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Las mil caras de Santa Fe Klan: del rap callejero a grabar con Los Ángeles Azules

El joven cantante de Guanajuato repasa los pasos que le han llevado al éxito, su acercamiento a otros géneros musicales y su lealtad al barrio que le vio crecer

Rodrigo Soriano
Santa Fe Klan
El rapero Santa Fe Klan.Laura Daniela Aranda Pérez (The Exclusive Agency)

Cuando Ángel Quezada (Guanajuato, 23 años) todavía era un niño, las calles del barrio guanajuatense de Santa Fe estaban inundadas de distintos géneros musicales: cumbias, corridos, banda, bachata, rock and roll… La cultura del hip hop aún tardaría en salpicarle. No fue hasta que la gente de su barrio empezó a traer las rimas y los ritmos ya asentados en Estados Unidos. Él tenía 13 años. Pronto, el nombre de Santa Fe Klan (su alias) comenzaría a resonar por las calles de todo el país. “Mi realidad fue la cumbia y el regional, porque es la música mexicana”. El joven rapero ha ido plasmando su nombre en el panorama musical a pasos agigantados. Con ocho álbumes a sus espaldas, Santa Fe Klan no plantea tomarse un respiro. Solo este año ha colaborado con un referente musical como Los Ángeles Azules, planea lanzar dos discos nuevos y llevará su gira Todo y Nada a 38 ciudades estadounidenses a partir del 13 de junio. En su cabeza, nuevos objetivos: “Ahora voy a España, a China o a saber dónde. A otra parte del mundo, a volver a empezar. De eso se trata, de mejorar siempre, de tener metas para alcanzarlas”.

El cuerpo de Santa Fe Klan está marcado por decenas de tatuajes: su alias, referencias religiosas e incluso un gran rostro de Pedro Infante en la espalda. No siempre fue así. El cantante montó un pequeño estudio de grabación en su casa a los 13 años, antes de que la tinta ocupara gran parte de su cuerpo. Allí, se grababa, y grababa a la gente del barrio. Empezó a repartir sus discos en la calle, un clásico entre los primeros artistas que comenzaron a grabar su música en estudios independientes en décadas como los 80. “Toda esa música la quemaba [descargaba] en discos y los vendía a 15 pesos. A veces los cambiaba por frituras o por fruta. Les decía: ‘Es la música que grabo, es música que no traen ustedes’. La música andaba por todos los lados”, afirma. Además de expandirla en físico, empezó a subir sus temas a plataformas como Soundcloud y Facebook. Todavía faltaban unos años para que se asentara Tiktok, la plataforma que ha impulsado a decenas de artistas. “Aprendí a hacer esto y siempre me aventé con todo a todos los barrios. Nos ganamos el respeto. Como a los 15 años yo ya tenía todo controlado”.

– ¿Esperabas este éxito?

– No, nunca pensé que fuéramos a llegar hasta aquí, nunca lo hice por fama ni por dinero. Siempre fue por amor a la música. Por eso, muchas veces no me doy cuenta hasta donde hemos llegado. Muchas veces no me fijo ni cuantas vistas lleva la rola. Y a veces me dicen que gano premios y yo no sé por qué.

La música seguía moviéndose por las redes y por las calles de Guanajuato. Con 16 años llegó el primer interés de una disquera, la independiente Alzara, radicada en Guadalajara. Daba un paso más hacia la profesionalización de su música. “La neta [verdad], ni le pensé, dije ‘vamos a darle’. Ellos se dedicaban a hacer videos, y es lo que no tenía. Tenía mucha música, pero no tenía dinero para grabar videos. Me los dejaban en 1.000 pesos. Yo vendía discos a 15 varos, me daban 120 pesos lavando carros. Estaba cabrón, para juntar 1.000 varos…”, recuerda. A partir de ese momento comenzó a ganar más reconocimiento

De la rima al baile

Los álbumes de rap comenzaban a salir al mercado. En 2021, y siguiendo la estela de la música que le vio crecer, el guanajuatense lanzó Santa Cumbia, un album completo de temas de cumbia y cumbia rebajada —la variante nacida por accidente en Monterrey a principios de los 90— que le devolvían a sus orígenes en el barrio.

– ¿Cómo te adaptas a otros géneros?

– Tengo mucha gente que admiro de diferentes géneros. Es como que como que trato de representar a mis artistas preferidos cada que me pongo a hacer un género diferente.

