Se buscan compradores para un balneario de 100 millones de dólares en el Pacífico mexicano
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador anuncia que hará una rifa para reactivar Playa Espíritu, un desarrollo turístico fallido en Sinaloa, lastrado por las deudas y la sombra de la corrupción
El Gobierno lo promocionaba como “la joya de Sinaloa” y “el lugar ideal para invertir”. Playa Espíritu se vendía como la apuesta de turismo sostenible que proyectaría a un Estado más conocido en el mundo por el poder del narcotráfico que por sus deslumbrantes playas en el Pacífico mexicano. Pero el megaproyecto no cuajó y se convirtió en un elefante blanco que costó más de 100 millones de dólares. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha adelantado esta semana que hará una rifa a finales de este año para atraer compradores y tratar de recuperar la inversión.
“Lo que estamos pensando es fraccionarlo, hacer lotes en el terreno y rifarlo”, dijo López Obrador, en su conferencia matutina del miércoles. El mandatario dijo que la inversión fue tan costosa que lo más seguro es que una rifa no sea suficiente y que se planean hacer varios sorteos. Está previsto que el dinero recaudado se destine a financiar la presa Santa María, también en Sinaloa. De cualquier forma, el costo de ese proyecto oscila entre los 8.000 y los 10.000 millones de pesos, al menos unas cuatro veces más de lo que se invirtió en Playa Espíritu.
“Fue un fraude, una transa”, dijo López Obrador. Su discurso de ventas difiere radicalmente del de sus predecesores. El presidente admitió que el desarrollo turístico no está “en el lugar más apropiado”, que llevan “tiempo con el terreno” y que “nadie lo quiere adquirir”. “Tiene una playa”, fue una de las pocas frases halagadoras que espetó el mandatario. Los prejuicios que se tienen de Sinaloa harían pensar a muchos que el “fraude” al que se refería tenía que ver con el narcotráfico, pero el Ejecutivo dijo que fue obra de la “delincuencia de cuello blanco”, que solo ha acarreado deudas.
Playa Espíritu era originalmente un antiguo rancho de Antonio Toledo Corro, un exgobernador priista de Sinaloa fallecido hace tres años. La propiedad tiene casi 2.400 hectáreas de superficie y fue adquirida en 2008 por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), el organismo del Gobierno mexicano que estuvo detrás de la creación desde cero de destinos que ahora son conocidos en todo el mundo como Cancún y Los Cabos. La fórmula que ha repetido Fonatur desde su fundación en 1974 es desarrollar antiguas zonas apartadas en el territorio mexicano para atraer turismo nacional e internacional.
El experimento no funcionó en Sinaloa. López Obrador acusa que Playa Espíritu se compró por encima de su costo real durante el Gobierno de Felipe Calderón, uno de sus principales rivales políticos. “Vamos a seguir rifando bienes que son fruto podrido de la corrupción”, dijo el presidente, en un sorteo que previsiblemente será organizado por el Instituto para Devolverle al Pueblo Lo Robado (Indep), rebautizado así durante su Administración.
Playa Espíritu está en el municipio de Escuinapa, en la frontera de Sinaloa con el Estado de Nayarit. Tiene un frente de playa de 12 kilómetros frente al mar de Cortés, famoso por su belleza natural. El proyecto fue supervisado por la Universidad Nacional Autónoma de México y otras instituciones académicas para preservar la flora y la fauna, porque está a una veintena de kilómetros del humedal Marismas Nacionales Sinaloa, un área protegida. De ahí, el énfasis de que el proyecto tenía que ser sostenible.
El proyecto fue presentado en abril de 2018, ocho meses antes de que López Obrador llegara al poder, apuntalado en un hotel categoría “business class” de 53 habitaciones y 4.000 metros cuadrados de superficie, que fuera el primero en atender la demanda de turistas. “La nueva ciudad estará formada por sectores habitacionales vinculados a campos de golf, una marina, malecón y ramblas recreativas y comerciales, integrados a complejos hoteleros, hoteles boutique y exclusivos spas”, se lee en una página gubernamental.
La idea era que los turistas aterrizaran en Mazatlán, el principal destino turístico de Sinaloa. El desarrollo está a 85 kilómetros al sur del aeropuerto. En las imágenes promocionales destacan playas poco explotadas y “la isla”, una moderna marina circular para yates y deportes acuáticos. Los mapas satelitales no muestran una construcción semejante. Un portavoz de la actual Administración de Fonatur confirma que se trata de un render, una imagen diseñada por computadora.
Playa Espíritu buscará en las rifas la llegada de las inversiones, los turistas y los empleos que se habían prometido. Los sorteos del Indep han incluido antiguos palacetes de narcotraficantes, aviones y coches incautados, además de un palco en el Estadio Azteca.
Sin embargo, la rifa más recordada del Gobierno de López Obrador ha sido la del avión presidencial, que acabó siendo simbólica. Se vendieron los cachitos con la imagen de la aeronave, pero al final se repartió lo recaudado, unos 2.000 millones de pesos, entre 100 ganadores. El avión continúa estacionado en un hangar a la espera de venderse o alquilarse para bodas, fiestas y vuelos ejecutivos, según dijo el presidente en junio pasado.
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