Cinco kilómetros de mentiras: el fraude a costa de miles de seguidores de Trump que soñaban con construir un muro con México
Una asociación movió montañas de donaciones bajo la promesa de frenar la inmigración, pero el dinero acabó en los bolsillos de sus fundadores. Steve Bannon, estratega ultraconservador, fue indultado por el expresidente republicano por este caso
Todo comenzó como una gran campaña para conseguir fondos en internet. “No será fácil, pero es nuestro deber como ciudadanos”, escribía Brian Kolfage, un veterano de guerra que hizo de la principal promesa de campaña de Donald Trump la mayor de sus ambiciones. “Si cada uno de los 63 millones que votamos por Trump donamos 80 dólares, podremos construir el muro. Eso equivale aproximadamente a 5.000 millones de dólares, incluso si conseguimos la mitad, eso es la mitad del muro. Podemos hacerlo”, afirmaba el fundador de la organización We Build The Wall —Nosotros construimos el muro—. Motivadas por una imagen falsa de Trump levantando el pulgar frente a una valla imaginaria, más de 250.000 personas compraron el cuento. En cuestión de días donaron más de 25 millones de dólares, sin saber que buena parte del dinero iría directo a los bolsillos de los organizadores, que intentaron ocultar la estafa con mentiras, facturas apócrifas y empresas fachada. Kolfage fue sentenciado esta semana a cuatro años de cárcel por fraude y obligado a devolver la inmensa mayoría de las donaciones, impulsadas en su momento por políticos de línea dura, empresarios ultraconservadores, mercenarios de guerra y Steve Bannon, el estratega político de Trump, que fue indultado por el propio expresidente para salir impune del escándalo.
“Todo esto es posible gracias a tus donaciones, así que gracias”, dijo Kolfage en un mensaje para sus seguidores grabado a principios de 2019. Sentado en una silla de ruedas y con música patriota de fondo, explicó que la idea se le había ocurrido una semana antes de la Navidad de 2018, cuando decidió abrir una página para recaudar los fondos en la plataforma Go Fund Me. Su plan original era “financiar el muro”, bajo la consigna de que “el 100% de las donaciones” se destinarían al Gobierno de Trump y que si no lograban que el dinero se utilizara para construir el muro “reembolsarían cada centavo”. En la primera semana lograron reunir 17 millones de dólares.
El dinero y la atención de los medios de comunicación comenzaron a llegar en cascada. Pero también empezaron las preguntas. Kolfage, entonces un desconocido que se presentaba como un militar condecorado tras perder ambas piernas y un brazo en la invasión a Irak, no había sido claro sobre cómo se iban a canalizar los recursos y qué organización estaba detrás. Go Fund Me eliminó la campaña ese mismo mes. Los organizadores registraron la asociación We Build the Wall Inc., abrieron su propia página web y siguieron pidiendo dinero bajo una promesa diferente: en vez de “financiarlo” iban a “hacerlo ellos mismos”. “Nosotros, el pueblo, vamos a construir el muro”.
“Somos una organización de voluntarios”, afirmaban los organizadores y aseguraban que “no iban a tomar ni un centavo para salarios o compensaciones” de ningún tipo. Kolfage sabía que no podía hacerlo solo y entonces, reunió un equipo. Entre sus socios estaban Andrew Badolato y Timothy Shea, que supervisaban las finanzas de la asociación “sin fines de lucro”. Al frente de la junta de consejeros estaba Bannon, ideólogo de la extrema derecha en Estados Unidos. Como consejeros aparecían Erik Prince, un exmarino que fundó la empresa de mercenarios Blackwater; Tom Tancredo, excongresista republicano por Colorado y aspirante presidencial fallido; David Alexander Clarke, antiguo sheriff de Milwaukee, y Kris Kobach, “asesor informal” de Trump sobre migración en las elecciones de 2016 y coautor de algunas de las leyes más restrictivas contra los inmigrantes en Estados Unidos. Era un grupo heterogéneo que se completaba con colaboradores de la cadena Fox News, constructores, activistas y operadores políticos de movimientos ultraconservadores como el Tea Party.
En julio de 2019, Donald Trump Jr., el primogénito del entonces presidente, visitó un sector de muro construido por la asociación de Kolfage en Nuevo México. Medía menos de un kilómetro y costó supuestamente unos seis millones de dólares, alrededor de una cuarta parte del dinero que habían recaudado. “Chicos, lo que están haciendo es increíble”, celebró el hijo del mandatario ante una multitud que lo vitoreaba y le pedía que se postulara a las elecciones presidenciales de 2024. “De esto se trata el capitalismo, esto es la empresa privada en su máxima expresión: haciendo las cosas mejor, más rápido y barato que cualquiera”, agregó Trump Jr. Un mes antes, Kolfage, cuyos abuelos eran inmigrantes, había difundido el rumor de que decenas de personas “infectadas de ébola” habían cruzado la frontera para recolectar más dinero. Para octubre de ese año ya habían amasado más de 25 millones de dólares.
