Estados Unidos, al acecho de los ‘narcojuniors’
Las autoridades estrechan el cerco sobre familiares de capos como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, ‘El Mencho’ Oseguera y Rafael Caro Quintero para llevarlos ante la justicia o convertirlos en cooperantes
Posesión de armas de fuego y tráfico de cocaína y metanfetaminas. Esos son los dos cargos que se imputan en Estados Unidos a Rubén Oseguera, alias El Menchito, Rubencito o El Junior. El acusado es hijo de Nemesio El Mencho Oseguera, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y uno de los narcotraficantes más temidos de México. De ser hallado culpable, se enfrenta a un mínimo de 15 años de cárcel y tendrá hasta el próximo 12 de abril para decidir si llega a un acuerdo con las autoridades o si irá a juicio en una corte del Distrito de Columbia. El Menchito es el último eslabón de una larga cadena de nombres que acaban en diminutivo y que se han convertido en los blancos prioritarios de la justicia estadounidense en los últimos meses. La lista incluye a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán y líder de la facción de Los Chapitos del Cartel de Sinaloa; Osiel Cárdenas Jr., hijo del fundador homónimo del Cartel del Golfo, y a Ismael Quintero, sobrino de Rafael Caro Quintero, que figuró durante años en la lista de los fugitivos más buscados por el FBI. Washington ha estrechado el cerco contra los llamados narcojuniors, los capos que están llamados a ser los herederos de algunos de los imperios criminales más poderosos del mundo y que busca transformar en las piezas clave para derribarlos.
El Menchito fue detenido el 23 junio de 2015, liberado una semana más tarde por orden de un juez y recapturado minutos más tarde por la desaparición de dos personas. Finalmente fue extraditado en febrero de 2020, en medio de amenazas contra la Embajada de Estados Unidos y narcobloqueos a manos de miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación, los rivales más sanguinarios del Cartel de Sinaloa. Las autoridades estadounidenses lo describían entonces como el segundo al mando, solo detrás de su padre. Los fiscales dicen que Oseguera fue entrenado desde 2017, cuando solo tenía 17 años, para seguir los pasos de El Mencho, por el que se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares en EE UU y de 30 millones de pesos en México (alrededor de 1,5 millones de dólares).
“Las operaciones del CJNG se remontan a más de una década y se extienden desde Colombia a través de Centroamérica y hacia Estados Unidos”, se lee en documentos judiciales a los que ha tenido acceso este periódico. Con doble nacionalidad, las autoridades pidieron medidas cautelares contra El Menchito, de 33 años, apenas aterrizó en Estados Unidos, al suponer un ”alto riesgo de fuga” y contar con el apoyo del cartel para escapar. “El CJNG ejerce un alto grado de control corrupto en varios municipios y Estados de México, y puede asegurar al acusado cierta libertad si regresara al país”, se lee en una petición de la Fiscalía. Como en el caso de Genaro García Luna, el secretario de Seguridad del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) condenado por narcotráfico en febrero pasado, los fiscales adelantaron que habían construido el caso alrededor del testimonio de varios testigos cooperantes. A diferencia de García Luna, sin embargo, también tienen grabaciones de comunicaciones interceptadas entre miembros del cartel.
El pasado 5 de enero, dos semanas antes del inicio del juicio contra García Luna en Nueva York, las autoridades mexicanas anunciaron la captura de Ovidio Guzmán, también conocido como El Ratón, en Culiacán, bastión del Cartel de Sinaloa. A finales de febrero se filtró a los medios la solicitud de extradición a Estados Unidos. Como El Menchito, Guzmán empezó en el narcotráfico muy joven, cuando apenas había cumplido los 18 años, en 2008. También enfrenta un caso por tráfico de cocaína y metanfetaminas, en la misma corte donde fue acusado Oseguera, en Washington D.C. “Fuentes indican que Ovidio Guzmán López ha ordenado el asesinato de informantes, un narcotraficante y una famosa cantante mexicana que se negó a cantar en su boda”, se lee en un perfil del Departamento de Estado.