Santa Cumbia le sirvió para incursionar en el movido mundo de la cumbia, un género muy extendido en el país de la mano de fenómenos como el de los sonideros —el movimiento cultural nacido en Ciudad de México que lleva el baile en los espacios públicos callejeros con los pinchadiscos—. El pasado 10 de marzo, y junto a Los Ángeles Azules y la trapera argentina Cazzu, lanzó Tú y tú, una cumbia que no ha pasado desapercibida para revistas de referencia como la estadounidense Billboard. “Cazzu y Santa Fe Klan alcanzan un hito en sus carreras al lograr cada uno su primer número 1 en la lista Regional Mexican Airplay [la lista en la que muestran las canciones más populares del regional]”, exponía la publicación. En ese momento, la colaboración superó al corrido de Peso Pluma y Eslabón Armado, Ella Baila Sola, un tema convertido en fenómeno que ha ayudado a impulsar al regional mexicano en los catálogos mundiales.

Santa Fe Klan ha tratado de insistir en repetidas ocasiones para colaborar con Los Ángeles Azules. “Me he acercado [al grupo] desde hace mucho tiempo. Los mandaba a saludar por todos lados, a través de una persona y luego otra. Siempre fue un sueño para mí cantar con Los Ángeles. Ni siquiera me di cuenta de en qué momento pasó todo. Me mandaron la pista y de repente ya estaba escribiéndola, ni me la creía pues. Cuando salió la canción nunca pensé que fueran así de recios. Yo tenía ganas de hacer una cumbia como las suyas, pero me dijeron ‘no, hay que hacer una original’. Me pusieron un reto, y funcionó. La neta, se la rifaron”, relata.

Casi no le cuento nada a nadie, para contárselo al micrófono
Santa Fe Klan

Las letras de Quezada mantienen el halo de realidad, contando su vida y anécdotas que ocurren a su alrededor. “La música que hago casi siempre son tristezas mías, casi nunca me desahogo. No es como que me pasa algo y le hablo a un amigo para llorar y contarle, nel [no], me lo guardo todo. Cuando tengo que escribir a lo mejor traigo algo ahí atorado, y me acuerdo de esa persona, me acuerdo de lo que me pasó. Pero nunca me desahogo. Casi no le cuento nada a nadie, para contárselo al micrófono”, revela. “Es como psicología”.

Las canciones salen casi por tandas. En su baúl, cuenta con alrededor de 300 temas grabados, que van viendo la luz poco a poco. “Agarré 13 nada más de todas esas, e hicimos un disco de todo, por eso se llama Todo, porque trae varios géneros. Se me ocurrió de repente sacar una canción cada semana en lo que voy preparando un disco de rap”, adelanta el cantante. “Lo tengo ya lo tengo avanzado. Nada más que estoy cambiando cosas, se está haciendo cada vez más chido, para poner al hip hop mexicano arriba, con los demás géneros”.

En el puro centro del barrio de Santa Fe, en Guanajuato, un mural refleja el retrato de Ángel Quezada. El lugar se ha vuelto turístico, atrayendo la atención incluso del político de turno. El alcalde del municipio, Alejandro Navarro, habló hace un año de cómo la imagen del músico ayudaba a la reactivación local. “El tema de Santa Fe Klan […] genera una economía local alrededor de la colonia Santa Fe, donde la gente sale a vender frituras, enchiladas, playeras, aguas frescas, fruta, etcétera, y donde todo mundo se aliviana, a todo mundo le va bien”, recogía el Correo de Guanajuato.

El rapero Ángel Quezada.
El rapero Ángel Quezada.Laura Daniela Aranda Pérez (The Exclusive Agency)

Quezada vive ahora en Guadalajara, donde está su hijo nacido el año pasado, y donde cuenta con un estudio propio. Aunque no deja de lado Santa Fe. “Me estoy haciendo un cuarto arriba de la tienda [que tengo en el barrio]. Cuando voy, no hay por dónde quedarme. Toda mi familia tiene su casa, y me gusta darles espacio. Yo me quedó ahí en el estudio [que está dentro de la tienda]. Ahora, cuando tenga la habitación, me voy a vivir allí unos días”. No le pierde la pista. “Allí en el barrio están las primeras canciones que empezó a escuchar la gente”.

– ¿Te quedas con alguna en especial?

–Creo que sí. Tengo una canción que se llama Algo más. Esa canción viene en este disco de Todo, que sale el 27 de julio. La escribí en una pista bien triste, pero habla de que todavía siento amor, a pesar de que todo lo que ha pasado, a pesar de los amores y de los problemas. Me la escribí a mí, pero habla de que todavía tengo sentimientos. Le digo a un amor que yo no quiero una noche nada más. Yo quiero algo más.

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Sobre la firma

Rodrigo Soriano
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Ciudad de México. Estudió Periodismo en la Universidad de Valencia y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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