En Texas construyeron otro muro de menos de cinco kilómetros, que al poco tiempo empezó a erosionarse porque se erigió demasiado cerca del río Bravo, en la frontera entre ambos países. Estaba tan mal planeado que el propio Trump escribió en su cuenta de Twitter que él no estaba de acuerdo con su construcción y que era “demasiado pequeño”. “Solo lo hicieron para hacerme quedar mal”, zanjó el mandatario a mediados de 2020. En los primeros días de We Build the Wall se contaba una historia diferente, incluso, los organizadores afirmaban que el proyecto era “aprobado por Trump”. El sello de calidad del presidente se podía leer en la sección principal, junto a reportajes de la prensa ultraconservadora y tuits que diseminaban mentiras y teorías de conspiración sobre la pandemia de covid-19. Planeaban construir unos 56 kilómetros de muro, pero no erigieron ni la décima parte en territorio texano.
Desde que se lanzó la página en enero de 2019, Kolfage llegó a un acuerdo secreto con sus socios para enriquecerse de las donaciones. El trato era darle “un adelanto de 100.000 dólares y un salario mensual de 20.000″, se lee en el sumario judicial. Los socios sabían que esa no era la promesa que habían hecho a los donantes, así que triangularon los recursos a través de otra fundación controlada por Bannon, que después depositaba el dinero en la cuenta de Kolfage. Poco después se dieron cuenta de que la estafa era demasiado obvia y podía ser descubierta en las declaraciones de impuestos, así que empezaron a hacer los depósitos a la esposa del fundador bajo la mentira de que era la encargada de medios de la organización.
Después, crearon una empresa de papel para no tener que usar la asociación de Bannon como intermediaria de las transacciones. Otras veces se emitieron cheques a nombre de We Build the Wall para que testaferros los cobraran y entregaran el dinero en efectivo a Kolfage. Al menos 350.000 dólares llegaron a los bolsillos del veterano de guerra en 2019, que usó esos recursos para comprarse una lancha, un coche de lujo, un carrito de golf, joyería y pagar por cirugías estéticas. Un millón de dólares fue para Bannon, de acuerdo con la Fiscalía. “Hasta donde la gente sabe, no se le está pagando a nadie”, escribió Kolfage a Badolato en un mensaje de texto, “esto es completamente confidencial”.
Para finales de ese año, la organización se dio cuenta de que las autoridades los tenían en la mira y eliminaron de su sitio web cualquier mención de que se trataba de una organización “sin fines de lucro”. Para principios de 2020 se anunció que Kolfage iba a recibir un salario. Para tapar los desvíos que ya se habían hecho, se maquillaron los estados financieros, se emitieron facturas falsas y se firmaron contratos de mentira. Todo fue un gran fiasco. El fundador de We Build the Wall se refirió en redes sociales a los investigadores que le seguían como unos “corruptos” y “gilipollas”, que iban tras él por apoyar a Trump, según publicaciones recuperadas por la revista Vanity Fair. Se mantuvo desafiante: dijo que tenía medio millón de donantes y los fondos para construir 160 kilómetros de muro.
El 20 de agosto de 2020, Bannon fue detenido a bordo de un yate valorado en 28 millones de dólares por fraude y lavado de dinero. Shea y Badolato fueron arrestados ese mismo día. Estaba previsto que el juicio comenzara en mayo de 2021, pero sufrió múltiples aplazamientos. El 19 de enero de 2021, un día antes de dejar la presidencia, Trump indultó a Bannon, su antiguo asesor. “Que se sepa, que en este día el presidente ha otorgado a Stephen Bannon un indulto completo e incondicional”, se lee en la cabecera del acta oficial.
Representado por César de Castro, el mismo abogado que defendió al exsecretario mexicano Genaro García Luna, Kolfage se declaró culpable en abril del año pasado de fraude financiero y fiscal, junto a Badolato, su patrocinador y uno de los arquitectos del esquema para hacerle llegar los pagos. El empresario Tim Shea sostuvo su inocencia en un juicio que fue declarado nulo porque el jurado no logró llegar a un veredicto, pero fue declarado culpable de la estafa en un nuevo proceso que concluyó en octubre pasado. En el camino, se supo que no era la primera campaña de recaudación de fondos de Kolfage. Antes pidió dinero a veteranos de guerra en hospitales militares y se le señaló de usar esas donaciones para pagar un portal suyo que difundía noticias falsas.
“Este no fue un fraude común”, dijo la jueza Analisa Torres antes de dictar la sentencia esta semana en Nueva York y reprender a los acusados por aprovecharse de las convicciones políticas de sus víctimas. Kolfage dijo que se sentía “humillado y arrepentido”. Fue condenado a cuatro años y tres meses de cárcel, así como a entregar 17,8 millones de dólares que recibió en donaciones y 2,8 millones como pago a las víctimas. Badolato deberá pasar tres años en prisión, devolver 1,4 millones de dólares y pagar esa misma cantidad en daños contra las personas afectadas. Shea, otro operador financiero, conocerá su destino en junio próximo.
Tras el indulto presidencial, que lo blinda de ir a una corte federal, Bannon enfrenta un nuevo caso por los mismos delitos en una corte estatal de Nueva York. En octubre fue condenado a cuatro meses por negarse a declarar en el Poder Legislativo sobre el asalto al Congreso estadounidense de enero de 2021.
En la página de We Build the Wall ya no hay imágenes del muro ni tuits con información falsa, solo una leyenda: “Enseguida: el asesinato político de una organización y sus líderes”. Las primeras sentencias del caso se dieron el mismo mes que Trump fue acusado de 34 delitos, en la misma corte de Manhattan. Fue el primer presidente, en retiro o activo, que se ha enfrentado a la justicia en la historia de Estados Unidos.
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