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El Gobierno reabre el Acuario de Veracruz en medio de la polémica por su cambio de administración

El Ejecutivo estatal cerró el establecimiento hace nueve días y despojó de su control al patronato que lo había dirigido durante 30 años

Beatriz Guillén
Trabajadores del Acuario de Veracruz acompañados de sus familiares realizaron una marcha en protesta
Trabajadores del acuario y sus familiares protestan por la clausura que realizó la Procuraduría del Medio Ambiente, el 15 de mayo.Yerania Rolón (Cuartoscuro)

El Gobierno de Cuitláhuac García ha abierto este jueves las puertas del Acuario de Veracruz que él mismo cerró hace nueve días. En un evento que parecía sobre todo un acto político, secretarios y cargos políticos de Morena han dado la bienvenida de nuevo a uno de los principales centros de conservación marina de México. La reapertura se da todavía en medio de la polémica por su clausura y cambio de administración. Esta semana, el Ejecutivo publicó un decreto que permitía extinguir el fideicomiso que se había encargado de la gestión del acuario durante 30 años para hacerlo pasar a manos estatales. El patronato que lo dirigía y organizaciones ambientales llevan desde entonces protestando por lo que definen como “un movimiento político” peligroso para las especies.

A primera hora de la mañana y acompañado de un grupo de niños de primaria, el procurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez, ha cortado la cinta que da entrada al acuario del Puerto de Veracruz. Como si fuera la inauguración de un nuevo edificio, el Gobierno de Veracruz ha presumido de la reapertura del principal atractivo turístico del Estado. Después del acto han entrado los primeros turistas como si nada hubiera ocurrido. Pero en estos nueve días, el debate político ha girado alrededor de sus peceras.

El acuario se fundó en 1992 con el apoyo del Gobierno de Veracruz, que siempre se ha mantenido como propietario. Se decidió crear un fideicomiso y una asociación civil que se encargaran de la administración del centro. Muy pronto se convirtió en un proyecto de éxito: con sus ingresos lograba pagar los altos gastos de mantenimiento y todavía le quedaba un margen de beneficio de unos 20 millones de pesos (un millón de dólares). Con los años fue creciendo en visitas y metros: antes de la pandemia llegó a alcanzar el millón de visitantes por año, y actualmente tiene más de 7.500 metros cuadrados, en los que alberga unas 5.000 especies y numerosos ejemplares de tiburones, pingüinos o delfines. Además, el acuario se convirtió en un centro de referencia para la cría y manejo de manatíes y medusas. También servía como centro de rescate y de control de la llamada marea roja.

Esta actividad de conservación ha sido puesta en tela de juicio por el actual gobernador. En la celebración de una fiesta de fin de año en 2019 y la muerte de un manatí —que es una especie en extinción y por tanto protegida—, García encontró los argumentos para clausurar el recinto el pasado 11 de mayo. Había que investigar lo ocurrido, señaló el mandatario. Sin embargo, sin inspección ni auditoría previa, el martes se publicó el decreto que despojaba al fideicomiso de la administración del recinto.

La decisión fue muy polémica dentro del patronato que lo regentaba —compuesto por 10 empresarios, entre los que están algunos de los magnates de la región, como la familia Pazos—, pero también dentro de las organizaciones ecologistas que veían peligrar el cuidado de las especies. “Hacemos un llamado al Gobierno estatal para que el Acuario Veracruz no sea utilizado como botín económico ni político de nadie. Solicitamos que el bienestar animal y la conservación de vida silvestre sigan siendo las prioridades”, escribía en un comunicado la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, que calificaba el acuario de “institución ejemplar”.

El cambio de gestores lleva aparejado algunas dudas técnicas: los permisos y autorizaciones para el funcionamiento del acuario están a nombre de la asociación civil ahora despojada, la Procuraduría de Medio Ambiente no tenía entre sus funciones el manejo de un establecimiento como el acuario, o la partida económica destinada para tramitar los nuevos permisos mientras el establecimiento se encontraba cerrado. El Ejecutivo no ha respondido a las reiteradas preguntas de este periódico sobre estas cuestiones.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Redactora de EL PAÍS en México. Trabaja en la mesa digital y suele cubrir temas sociales. Antes estaba en la sección de Materia, especializada en temas de Tecnología. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS. Vive en Ciudad de México.

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