El hijo de El Chapo, también de 33 años, ha iniciado una estrategia legal para dilatar y eventualmente evitar ser llevado del otro lado de la frontera. Este mes aseguró que las autoridades lo habían confundido: “No soy la persona que reclama Estados Unidos”. Un juez le concedió esta semana un amparo provisional hasta que otro magistrado determine si recibe la suspensión definitiva por faltas en el debido proceso. Está previsto que el próximo 21 de abril se determine su situación procesal, aunque se espera que el trámite de extradición dure meses o, incluso, años.
Apenas la semana pasada, el Departamento de Justicia anunció que Osiel Cárdenas Jr., hijo del antiguo líder del Cartel del Golfo que selló una alianza con Los Zetas como brazo armado de la organización, había firmado un acuerdo de culpabilidad por el delito de tráfico de armas. Cárdenas Jr., de 31 años, supervisó en abril de 2021 la compra de 10 armas de alto calibre, cinco rifles tipo AR-15 y otros cinco tipo AK-47. Intentó hacer la operación por 15.000 dólares en un estacionamiento de la ciudad fronteriza de Brownsville (Texas), su tierra natal. Pero uno de los intermediarios de la transacción era un agente encubierto.
Cárdenas, también conocido como Ozo o Junior, estaba en libertad provisional por otro caso de armas de fuego. En marzo de 2018 fue arrestado por sacar una pistola en una discoteca de Brownsville. Ya intoxicado, se hizo pasar por un alguacil federal y ordenó a los clientes del SKY Bar que abandonaran el sitio o iba arrestarlos. También mostró una placa de policía a los elementos que realizaron la detención. Le dieron 27 meses de cárcel en esa ocasión y una multa de 15.000 dólares. Además de los nueve años de cárcel que recibió en Texas por este nuevo altercado, se le impuso otra sanción por más de 20.000 dólares. Luego de ser extraditado en 2007, su padre fue sentenciado en 2010 a 25 años de cárcel y pagar 50 millones de dólares.
Los lazos familiares en la cúpula del Cartel de Sinaloa y el CJNG los ha hecho más susceptibles a este tipo de estrategia de parte de los fiscales, que los tienen en la mira en medio de la crisis de fentanilo que azota a Estados Unidos. Antonio Oseguera, alias Tony Montana, hermano de El Mencho, fue detenido en diciembre pasado en Tlajomulco de Zúñiga, en el Estado de Jalisco, en el mismo sitio donde ya había sido aprehendido en 2015. Las autoridades mexicanas dicen que Tony Montana encabezaba la estructura de blanqueo del Cartel Jalisco y se encargaba de conseguir armamento para librar una lucha por el territorio contra sus rivales. En enero se dio a conocer que Estados Unidos quiere a Antonio Oseguera bajo cargos de tráfico de cocaína y metanfetaminas y posesión de armas de fuego ante la Corte del Distrito de Columbia, como su sobrino. Fue trasladado al penal del Altiplano, la misma cárcel donde está Ovidio Guzmán. Estuvo casi ocho años libre tras ser puesto en libertad por un error procesal en México: un juez no firmó uno de los documentos del caso.
También en diciembre pasado, se declararon culpables de tráfico de cocaína José y Gerardo González Valencia, cuñados de El Mencho, en Estados Unidos. Los hermanos González Valencia eran líderes de Los Cuinis, el brazo armado del CJNG, y se escondieron en Sudamérica durante años. José La Chepa González Valencia, de 47 años, fue detenido en Brasil en 2017 y extraditado a Estados Unidos en 2021. Gerardo Lalo González Valencia, de 45 años, fue arrestado en Uruguay en 2016 y llevado a territorio estadounidense en 2020. Iban a ir a juicio a principios del año pasado, pero el proceso se pospuso. Las autoridades los acusaban de coordinar una red internacional de narcotráfico que operaba en México, Guatemala y Colombia, entre otros países. Como su sobrino El Menchito, fueron acusados en Washington DC y se enfrentan a una condena de 10 años de cárcel a cadena perpetua. Sus sentencias están previstas para la próxima semana, Lalo verá al juez el próximo jueves y La Chepa, el viernes.
