Ciudad de México se deleita en un catártico maratón

El mítico pebetero olímpico volvió a encenderse. La llama, que prendió en los Juegos Olímpicos de 1968, cobijó a lo lejos a más de 15.000 corredores que se apuntaron en el reinicio del gran maratón de América Latina. La pandemia, que trastocó todo, dejó desconsolados a los deportistas cuando se canceló la gran carrera de Ciudad de México. Este año, con un panorama menos catastrófico, las principales calles de la capital se colmaron de las zapatillas deportivas, pequeñas bolsas con agua y mascarillas abandonadas en el asfalto. Fue un maratón de simbolismos.

Para 2021, los organizadores tuvieron que reducir el tamaño de la convocatoria a 20.000 corredores para respetar los protocolos sanitarios. Al final acudieron más de 13.000, en una carrera que siempre es dura por la altura de la capital, 2.240 metros sobre el nivel del mar. La competencia era vista por los competidores como la primera gran prueba de redención y de superación tras los meses paralizados por la emergencia sanitaria. “Por los corredores que no vencieron al covid, va por ustedes” y “Abuelita, si yo puedo con el maratón, tú puedes con el covid. Te amamos”, eran algunos de los mensajes que escribieron los participantes en un muro de buenos deseos antes de la carrera.

Dos de las famosas canciones de la saga Rocky fueron la banda sonora para todos los corredores en el arranque. Eye of the tiger y Gonna fly now despertaron la locura de los friolentos corredores. Algunos de ellos agarraron calor al ponerse a un lado del triciclo de los tamales, otros llevaban unos plásticos transparentes y otros una chamarra, algo que con el paso de los kilómetros se convertiría en una losa. “¡Para eso se levantaron temprano!”, lanzaba uno de los corredores para motivar a los demás. “¡Venga, raza, buenos días, sí se puede!”, les gritó un hombre desde el balcón de una sex shop. Los vecinos, que madrugaron, salieron con todo y perro a intentar impulsar a esos atletas que también lucieron trajes de la Mujer Maravilla y de Spiderman.

Los escenarios de lo peor que podía pasar en el maratón eran una enfermedad estomacal, una lesión caprichosa en los tobillos o llegar tarde. Decenas de los competidores tuvieron que correr antes de tiempo para intentar llegar a su bloque de salida. La ruta de la carrera cambió en 2019 y ahora los corredores pasaron a un costado de los principales lugares turísticos como Polanco, el Museo Nacional de Antropología, el Ángel de la Independencia, avenida Paseo de la Reforma y las calles del centro histórico.

En la punta del pelotón, con los que llegaron temprano y bajo la etiqueta de élite, agarraron ritmo. Los mexicanos Darío Castro y Eloy Sánchez dominaron la prueba hasta el final. Ambos decidieron cruzar la meta al mismo tiempo para dejar una huella indeleble en la historia del maratón mexicano. Se tomaron de la mano para cruzar la meta. El punto de llegada daba exactamente al balcón presidencial, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador no apareció. La tecnología, sin embargo, dirimió que Castro cruzó antes con un tiempo de 2:14:51 frente al 2:14:52 de Sánchez. Darío Castro se ganó a los suyos tras superar un desgarre cerca del kilómetro 35. Dolor y triunfo. Desde 2009 no ganaba un mexicano en casa, el último fue Edilberto Méndez. Tanto Castro como Sánchez son deportistas del Ejército y compañeros desde hace 15 años.

“Es emocionante volver a las competencias. Año y medio sin nada... Se perdió familia. Me deja contento, le dedico este triunfo a la gente que ya no está conmigo. El problema [provocado por la pandemia] fue dejar de entrenar. Fue una carrera difícil. Vi que en el kilómetro 35, 36 se quedó, aflojé el paso, me alcanzó, veníamos a la par, veníamos platicando, le decía que esta carrera era para los mexicanos. Me dijo: ‘¿Qué onda, cómo vas? Vamos a echarle”, contó Eloy Sánchez al terminar la carrera. Los ganadores mexicanos terminaron la prueba como los héroes que calzan zapatillas de rosa y verde chillante.

El colombiano Francisco Sanclemente fue el ganador de la prueba en silla de ruedas. Era su cuarto maratón en México. ”No pude hacer campamentos de altura porque son costo, me preparé con una máscara de hipoxia [que reduce el oxígeno]. Estoy con los pulmones congestionados por la altura mexicana”, comentó en entrevista con EL PAÍS.

El tercer lugar fue del keniata Rodgers Ondati Gesabwa. En la categoría femenina los kenianos se quedaron con el podio con Lucy Cheruiyot (2:27:22), Amare Shewarge Alene y Leah Jebiwot Kigen. Los que corrieron el maratón por pundonor, con ampollas en los pies y con las piernas casi tiesas cruzaron la meta con un premio que no cabía en el podio: el de la resistencia.

Veintisiete meses después del último maratón, Ciudad de México volvió a correr.

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