La asesoría de Bolivia a México sobre la extracción del litio alimenta la idea de la nacionalización
López Obrador dice que analiza con ayuda del Ejecutivo de Luis Arce cuál es el plan “más conveniente para la nación”
México coquetea con el modelo boliviano de extracción de litio. La Administración de Andrés Manuel López Obrador tiene en sus manos el yacimiento de este metal más grande del mundo y no sabe qué hacer con él. Por eso ha pedido asesoría al Gobierno sudamericano que maneja desde hace años una de las mayores reservas del llamado oro blanco. “Con la visita del presidente Luis Arce se acordó que, por la experiencia que ellos tienen en la explotación de este mineral, nos ayudarán a analizar qué es lo más conveniente para la nación”, dijo el mandatario mexicano en la conferencia de prensa matutina de este miércoles. Palabras que han alimentado la idea de que el Ejecutivo analiza nacionalizar la extracción, tal y como planteaba la estrategia boliviana.
En un país acostumbrado a depender económicamente en gran medida de la petrolera nacional, la aparición de cientos de toneladas del metal del futuro ha dado qué hablar. El debate se ha centrado en quiénes van a hacerse cargo de explotarlo y si se va a respetar el discurso nacionalista y de soberanía energética que suele predicar López Obrador. En esa línea, el senador Alejandro Armenta fue uno de los que incitó el debate al presentar un proyecto de ley que garantiza que los beneficios de la producción del litio queden en el país. Este miércoles, al ser cuestionado sobre esa iniciativa, López Obrador aseguró que estaban analizándolo con la asesoría del Gobierno boliviano.
“Ellos tienen experiencia en explotación de litio”, ha dicho el presidente. “Ya se avanzó en un primer estudio y pronto vamos a exponer cuál va a ser la política que va a aplicar el Gobierno de México. A partir de esa experiencia, qué es lo que más nos conviene. Vamos a tener pronto un diagnóstico y una propuesta”, ha agregado. Bolivia era hasta hace tres años, cuando apareció el yacimiento en la Sierra Madre Occidental de Sonora, quien tenía la mayor reserva, con 21 millones de toneladas. La mina mexicana tiene alrededor de 243 millones de toneladas, según las empresas que han concesionado la extracción y la elaboración del carbonato de litio (derivado), la inglesa Bacanora Lithium y la china Gangfeng.
López Obrador ha asegurado que la asesoría se pidió porque el litio es para México territorio desconocido. “Se trata de una explotación nueva, no es el petróleo, no es el gas, no es explotar el oro, la plata, metales preciosos, es algo nuevo de mucho valor, de mucha utilidad por el desarrollo tecnológico en el mundo”. Al litio y sus derivados lo utilizan un pequeño grupo de empresas para producir internacionalmente las baterías recargables de los aparatos electrónicos y los coches. Además se usan en la industria farmacéutica y nuclear.
El primer paso en la asesoría de Bolivia ha sido una reunión durante la visita de Arce a México, el 23 de marzo. Allí, se le ordenó a la secretaría de Economía, Tatiana Clouthier, que abra un canal de diálogo con el Gobierno boliviano. El siguiente paso fue una videoconferencia entre José Crespo, embajador boliviano en México, y ocho miembros del Ejecutivo mexicano, encabezados por Clouthier. Durante esa conversación, Crespo les presentó a los funcionarios mexicanos la estrategia nacionalista boliviana. Tras ese primer encuentro, el embajador puso en contacto a la delegación con las autoridades bolivianas a cargo del litio: el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, el viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Álvaro Arnez, y el presidente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos Corporación (YLB), Marcelo Gonzales.
México mira, sin embargo, al modelo planteado en los primeros años de la Administración de Evo Morales, cuando se pretendía que Bolivia industrializara el litio por sus propios medios. En aquel entonces, Arce ocupaba el cargo de ministro de Economía y fue uno de los grandes estrategas de la política de nacionalización de los hidrocarburos. El país andino, sin embargo, enfrentaba el desafío de extraer el metal con tecnología desactualizada y eso impidió que se posicionara como uno de los mayores productores globales. Ante esas dificultades, en 2018 el Gobierno anunció que se asociaba con la alemana ACI Systems para agilizar la explotación dejando atrás el proyecto de nacionalización planteado en los inicios.
Tras la salida de Evo Morales del Gobierno en noviembre de 2019, la política de industrialización del litio sufrió otro traspié. La llegada de Jeanine Áñez al poder implicó la paralización de la producción. A más de seis meses del Gobierno de Luis Arce la reactivación aún no se ha concretado. En abril de este año, el país andino lanzó una convocatoria internacional a empresas para agilizar la extracción del metal en la que ya se han presentado más de una docena de compañías privadas. Una palada más de tierra sobre el modelo nacionalista.
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