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¿Por qué el cuarto banco más grande de México aún no encuentra un comprador?

Durante los 10 meses que dura ya el proceso de venta de Banamex han quedado por el camino grandes nombres como Santander o Banorte. El precio ronda entre los 10.000 y 15.000 millones de dólares

sucursal de Citibanamex en Ciudad de México.
Una sucursal de Citibanamex en Ciudad de México.Jeoffrey Guillemard (Bloomberg)
Karina Suárez

Citi aún no encuentra un comprador para Banamex. A casi diez meses de que se hizo el anuncio de la puesta a la venta, la baraja de posibles compradores del cuarto banco por activos en México se ha reducido. En la carrera de una compra que se estima rebasará los 10.000 millones de dólares quedan los grandes millonarios de México: Carlos Slim y Germán Larrea, así como un grupo de empresarios comandados por el presidente y director general de Grupo Financiero Mifel, Daniel Becker, quien actualmente preside la Asociación de Bancos de México. En el camino, han quedado grandes jugadores como el español Santander o el mexicano Banorte. A medida que transcurren los meses, la transacción al mejor postor de la banca minorista, de empresas, seguros, Afore y el patrimonio cultural de Banamex se torna en una cuesta arriba para Citi mientras, desde Palacio Nacional, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, insiste en que la institución se quede en manos mexicanas.

La decisión de vender el banco está en línea con el impulso de la directora ejecutiva de Citi, Jane Fraser, de simplificar las operaciones y centrarse en la gestión de patrimonio y las ofertas de tarjetas de crédito de EE UU. Con más de 1.300 sucursales, México alberga la red de sucursales de Citigroup más grande del mundo y actualmente tiene el 11% de los activos de la banca múltiple en el país, solo detrás de BBVA México, Santander y Banorte de acuerdo con las cifras a agosto de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Tras más de un siglo de presencia, el cambio de dueños de Banamex, que posee unos 23 millones de clientes y una nómina de alrededor de 31.000 empleados, marcará el mayor acuerdo de fusiones y adquisiciones en años en el país latinoamericano.

¿Por qué es tan complicado? “Porque es muy grande”, responde sin atisbo de duda Benjamín Álvarez, gerente de Análisis Bursátil en CIBanco. El financiero explica que el hecho de que Citi haya optado en vender todo el negocio junto, sin dividirlo en líneas de negocio, fue una determinación para reducir tiempos, pero a la vez, supone un desafío a sortear para los potenciales compadres. “Lo que le interesa a Citi es finiquitar esta situación antes de que termine el sexenio de López Obrador porque es tan grande el banco y toca tantas fibras tan sensibles como el tema de capital y pago de impuestos”, detalla.

El analista asegura que, aunque se han manejado cifras de dinero altas, por encima delos 10.000 millones de dólares, es una cantidad asequible de pagar por los empresarios interesados en la puja. Desde un Slim o Larrea hasta la sociedad de medianos empresarios capitaneados por Daniel Becker. “Sí se puede comprar, al final van a requerir de poner capital en riesgo y apalancar algo de la compra, pero es normal en este tipo de transacciones”, menciona.

El presidente de Banco Mifel, Daniel Becker, ya ha invitado a varios fondos de inversión, entre ellos el más grande del mundo, BlackRock, a empresarios y a otros consejeros regionales de Mifel para estructurar su oferta. Inbursa, del magnate Carlos Slim, cuya fortuna se acerca a los 70.000 millones de dólares, según Bloomberg, está más centrada en la banca corporativa y privada y ha optado por otra estrategia de crecimiento más tranquila. En su caso, también puede presumir de contar con el visto bueno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que en reiteradas ocasiones ha hecho notar su sintonía con el hombre más rico de México.

Sin embargo, no es el único millonario interesado, el segundo hombre más rico del país con 23.200 millones de dólares, el empresario minero Germán Larrea, también ha puesto sus ojos sobre el banco. En la conferencia por sus resultados financieros al tercer trimestre, Marlene Finny, directora de finanzas de Grupo México, declinó a dar más detalles sobre el interés del consorcio por Banamex. “Por ahora no podemos dar más información. Mantenemos un enfoque prudente sobre el crecimiento y analizamos diferentes oportunidades que generen valor”, comentó escuetamente. De ganar esta puja, el dueño de Grupo México, entraría por la puerta grande en el sector financiero.

Jorge Sánchez Tello, director de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros, Fundef, asegura que el proceso va bien y seguramente falta menos para saber quién será el próximo dueño o dueños de Banamex. “La venta de Banamex sigue su camino y tiempo normal. Es compleja la transacción porque se trata de uno de los principales bancos que está en México, pero es un proceso normal porque involucra a mucha gente y muchos análisis por parte de los posibles compradores. Lamentablemente, hay poca información pública y habrá que tener paciencia para saber el resultado final en las siguientes semanas”, zanja.

En esta reingeniería en el sistema financiero mexicano también ha entrado la política. Desde que se hizo pública la puesta en venta de la institución, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer su preferencia por un nuevo dueño local frente a uno extranjero y deslizó una prohibición de futuros despidos derivados de la transacción. Luego de que Banorte abandonara el proceso, el mandatario aseguró desde Palacio Nacional y sin revelar nombres, que había cuando menos tres posibles interesados en el banco.

Durante la conferencia de los resultados financieros de banco Inbursa esta semana, el director de relación con inversionistas, Frank Aguado, dejó en suspenso cualquier noticia sobre dicha transacción: “No hay nada que podamos decir sobre este asunto”, dijo. Sin embargo, él mismo había alentado las expectativas del grupo un trimestre anterior al asegurar que Inbursa seguía en el proceso: “La idea es que Inbursa lidere el proceso e invitamos a empresarios mexicanos a sumarse”, mencionó en julio pasado.

Ese mismo mes, el banco español Santander confirmo que quedaba fuera del proceso y como Santander, Banco Azteca, también abandono el proceso en uno de las primeras etapas. “Estuve pensando en comprar Banamex y decidí que NO. Requiere demasiado tiempo e inversión, y después hay que arreglar su operación e invertir en tecnología. Prefiero invertir en mis clientes de Banco Azteca y competirle (y ganarle) a quien compre el problema ese”, redactó en su cuenta de Twitter, el polémico dueño de Banco Azteca, Ricardo Salinas Pliego.

Pese al interés inicial que suscitó la puesta a la venta del negocio minorista de Citi, el desenlace aún está en el aire. En paralelo a la recta final de la compra de Banamex, el conglomerado estadounidense ha explicado que tiene la intención de continuar operando un negocio bancario con licencia local en México a través de su grupo de clientes institucionales y su división de banca privada. La firma con sede en Nueva York está sopesando un acuerdo para comprar el banco mexicano de Deutsche Bank AG.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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