estados Unidos.Cortesía
Georgina Zerega

Los días en la vida de Sandra Cuevas son muy cambiantes. Una semana la alcaldesa de Cuauhtémoc anuncia que quiere ser secretaria de Seguridad de Ciudad de México, a la siguiente coquetea con la idea de ser jefa de Gobierno de la capital. Y luego se enreda en los brazos de la ultraderecha en un viaje a Washington. La política, que llegó al cargo con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), la histórica formación de izquierdas mexicana, asistió la semana pasada a un congreso contra la trata de personas y participó en eventos organizados por miembros de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), una asociación que reúne a numerosos activistas católicos, antiabortistas, contrarios al feminismo o los derechos LGTB y anticomunistas. Con una sonrisa radiante, la alcaldesa difundió fotos y videos desde el evento que compartió con líderes ultraconservadores de Estados Unidos: “¡Unidos despertamos conciencias!”, publicó en su cuenta de Twitter.

La invitación a la cumbre contra la trata de personas fue amplia en México. A muchos políticos de todos los partidos les llegó por vías oficiales, como el Congreso, o civiles, como la Asociación de Municipios de México (AMMAC). Los interesados en trabajar en el tema aceptaron asistir al convite. Fueron de varios partidos, entre ellos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y de Movimiento Ciudadano. Pero algunos, que han hablado con EL PAÍS desde el anonimato, reconocen que no sabían que la cumbre estaba vinculada a la CPAC, o ni siquiera estaban enterados de lo que estas siglas significaban. El programa detallado con las actividades previstas tardó en llegar, y no fue hasta que los asistentes aterrizaron en Washington que se enteraron de la agenda completa.

Sandra Cuevas
Sandra Cuevas al termino de la Cumbre Internacional Contra la Trata de Personas en Washington D.C.Cortesía

La noche del 26 de julio, la víspera de la cumbre, los organizadores convocaron a una cena de bienvenida. La comida se llevó a cabo en la ciudad de Alexandria —pegada a Washington— en la casa de la familia Schlapp, a la que pertenece Matt Schlapp, un conocido lobista republicano cercano a Donald Trump que preside la CPAC. Uno de los asistentes describe la zona como “muy acomodada” y especifica que si lo tuviera que comparar con alguna parte de Ciudad de México sería las Lomas de Chapultepec. Allí, el ambiente se respiraba “muy católico”, comenta otro asistente. La mayoría de los mexicanos que asistieron obviaron compartir fotos en redes sociales, y optaron por tener un perfil bajo para evitar comentarios políticos por su presencia en esa vivienda, cuentan a este periódico. Uno de ellos incluso admite de que no habría ido a la cumbre si hubiese sabido quién estaba involucrado.

Sandra Cuevas optó por otro camino. La alcaldesa se tomó esa noche múltiples fotos y videos para publicar en sus redes sociales, donde mantiene un perfil muy activo. “Agradezco a la familia Schlapp su hospitalidad en la cena de bienvenida de la ‘International Summit Against Human Trafficking 2023′ en Washington; reunidos con legisladores y alcaldes de México para atender el delito de trata de personas”, comentó en un video en la que se le ve posar frente una pared plagada del logo de la CPAC. Así fueron los siguientes días de la alcaldesa.

La presencia de los ultraconservadores no acabó esa noche. Varios de los ponentes de la cumbre eran de corte ultraderechista y ultracatólico, explica un par de asistentes. Todo el evento giró en torno a la lucha contra la trata de personas, una bandera que han tomado últimamente con mayor fuerza estos grupos. Durante varios días hubo charlas en las que participaron algunos políticos mexicanos, como la alcaldesa de Allende (Nuevo León), Patricia Salazar, o la presidenta municipal de Unión de Tula (Jalisco), Gala del Carmen Lepe, ambas de Movimiento Ciudadano. El último día cerró con la exhibición de la película Sound of Freedom (El sonido de la libertad), una modesta producción sobre tráfico de menores que ha resultado muy halagada por la extrema derecha conspiranoica.

Eduardo Verástegui, el productor del filme y uno de los promotores de la CPAC en México, visitó este fin de semana El Salvador, para participar en una proyección con Nayib Bukele. “Celebramos haber presentado la película por primera vez en una premier donde el anfitrión que convoca a los invitados es el presidente”, publicó Verástegui en Twitter, después del evento al que asistieron de forma gratuita unas 1.500 personas. Después de ver la producción en Washington, Cuevas se sumó a la ola de seguidores que ha recopilado esta obra cinematográfica rodeada de polémica. La alcaldesa anticipó que intentará reproducir la película en los colegios de su alcaldía. “Buscaré presentar [el filme] en todas las escuelas de Cuauhtémoc para crear conciencia social”, informó en redes sociales.

Atrapada entre los brazos de la ultraderecha, Cuevas juró antes de abandonar Washington que tomaría cartas en el asunto al volver a sus confines. “Me pronuncio para combatir la trata de personas con penas más severas. Junto con nuestros representantes legislativos de Cuauhtémoc, presentaremos iniciativas que garanticen la dignidad y felicidad de nuestras niñas y mujeres”, aseguró. Ya en México, este lunes, prometió que su política de limpieza del espacio público, el también polémico Operativo Diamante, tendría un nuevo objetivo: eliminar “los giros negros” — centros ilegales de explotación sexual—, para “cuidar” a las niñas y mujeres.

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Sobre la firma

Georgina Zerega
Es reportera en la redacción de México y cubre actualmente la cartera de política. También colabora en la cobertura de Argentina, de donde es originariamente. Antes de entrar al periódico, trabajó en radio y televisión en su país natal.

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