Los zapatistas denuncian “obstáculos” para obtener sus pasaportes y acusan de “racismo” a la Cancillería

Siete zapatistas que zarparon en mayo desde Isla Mujeres hacia Europa ya tocaron tierra en las islas Azores, en Portugal: los recibieron las autoridades portuarias, les hicieron las pruebas de detección de covid-19 y les sellaron el pasaporte, todo en regla. Los tripulantes volvieron al velero en el que viajan desde hace casi dos meses para seguir rumbo a Galicia, en España. En las montañas de Chiapas, en el sureste de México, otra comitiva zapatistas que tenía previsto viajar en avión a Europa para encontrarse con el escuadrón que viajó por mar, en cambio, está varada entre trámites administrativos. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha denunciado “obstáculos indignantes” para obtener sus pasaportes y acusan a la Secretaría de Relaciones Exteriores de “racismo”. “Todos los papeles se presentan, pero el problema es que, a ojos de la burocracia, el color de la piel, el modo de hablar, la forma de vestir y el lugar de procedencia es lo que cuenta”, critican en un comunicado.

“Es como un infierno, uno que se alimenta en silencio y llega a verse como normal”, se lee en el escrito difundido por el movimiento. El subcomandante Galeano —antes subcomandante Marcos—, quien firma el comunicado, asegura que los zapatistas que intentan obtener su pasaporte “cumplen todos los requisitos que se exigen”. Para obtener este documento, cualquier mexicano mayor de edad debe presentar su acta de nacimiento, la credencial para votar vigente y pagar entre 600 y casi 3.000 pesos, según el tipo de trámite. Los miembros de la comitiva “hacen el pago estipulado y viajan desde sus comunidades hasta las oficinas”, se lee en el escrito, pero aun así “se les niega el documento” para salir del país.

De acuerdo con el movimiento, las autoridades no les otorga el pasaporte porque el Gobierno de Andrés López Obrador vive en una “histeria mal disimulada” en su intento de detener el flujo de migrantes de Centroamérica hacia Estados Unidos. “Tanto bla, bla, bla de derechos y reconocimiento de nuestras raíces, pero la población originaria, o indígena, sigue siendo tratada como extranjera en su propia tierra”, dice el comunicado. “Somos mexicanos, aquí nos tocó nacer, vivir, luchar y morir. Si hubiéramos caído en la Unión Americana, o en Belice o Guatemala, Honduras o El Salvador, Costa Rica o Nicaragua, pues igual estaríamos orgullosos de esas geografías y estaríamos denunciando a sus respectivos gobiernos por burócratas, racistas e ignorantes”.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha asegurado este martes en la conferencia matutina de prensa que “hoy mismo” se aclarará la situación ya que todos “los mexicanos pueden salir libremente del país”. “Ya le di instrucciones al secretario de Relaciones Exteriores [Marcelo Ebrard] para que se revise por qué no se les entregaron los pasaportes y que de inmediato se atienda”, ha dicho el mandatario. “Si se cometió un error, se va a resolver para que tengan la posibilidad de viajar sin ningún problema y se les ayude. Porque nosotros no somos autoritarios, no somos antidemocráticos. Somos respetuosos de las libertades para todos”, ha afirmado López Obardor.

Los milicianos del EZLN esperan viajar a Europa para encontrarse con la comitiva de siete zapatistas que el viernes por la madrugada llegó a las costas de Portugal y se dirige a Vigo, en Galicia, donde posiblemente atracarán el fin de semana. Allí iniciarán una gira internacional por una veintea de países y se reunirán con alrededor de 700 organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos, y personalidades del mundo de la cultura y la academia. El cronograma no está definido, pero el movimiento prevé llegar a Madrid el 13 de agosto, fecha que coincide con la caída de Tenochtitlan hace 500 años. Allí se dirigirán “al pueblo español”. “No para amenazar, insultar ni reprochar, ni exigir, no para que nos pida perdón…”, avisaron cuando anunciaron la gira en octubre de 2020. El comunicado era contrario a la petición del presidente mexicano de que el Rey de España y la Iglesia pidan perdón por los abusos cometidos durante la conquista. “Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales”.

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