Tlaxcala prohíbe la venta de dulces ‘Lucas Muecas’ en escuelas por la sospecha de presencia de metanfetaminas y marihuana

La sombra de la presencia de drogas ha vuelto a cernirse sobre los colegios en México. Una denuncia ciudadana y el hallazgo de dulces con el sello adulterado fueron suficientes para encender las alarmas en todo el Estado de Tlaxcala. El indicio de estupefacientes al interior de las aulas estalló el pasado viernes con una llamada anónima al 911 en la que se afirmaba que se vendían dulces adulterados en una escuela. Tras esta primera señal de alerta, en otro centro educativo se detectaron golosinas de la marca Lucas Muecas con los sellos rotos. En este último caso, los directivos del colegio enviaron los productos sospechosos a analizar en un laboratorio privado. La prueba rápida resultó positiva para metanfetaminas, anfetaminas, opiáceos y marihuana.

Aunque el secretario de Salud de Tlaxcala, Rigoberto Zamudio, ha matizado en entrevista con EL PAÍS que se requiere una segunda validación de un laboratorio certificado, él mismo ordenó de inmediato que se prohibiera la venta de Lucas Muecas en las escuelas del Estado hasta que finalice el operativo de verificación implementado en las escuelas. De acuerdo con las autoridades estatales, aún no hay reportes de alumnos o adultos intoxicados.

¿Cómo es que un puñado de paletas de caramelo sabor sandía, chamoy o tamarino pueden resultar positiva para drogas? La interrogante aún planea entre las autoridades estatales. El secretario de Salud explica que las golosinas supuestamente adulteradas eran comercializadas por un alumno del mismo colegio. “Un niño que para ayudar a la economía llevó productos a vender a la escuela y ahí se detectó que estaban abiertos los envases, con unos sellos que no son los que sale la producción original. Afortunadamente, no tengo ningún reporte, ni del ámbito privado, de datos de intoxicación o que hayan presentado náuseas”, detalla Zamudio.

Las paletas acompañadas de chile en polvo se venden libremente en tiendas y supermercados de Tlaxcala, sin embargo, dentro de las escuelas, en las llamadas cooperativas donde los alumnos compran dulces durante el recreo, se ha bloqueado su comercialización hasta que finalice el análisis por parte de la Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado. A la fecha, se han recolectado 64 muestras en 25 escuelas de primaria, secundaria y nivel medio superior. Pese a la alerta inicial, ahora el secretario de Salud insiste en que la primera prueba positiva por estupefacientes se realizó en un laboratorio sin acreditación para hacer ese tipo de pruebas en alimentos. Por ende, añade, se deben esperar los resultados oficiales para corroborar si las golosinas estaban contaminadas con droga. De acuerdo con los pronósticos de la dependencia, el balance final estará en los próximos 10 días.

Mars Wrigley, el fabricante detrás de Lucas Muecas y de otros dulces como M&M, Snickers y Skittles, indicó en un breve escrito que se encuentra en contacto con las autoridades “para que la comunicación que se emita a los consumidores sea clara y tengan la tranquilidad de que los productos que mantienen su empaque original son seguros para el consumo”.

En octubre pasado, más de 200 alumnos de los Estados de Hidalgo, Chiapas y Veracruz resultaron intoxicados con una “sustancia desconocida” que llevó a los menores a presentar desde leves mareos hasta convulsiones. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana concluyó semanas más tarde que las drogas no fueron la causa de la ola de intoxicaciones en menores.

Pese a que el Gobierno federal zanjó el asunto declarando que la mayoría de los niños afectados ya han sido dados de alta y habían regresado a clases, las autoridades de Tlaxcala tienen muy presente las impactantes escenas de padres corriendo con sus hijos en los pasillos de los hospitales, así como las protestas de padres de familia tras esta ola de intoxicaciones. “¿Por qué hacemos esto? Porque tuvimos intoxicaciones en Chiapas, Hidalgo y Veracruz”, admite el secretario de Salud estatal. En cuestión de días se sabrá si las denuncias en Tlaxcala fueron una falsa alarma o si las drogas han tocado a la puerta de sus colegios en forma de inofensivas golosinas.

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