Los frentes abiertos del Gobierno de López Obrador con las aerolíneas: del cabotaje a la degradación del nivel de seguridad aérea
La Administración federal ha lanzado continuos órdagos a las compañías mientras dota de más participación a las Fuerzas Armadas en el sector
Los cielos de México están revueltos. Desde que comenzó su Gobierno, el presidente López Obrador emprendió un polémico reordenamiento del sector aeronáutico que han vivido su más reciente capítulo con el debate de una serie de reformas a la Ley de Aviación que van desde la apertura de los cielos a la competencia extranjera hasta una mayor injerencia del Ejército en la gestión de terminales aéreas, pasando por la creación de una nueva aerolínea civil-militar bajo la tutela de las Fuerzas Armadas. En paralelo, la Administración federal aún tiene tres pendientes: recuperar la categoría 1 en nivel de seguridad aérea, perdida en mayo de 2021; desaturar el congestionado aeropuerto capitalino de Ciudad de México e impulsar a despuntar la terminal aérea Felipe Ángeles, en el Estado de México. La respuesta de las aerolíneas frente a estas medidas ha sido variopinta, sin embargo, analistas del sector advierten de que existe un desconcierto e incertidumbre en general sobre la política gubernamental y en medio, los pasajeros, siguen sin ver que estas medidas se traduzcan en costes más baratos de vuelos ni en mejores experiencias de vuelo.
Degradación de la calificación aérea
La recuperación de la máxima categoría de seguridad aérea se ha convertido en una cuesta arriba para México. A casi dos años de haber reprobado la evaluación en seguridad de Estados Unidos, descendiendo al nivel 2, las aerolíneas mexicanas siguen sin poder expandir sus vuelos hacia el mercado estadounidense debido a esta barrera. Con las cifras mundiales de turismo en plena recuperación tras la pandemia y la urgencia de las compañías mexicanas para no perder aún más mercado en EE UU, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) ha vuelto a modificar la fecha para recuperar el nivel anunciado esta semana que tal vez será en junio próximo. Jorge Nuño, secretario de Infraestructura de Comunicaciones y Transportes (SICT), indicó que ya se hizo el cumplimiento de todos los hallazgos por parte de la FAA y solo falta incorporar las modificaciones de la Ley de Aeropuertos y de Aviación Civil que están en el Poder Legislativo. “Tan pronto tengamos eso, le pediríamos a la FAA que haga formalmente la auditoría técnica”, informó esta semana en una conferencia de prensa.
Fernando Gómez Suárez, analista económico especializado en el sector aeronáutico, indica que si bien el problema de la degradación venía desde sexenios anteriores, se agudizó con los recortes presupuestales de este Gobierno. “Ante el plan de austeridad, iniciado en este Gobierno, a alguien se le ocurrió no gastar en capacitación del personal de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Viene la degradación y luego viene de manera paralela la imposibilidad de que aerolíneas mexicanas puedan volar o en cierre rutas desde México y hacia Estados Unidos, ahora México tiene que subsanar más de 30 observaciones”, refiere.
Militares al frente de aeropuertos y aerolíneas
El Gobierno federal busca que las Fuerzas Armadas tengan una mayor tajada en el sector aeronáutico. El primer gesto fue el conceder la construcción y gestión de su obra emblema, el Aeropuerto Felipe Ángeles, en el Estado de México, a la Secretaría de Defensa (Sedena). Pero no será el único, junto a esta terminal aérea, también gestionará cinco aeropuertos más en el país. Además de una nueva aerolínea bajo el nombre Mexicana que alzará el vuelo a finales de este año. El despegue de la nueva Mexicana comenzará con cuatro a cinco aviones rentados por el Gobierno hasta alcanzar una flota de unas 10 aeronaves. “El Ejército tiene que entrar en la actividad aeronáutica porque tenemos que utilizar ese potencial que tiene, que representan más de 300.000 personas” declaró a este diario el subsecretario de Transportes, Rogelio Jiménez Pons, en una entrevista previa. La gestión de las Fuerzas Armadas en aeropuertos y aerolíneas aún está supeditada a los cambios que se aprueben en la Ley de Aeropuertos y de Aviación Civil. Hasta el momento, la norma impide a los militares el participar comercialmente en estas actividades.
