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Elba Esther Gordillo sigue ahí: ‘La Maestra’ se casa en terceras nupcias

La antaño todopoderosa jefa sindical y muñidora política contrae matrimonio con su abogado

Carmen Morán Breña
Elba Esther Gordillo y Luis Antonio Lagunas.
Elba Esther Gordillo y Luis Antonio Lagunas.RRSS

Elba Esther Gordillo se casa. No es un nombre cualquiera en México, es La Maestra, una de las personas que ha acumulado más poder en el país norteamericano durante varias décadas en las que sus tentáculos entre el poder sindical, político y económico la permitieron poner y quitar líderes y acumular una fortuna impropia no solo de una dirigente sindical, sino de cualquiera que tenga que demostrar de dónde procede tanto peculio. Su liderazgo atravesó el mandato de varios presidentes de México hasta que se rompió el idilio y en el sexenio de Peña Nieto (2013-2018) acabó en la cárcel. Antes de eso se comportó como un personaje del papel cuché: mansiones en Estados Unidos, joyas, obras de arte y cirugía estética. Y solo era líder de un sindicato, pero no de cualquiera, en el poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza (SNTE) se agremian más de 1,5 millones de docentes y personal educativo, el más grande de América Latina y uno de los menos transparentes, según cientos de informaciones en estas últimas décadas.

Elba Esther Gordillo, a sus 77 años, contrae matrimonio en terceras nupcias, esta vez con su abogado, el que le ha llevado los pleitos con los que ha tenido que pelear, Luis Antonio Lagunas, de 41 años. La Maestra salió de la cárcel en agosto de 2018 absuelta de los cargos, entre ellos lavado de dinero. A su enlace este viernes, según reportes locales, ha asistido el Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia de la República.

Las noticias sobre su fortuna y sus supuestas corruptelas la persiguen aún hoy, cuando ya goza de libertad desde 2018. El año pasado se supo que trató de ocultar seis millones de dólares en la Banca Privada d’Andorra (BPA) en abril de 2012. La entidad financiera rechazó aquel dinero porque las noticias analizadas siempre se referían a su “inexplicable riqueza”. ¿Cómo logró una maestra acumular esa fortuna? ¿Por qué una líder sindical se desplazaba en vuelos privados? ¿De dónde salieron los cuadros de Diego Rivera, Francisco Toledo, Gabriel Orozco, Fernando Botero o Rafael Coronel? ¿Y la mansión en La Jolla? ¿Y los anillos que lucían sus dedos?

Las influencias de la maestra en el devenir político de México eran las propias de algunos jefes sindicales, que ponían a sus agremiados a favor del candidato presidencial o estatal cuando las elecciones lo requerían. Miles, millones de maestros eran acarreados para apoyar a tal o cual presidenciable. De ellos se recibían dinero en cuotas, y por ellos se recaudaba dinero del gobierno. No es la única responsable de una central sindical que se conduce así, pero ella supo manejar como nadie esta corrupta tradición mexicana, hasta hacerse con una influencia insoslayable para cualquiera. Pasó por la cárcel, sí, pero la justicia mexicana la absolvió. No así la opinión pública, que mantiene de ella una pésima imagen de la que Gordillo se duele. Ella solo reconoce “algunos errores”.

“Lo he sudado”, dijo en alguna ocasión. Los comienzos de su vida no debieron ser fáciles. Viuda de su primer marido con 19 años, a él le cedió un riñón para un trasplante, lo que le ocasionó afectaciones renales para siempre. La salud no la ha acompañado nunca, hasta el punto de que ha pasado su tiempo entre rejas en unas condiciones acordes a sus problemas médicos, incluso bajo arresto domiciliario. Pero el dinero y el amor sí han sido más generosos con ella. Cada tanto, la Fiscalía daba cuentas de sus gastos millonarios en artículos de lujo de las marcas más rimbombantes del planeta. “Me gusta comer bien, me gustan las obras de arte. Tengo debilidades, pero lo sudo”.

Tampoco escatimaba cuando se trataba de regalar. Los medios de comunicación revelaron en 2008 que 59 secretarios del sindicato habían recibido otras tantas camionetas de lujo, todo por un precio de 21,8 millones de pesos. El valor añadido se desconoce en detalle. Gordillo, también siguiendo la peculiar tradición sindical mexicana, fue diputada y senadora, y en las últimas elecciones intermedias, hace apenas medio año, en junio de 2021, su interés político seguía firme: bajo el nombre de su yerno, Fernando González Sánchez, fundó un nuevo partido, Redes Sociales Progresistas, que finalmente no obtuvo los votos suficientes para seguir en pie. Defendía un “capitalismo progresista” y un “pacto verde”. En una entrevista con este periódico en febrero de 2020, se decía desvinculada de cualquier proyecto político y se reservaba su derecho a opinar: “Yo no pienso estar en ningún partido. Yo pienso hablar, voy a opinar y actuar en la vida democrática de mi país”.

Hay quien dice que el poder corrompe y que exuda una erótica difícil de abandonar. Gordillo salió de la cárcel con ganas de seguir sin definir muy bien en qué. “Hay mucho que decir. Vuelvo porque hay una historia que no ha terminado. Mi intención es incidir en que en México se realice lo que hemos soñado los trabajadores durante mucho tiempo. No es necesario un cargo para alzar la voz y decir lo que se cree. Yo quiero ser una voz actuante, vigente y comprometida con la transformación del mundo sindical mexicano. ¿Querer volver a ser lo que fui? No necesariamente”.

¿Por qué regresa?, se le preguntó meses después de conquistar su libertad. “¿Regresar adónde? No sé si me fui. Es más, creo que nunca me he ido”, contestó. En efecto, Elba Esther Gordillo se casa y su nombre, como demuestran decenas de noticias, sigue ahí.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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