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López Obrador profundiza la crisis de la oposición con el fichaje de dos exgobernadores

El nombramiento del mandatario priista Quirino Ordaz como embajador en España y la futura entrada al Ejecutivo del panista Antonio Echevarría García supone un nuevo golpe a la alianza opositora

David Marcial Pérez
AMLO y el exgobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel
Andrés Manuel López Obrador saluda al exgobernador de Sinaloa Quirino Ordaz Coppel en julio.Juan Carlos Cruz (EFE)

Este fin de semana, Andrés Manuel López Obrador aprovechó su paso por Sinaloa y Nayarit para asestar un nuevo golpe a la oposición. Esta vez el rédito de sus interminables giras por todo el país escaló más allá de los gestos de campaña con el anuncio de dos inesperados fichajes para su Ejecutivo. Los dos gobernadores salientes de los Estados que visitaba: Quirino Ordaz y Antonio Echevarría García. Un veterano priista y un panista con linaje que acaban sus mandatos tras caer derrotados por Morena en las elecciones de junio. El presidente vuelve así a tomar la iniciativa y profundiza en la división y la fragilidad de una oposición que, pese a la mejora en escaños tras las elecciones de junio, no consigue enderezar el rumbo ni perfilar liderazgos fuertes ante la omnipresencia de Morena.

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Las esperanzas de la oposición para la segunda parte del sexenio se concentran en gran medida en la consolidación de la alianza electoral forjada entre el PRI, PAN y PRD. El balance tras las elecciones de junio fue un considerable aumento de escaños para sus socios. Pero la prueba de fuego pasa por convertirse no solamente en una plataforma electoral, sino en un frente con un programa común para disputar la acción legislativa de Morena, que tan solo cuenta ahora con la mayoría simple de manos de sus socios.

Pese a disponer ya de una difusa agenda parlamentaria compartida, el pacto tiene fugas de agua como el alineamiento del PRI con Morena durante las votaciones del paquete de leyes que crean la Guardia Nacional entre otros coqueteos con ambos partidos. Mientras que la renovación de liderazgos continúa estancada y las posibilidades de volver a la pelea por parte de uno de los mayores competidores de López Obrador, el excandidato panista Ricardo Anaya, también se han esfumado tras la acusación de corrupción por parte de la Fiscalía y su salida del país.

Para el profesor del CIDE y analista político, Ignacio Marván, el anuncio de los dos nuevos fichajes por parte del presidente evidencia la fragilidad de la alianza opositora: “Estos movimientos indican que el pacto existe entre las cúpulas. Pero no tiene disciplina ni cohesión. La alianza no ha permeado al resto de sectores de los partidos”. A pesar del peso que representan los gobernadores en México, Marván matiza que en todo caso ninguno de los dos son cuadros duros dentro de sus partidos. “No participaron en el frente de gobernadores opositores que tuvo cierta relevancia hace un par de años. Más bien se han caracterizado por una relación de cooperación con el Gobierno federal”.

Cruce de acusaciones

Las cúpulas del PRI y el PAN apuntan a esa lógica pactista de cada uno de los dos exgobernadores de manera individual como motivo detrás de ambos movimientos. Desde el PRI reconocen que ni siquiera fueron informados por parte de Ordaz y su presidente, Alejandro Moreno, reaccionó este lunes censurando al exgobernador de Sinaloa. “Absolutamente nadie puede utilizar las siglas del PRI para negociar posiciones, no vamos a permitir las intenciones del gobierno de Morena para dividir ni a la coalición ni al PRI”, dijo a través de su cuenta de Twitter.

Ordaz es un veterano priista con una carrera de cuatro décadas en puestos medios tanto a nivel federal como estatal. Cercano al grupo de Enrique Peña Nieto, también pasó por las filas del Partido Verde. Tanto desde dentro del PRI como por parte de otras voces de la oposición, Ordaz ha sido acusado de favorecer, cuando menos por omisión, a Morena durante las elecciones de junio. “Ya hemos denunciado que fue una narcoelección. No entendemos cómo nuestro secretario de organización pudo estar secuestrado por el crimen organizado durante cinco días. Ordaz no cuidó a su propio partido. Lo que estaba haciendo era negociar con Morena”, sostiene Paloma Sánchez, diputada federal del partido por Sinaloa.

En la misma línea interpretan dentro del PAN el movimiento del exgobernador de Nayarit. “Echevarría siempre ha mostrado su preferencia por respaldar al Gobierno de Morena como una manera de recuperar al Estado de la crisis financiera y de seguridad que dejó el anterior gobernador”, apunta un miembro del comité ejecutivo nacional del partido. Echevarría es un empresario sin experiencia partidista previa a su candidatura en 2017. Pero con un linaje de peso. Su padre, Antonio Echevarría Domínguez, otro poderoso empresario local, fue el primer candidato del PAN que desbancó al PRI del poder en Nayarit.

Echeverría hijo tomó a su vez el relevo del oscuro periodo del priista Roberto Sandoval, detenido en junio por corrupción. En alianza con su fiscal, Edgar Veytia, condenado en EE UU a 20 años por narcotráfico, arrasó las arcas públicas y dejó una estela de desapariciones forzadas, personas torturadas y familias despojadas de sus viviendas.

Desde la llegada al poder de Morena, Echevarría se ha caracterizado por una buena sintonía con el presidente, apoyando públicamente desde los proyectos de infraestructura del Gobierno así como las intervenciones federales tras el huracán de 2018. “Ha sido tan bueno el trabajo de Toño que lo voy a invitar a que nos siga apoyando en el Gobierno federal”, anunció el domingo López Obrador a falta de conocer el cargo que le tiene reservado.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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