Abigael González Valencia ―alias El Boss, El Cuini y El Cachetes― hermano de Lalo y La Chepa está detenido en México desde 2015, pero en 2019 logró frenar la extradición a Estados Unidos. La Corte del Distrito de Columbia lo acusa a él y a El Mencho por delincuencia organizada, narcotráfico, posesión de armas de fuego y asesinato. Desde 2016, otros cinco hermanos de los González Valencia fueron incluidos en la llamada lista negra del Departamento del Tesoro por ser parte de la estructura criminal de Los Cuinis y el CJNG: Arnulfo, Édgar Edén, Elvis, Marisa Ivette y Noemí.
Rosalinda González Valencia, la mayor de las mujeres y esposa de El Mencho, fue arrestada por lavado de dinero y crimen organizado en el área metropolitana de Guadalajara, la capital de Jalisco. Un juez le negó un amparo este mes y seguirá presa en una prisión federal en el Estado de Morelos. Las autoridades mexicanas presumen que el clan de los González Valencia está compuesto por al menos 18 hermanos. En las ramas más nuevas del árbol genealógico está Jessica Johanna Oseguera, alias La Negra. La hija y operadora financiera de El Mencho fue detenida en 2020 mientras visitaba a su hermano en la cárcel, recién extraditado. Fue sentenciada a dos años y medio en abril de 2021 y liberada un año más tarde.
La lista de quienes han caído en medio de la cacería contra El Mencho es prácticamente interminable. En marzo de 2020, las autoridades estadounidenses dieron a conocer que la llamada Operación Python había derivado en más de 600 arrestos de miembros del CJNG. Los hermanos González Valencia cayeron como parte de otra operación de inteligencia conocida como Stir the pot, una expresión que puede traducirse como agitar las cosas o aumentar las tensiones. Pero la organización sigue teniendo una presencia profunda dentro y fuera de territorio mexicano. En medio de tensiones por el tema de la seguridad en ambos países, el secretario de Estado, Antony Blinken, anunció en un video “un nuevo enfoque” en el combate a las drogas con México, pero no ahondó en detalles.
Uno de los casos más polémicos entre familiares prominentes ha sido el de Vicente Zambada, el hijo mayor de Ismael El Mayo Zambada, fundador del Cartel de Sinaloa. Arrestado en Ciudad de México y extraditado cuando todavía era un treintañero, Vicentillo fue clave en el juicio contra El Chapo en 2018, tras firmar un acuerdo de culpabilidad cinco años antes luego de ser acusado de traficar 1.000 millones de dólares de drogas del Cartel de Sinaloa. En 2021, tras delatar a más de un centenar de capos, fue puesto en libertad, sin que las autoridades estadounidenses dieran mayores explicaciones sobre su paradero. Óscar El Lobo Nava Valencia, líder del extinto Cartel del Milenio y antiguo jefe de El Mencho, ha cooperado durante más de una década con EE UU. La última, contra García Luna.
Hace menos de un mes, Ismael Quintero, El Fierro, fue extraditado a Nueva York por cargos de narcotráfico y armas de fuego, en la misma corte y prácticamente por el mismo equipo de fiscales que hizo caer a García Luna. Caro Quintero, su tío, sigue siendo una de las mayores obsesiones de las autoridades estadounidenses y su extradición sigue en proceso. Está por verse el cauce de las investigaciones y en qué casos los fiscales pondrán sobre la mesa acuerdos de cooperación, una estrategia que ha sentado en el banquillo de los acusados a algunos de los narcotraficantes más conocidos, pero que no ha estado exenta de polémica por los beneficios a sus delatores. Para el CJNG, la historia se repite en Washington, otra vez contra un miembro del clan, por los mismos delitos y en la misma corte.
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