Los nuevos proyectos del Estado en materia aeronáutico bajo la tutela del los militares han causado polémica entre legisladores, expertos y la iniciativa privada. Pablo Casas, director del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico Aeronáutica (INIJA), advierte de que en esta Administración a los militares se les está forzando convertirse en empresarios del sector. Además, la nueva aerolínea estatal aún genera muchas dudas sobre su esquema operativo frente a sus pares. “Si el Gobierno va a meter un mercado a una aerolínea subvencionada, va a generar una práctica monopólica y va a generar una competencia desleal que puede generar quiebras y afectaciones económicas en las otras aerolíneas nacionales”, zanja.
Cabotaje: el amago de la apertura de los cielos a las extranjeras
Entre los cambios que el Ejecutivo ha propuesto en la Ley de Aviación Civil, uno de los más polémicos ha sido la apertura de los cielos mexicanos a las aerolíneas extranjeras, una práctica conocida como cabotaje. Del lado del Gobierno han esgrimido que esta medida se implementará con candados y buscará incentivar la oferta y con ello abaratar los vuelos, principalmente en rutas regionales, poco atractivas para los vuelos comerciales. “Un cabotaje totalmente abierto sí es negativo para cualquier industria, pero creo que en ciertos momentos, un cabotaje con reglas puede ayudarle a la industria aeronáutica de un país”, refiere Javier Villazón Salem, director general de Grupo Aeroportuario de Ciudad de México.
Las aerolíneas nacionales, Mexicana, Aeroméxico y Volaris han alzado la voz asegurando que el cabotaje les condenaría. El capitán José Alonso Torres, secretario de Prensa de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (Aspa) calificó la propuesta de cabotaje como el “peor error” al país por el riego de perder empresas, empleos e inversión. “Necesitamos que esto salga definitivamente de la iniciativa de reforma de ley, no tiene nada que ve el cabotaje con la recuperación de la categoría 1″, zanja. Aunque los sindicatos y empresas han marcado su profundo rechazo respecto al cabotaje, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes insiste en mantener el cabotaje “con candados” en el paquete de reformas a discutir y aprobar en el Poder Legislativo. El polémico debate está en la mesa de la Cámara de Diputados, quienes han aplazado su discusión, pero el periodo ordinario de sesiones concluye el próximo 30 de abril.
¿AICM o AIFA?, entre la congestión y las distancias kilométricas
A un año de que el Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA), en el Estado de México, entró en operaciones, apenas sobrepasó 1,4 millones de pasajeros movilizados, un contraste respecto a los 46 millones de viajeros que la terminal aérea capitalina reportó en 2022. Mientras el despegue del aeropuerto mexiquense se hace a cuentagotas con 14 rutas, el aeródromo Benito Juárez sigue buscando balones de oxígeno para seguir operando: trasladar los aviones de carga, poner orden con las aerolíneas en los horarios de despegue y aterrizaje, reducción de operaciones por hora de 61 a 52, y aun con todas estas medidas la infraestructura sigue siendo insuficiente ante el flujo de millones de pasajeros que atienden cada año.
Casas, director del INIJA, afirma que pese a todos estos esfuerzos, el Gobierno no comprende que el pasaje aéreo no se mueve por decreto sino por conveniencia. “Si, de por sí, veníamos con una industria aérea y aeroportuaria crítica, resulta absurdo que, al día de hoy, sigamos con un aeropuerto saturado. Al final, será un sexenio más en el que los pasajeros, tanto nacionales como internacionales, no vamos a tener el aeropuerto que permita la fluidez de operaciones aéreas”, zanja.
Para Gómez Suárez, esta Administración se ha caracterizado por buenas intenciones para generar competitividad, precios más bajos en los boletos, desaturación del aeropuerto capitalino, sin embargo, ha faltado planeación. “En este Gobierno se quisieron imponer algunos criterios a los cuales les hizo falta mayor análisis y profundidad. La saturación prevalece. El desorden del espacio aéreo prevalece y yo veo a las aerolíneas muy tibias, precisamente porque están en condiciones de endeudamiento excesivo con el Gobierno, y eso hace que no puedan o no tengan muchos espacios políticos”, concluye.
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