Marcelo Ebrard contesta a los insultos lanzados por un senador republicano hacia México: “Es un señor ignorante, racista”
En una sesión sobre política de drogas y seguridad en el Senado, John Kennedy ha dicho que los mexicanos estarían “comiendo comida para gatos de una lata” si no fuera por Estados Unidos
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, ha sido fulminante este jueves en su respuesta a John Neely Kennedy, el senador republicano que ha dicho, durante una audiencia en el Senado de Estados Unidos, que sin su país los mexicanos estarían “comiendo comida para gatos de una lata”. El secretario de Exteriores y aspirante a la presidencia ha contestado al senador: “A mí se me hace un señor ignorante, racista, debería darle vergüenza ser senador”. Desde hace meses, el ala más extremista de los republicanos ha azuzado el avispero con bravuconadas como una supuesta intervención militar a su vecino del sur para frenar a los cárteles del narcotráfico y el flujo de fentanilo que mata por sobredosis a miles de estadounidenses al año.
El comentario de Kennedy se ha dado durante una comparecencia en el Senado de Anne Milgram, jefa de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), para hablar sobre las acciones que se están tomando para reducir la entrada ilegal desde México de fentanilo, la droga que mata por sobredosis a miles de estadounidenses al año.
Ebrard ha contestado al senador durante un evento con jóvenes que albergaba la Secretaría de Relaciones Exteriores, horas después de que trascendieran los insultos. “Yo le diría que es una persona non grata en México. Nosotros no nos rebajamos a ese nivel, nosotros respetamos a Estados Unidos, porque somos dos países aliados”, ha respondido Ebrard, y añadió que los comentarios del senador solo revelan “lo ignorante y pequeño que es... porque Estados Unidos también necesita a México”.
Durante su intervención, el senador republicano por el Estado de Luisiana expuso que la economía de su país es 18 veces más grande —23 billones de dólares frente al 1,3 billones de México— y que Estados Unidos importa de su vecino 450.000 millones de dólares todos los años. Luego añadió la parte conflictiva: “Sin el pueblo de Estados Unidos, México, hablando figuradamente, estaría comiendo comida de gato enlatada y viviendo en carpas en un traspatio”.
Este argumento lo utilizó el funcionario para defender una intervención militar en México y así frenar a los cárteles que exportan fentanilo hacia el norte del río Bravo. “¿Por qué no toman el teléfono, llaman al presidente López Obrador y le hacen un trato para permitir que nuestro Ejército entre en México para detener a los cárteles?”, le planteó a la Anne Milgram, la jefa de la DEA.
Este tipo de declaraciones no son extrañas a México, que enfrenta desde finales del año pasado una ofensiva política por parte del ala ultra del partido republicano de Estados Unidos, una estrategia populista que ha encontrado un adversario fácil en el vecino del sur a un año de las elecciones presidenciales. La propuesta estrella pasa por la intervención militar como única solución para luchar contra el tráfico de fentanilo, una droga 50 veces más fuerte que la heroína y que mata a 200 estadounidenses al día. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ya se defendió en sus conferencias mañaneras de ataques pasados. “¿Qué se dice del fentanilo? Nada más las declaraciones de los legisladores oportunistas del Partido Republicano, que están sacando provecho, raja, del dolor humano”, dijo el mes pasado.
La crisis de salud por el fentanilo en Estados Unidos ha monopolizado la batalla contra el narcotráfico entre México y su vecino del norte. Esta droga es más potente, barata y difícil de detectar, por ejemplo, que la heroína o la metanfetamina, porque solo hace falta una ínfima cantidad para provocar fuertes efectos en las personas que lo consumen. Eso ha resultado en una pequeña revolución en el tráfico de drogas que cruza la frontera. El fentanilo se está usando como complemento para otras drogas, como la cocaína o la heroína: los narcos hacen pastillas “piratas”, mezcla de la sustancia principal y el fentanilo, que es capaz de enganchar al consumidor desde la primera vez.
Las conversaciones entre los dos países se han intensificado en los últimos meses. Como resultado, México se ha comprometido a aumentar los controles en las aduanas tanto marítimas como terrestres. Tras la cumbre de seguridad celebrada a principios de abril entre México, Estados Unidos y Canadá, la delegación mexicana se comprometió a reforzar la vigilancia para frenar la entrada de los precursores químicos, básicos para fabricar el fentanilo. También se comprometieron a aumentar la vigilancia en las aduanas terrestres que van hacia Estados Unidos para controlar el tráfico del producto terminado. “El objetivo principal es reducir drásticamente el flujo a México y EEUU de los precursores que facilitan que se produzca el fentanilo”, dijo Marcelo Ebrard al salir de aquella reunión.
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